Una cosa está clara y es que su atrevida estética tiene algo que decir en el segmento inferior. Pero, ¿será suficiente? Nosotros lo hemos comparado con otro utilitario cuyo punto fuerte reside justo en lo contrario. Estamos de acuerdo en que el Fiat Panda es de todo menos bonito, y eso que a lo largo de su historia de más de 30 años ha modificado su aspecto en más de una ocasión y ahora con sus líneas redondeadas resulta más atractivo que nunca. Que su ADN carece de los genes del estilismo no parece ser ningún inconveniente, ya que aproximadamente seis millones de personas se han decidido a lo largo de los últimos 30 años por un Panda. De esta forma, el Panda es para Fiat lo que el Adam pretende ser para Opel: un importante pilar de ventas.
Para lograrlo el Adam cuenta con más de un aliado, entre los que se encuentra su procedencia. Este derivado del Corsa fabricado en la factoría de Eisenach es el único mini utilitario producido en Alemania; además, se ha desarrollado en Rüsselsheim, por lo que puede llevar con orgullo el sello «made in Germany» que seguramente le ayudará a ganar adeptos. Aunque en realidad Opel no saca mucho provecho de ello, máxime cuando le ha puesto el nombre de «Adam», una denominación no tiene nada que ver con el idioma que hablan allí.
Dos conceptos diferentes
Nuestra comparativa muestra todo lo que se puede hacer con un automóvil de 3,70 metros de longitud. Opel ha creado un estiloso y llamativo mini utilitario de tan solo dos puertas, pero con numerosos bordes, pliegues y curvas que logran llamar la atención del observador. El Adam se ha convertido en un renacuajo a la moda y seguro de sí mismo que no necesita esconderse detrás de presencias consagradas del segmento como el Mini o el Citroën DS3.
El Fiat Panda –tan solo 5 cm más corto– es un automóvil de culto que a primera vista ya demuestra su preferencia por los valores interiores frente al exterior. El modelo italiano se presenta con dos puertas más, siete centímetros más de altura y apostando por líneas rectas y formas cúbicas. Y precisamente ahí es donde se guarda su principal as: el Panda es un pequeño milagro del espacio.
Un Panda práctico
Su maletero tiene una capacidad de 225 litros y gracias a su gran portón trasero de generosa apertura y a su plano de carga bajo además resulta fácil de cargar y descargar. Si nos decantamos por el cuatro plazas en lugar del cinco plazas entonces podremos encargar un banco trasero desplazable que, situado en su posición más adelantada, incrementa la capacidad de almacenamiento en 35 litros. Con el respaldo abatido (de serie en una pieza y no dividido) el volumen alcanza incluso los 870 litros y si a esto le sumamos el respaldo abatido del asiento del copiloto, entonces podremos transportar sin problemas las estanterías de Ikea.
En cambio los que vayan a comprar muebles con el Adam no tendrán más remedio que pagar el transporte a domicilio, ya que aparte de un par de bolsillos ínfimos su maletero no tiene apenas capacidad. Según la hoja de especificaciones su volumen de carga es de 170 litros, aunque para poder aprovecharlos tendremos que superar primero una apertura bastante estrecha y un plano de carga elevado. Incluso la bandeja estorba, ya que no se levanta al abrir la tapa del maletero y si tenemos que levantarla manualmente para cargar algo lo más probable es que olvidemos realizar la maniobra inversa y no nos demos cuenta del desliz hasta estar sentados al volante y al mirar por el retrovisor. Al menos si abatimos el respaldo del banco trasero de dos plazas dividido a la mitad obtendremos 663 litros de capacidad. Además, ambos cuentan con un doble suelo.
Ambiente ligero sin cielo estrellado
Esta diferencia en materia de espacio no solo afecta al equipaje, sino también a los pasajeros. En la parte trasera del Opel solo pueden tomar asiento dos pasajeros y para que estos puedan acceder a sus plazas tendrán que poner a prueba todos sus conocimientos de yoga y, por supuesto, ser cuanto más pequeños mejor. Esto no ocurre en el Fiat. Aquí tienen cabida hasta tres ocupantes y gracias a las puertas traseras el acceso resulta cómodo incluso para los pasajeros de mayor envergadura.
En el Panda son también los ocupantes de los asientos delanteros los que determinan lo bien –o mal– que se sentirán los de las plazas traseras, pero al menos el espacio hasta el techo es superior y, en general, el ambiente es más ligero. Aunque no tan romántico como en el Adam, que a petición del cliente se puede equipar con un cielo estrellado al más puro estilo Rolls-Royce. La primera fila de ambos utilitarios es cómoda, aunque el Opel de dimensiones más estrechas cuenta sin duda con los mejores asientos, donde incluso los pasajeros de gran tamaño se sentirán más a gusto que en los asientos algo cortos del Panda. Además, en el Panda el volante solo se puede regular en altura, pero no en profundidad.
Elegante y deportivo o práctico y sólido
En lo que respecta a la configuración interior el Panda y el Adam no podrían ser más diferentes. El Fiat se presenta ordenado, manejable y sencillo, con prácticos huecos portaobjetos y materiales plásticos robustos. Las formas cuadradas tantas veces mencionadas se encuentran también en el salpicadero y en las tapicerías de los asientos. El Opel se presenta con franjas amarillas de estilo deportivo y, en general, el salpicadero de alta calidad brilla –a petición del propietario– con colores brillantes y una llave a juego.
En lugar de los instrumentos sencillos del Fiat el Opel apuesta por relojes de diseño deportivo y, en lugar de un navegador tipo TomTom (500 euros), el Adam cuenta con el sistema IntelliLink con pantalla táctil y conexión al smartphone por 300 euros. Tal solo un par de botones situados a la izquierda de la pantalla no podían estar peor ubicados, ya que nunca están a la vista porque o bien los tapa el volante o el propio conductor con la rodilla.
Dos cilindros turbo, cuatro cilindros de aspiración
Ambos garantizan la propulsión con motores de aproximadamente 85 CV, pero de nuevo de forma completamente distinta. En el Opel un cuatro cilindros gasolina de aspiración (87 CV) y en el Panda un dos cilindros (85 CV). Éste último trabaja con un turbocompresor que ayuda a obtener un par motor de 145 Nm a 1.900 revoluciones a partir de una cilindrada de 0,9 litros. Aunque en la cámara de combustión del Adam cabe medio litro más, éste tan solo alcanza 130 Nm y no lo hace hasta las 4.000 vueltas. Además, con un peso de 1.135 kg el pequeño Adam tiene que tirar de 85 kg más que el Panda.
Todo esto se refleja de forma negativa en el tiempo de aceleración –1,3 segundos más lento que el Fiat, que a los 11,2 segundos ya ha alcanzado los 100 km/h. Y tampoco ayuda nada el hecho de que Opel sacie la sed de revoluciones del Adam con cinco marchas de corto recorrido; más bien lo que consigue es aumentar el nivel de ruido de tan forma que a más tardar al rodar a 130 km/h uno desea desesperadamente una sexta marcha. El Fiat tampoco cuenta con esta última marcha, pero sus relaciones son las largas. Aunque esto no le hace ser más silencioso, ya que su dos cilindros de funcionamiento áspero petardea sin miramientos debajo del capó, y más cuando ambos contrincantes se enzarzan en una carrera sin ganador a 177 km/h.
Suavidad de marcha o avidez por las curvas
Lo que en Fiat hace tiempo que es estándar también lo incluye ahora el Opel: un botón denominado City que permite girar el volante con una facilidad increíble. Esto pretende facilitar los giros en ciudad, aunque a excepción de una peor respuesta del volante no parece que esta opción aporte muchas ventajas. Sin embargo, el chasis del Fiat sí ofrece ventajas. Con su reglaje suave filtra sin problemas cualquier irregularidad en circulación por ciudad, mientras que el Opel salta sin compasión por encima de tapas de sumideros y vías del tranvía.
Gracias a su configuración orientada al confort el Fiat también muestra una cara amable rodando de forma sumamente suave. En cambio, si el trazado se vuelve revirado entonces el Opel más rígido le gana la delantera y su conductor sonreirá con picardía al ver por el espejo retrovisor cómo el Panda se balancea cada vez que tiene que cambiar de dirección. Y cuando se trata de frenar el propietario del Adam también se alegra de contar con unos frenos algo menos dosificables pero a cambio mucho más enérgicos; ambos cuentan, dicho sea de paso, con frenos de tambor en la parte posterior.
Stopp&Start con sobreprecio en Opel
Ambos están equipados con algo menos de 40 litros de combustible, aunque con este depósito el Panda recorre una distancia mayor que el Adam. Si nos basamos en el consumo homologado de 4,3 litros del modelo italiano, éste debería recorrer 770 kilómetros, mientras que los 5,1 litros de consumo del Opel no le permiten recorrer más de 745 kilómetros.
En trayectos por autopista a buena velocidad tanto uno como otro han de parar a repostar tras aproximadamente 400 km; de medida en la prueba ambos registraron un consumo de 6,5 litros. Si bien el Panda viene siempre equipado con un sistema automático de parada y arranque, Opel cobra 355 euros por esta tecnología que permite ahorrar 0,4 litros.
1.000 euros más barato
Así, el Adam 1.4 cuesta como mínimo 14.605 euros, aunque el precio incluye elevalunas eléctricos, radio CD con salida auxiliar y USB y sistema de manos libres Bluetooth, asiento del conductor regulable en altura, espejos exteriores eléctricos y calefactados, ordenador de a bordo, programador de velocidad, aire acondicionado, volante regulable en altura y profundidad y llantas de 16 pulgadas.
El Panda 0.9 está disponible a partir de 12.990 euros y, como ocurre con el Opel, también en la segunda línea de equipamiento. En comparación con el Adam lo que le falta es una pulgada en el tamaño de las llantas, el banco trasero dividido (al menos 270 euros), la instalación manos libres (300 euros), el asiento del conductor regulable en altura (100 euros). Sin embargo, Fiat ni siquiera oferta el volante regulable en altura o el programador de velocidad. Con todo, en total el Fiat es unos 1.000 euros más barato.
Opciones de personalización
El que tenga ganas, tiempo y dinero para personalizar su Adam podrá rebuscar en las siete páginas de extras que contienen paquetes de equipamiento, elementos de decoración, paquetes de diseño y distintos tipos de ruedas. A esto hay que sumar tres hojas más de equipamiento diverso, mientras que Fiat se limita a una doble página en la que tienen cabida todo los extras y paquetes.
En ninguno de los dos casos deben faltar los sensores de aparcamiento (aprox. 300 euros), ya que sobre todo en el Opel la visibilidad es bastante mala –y no solo con la bandeja levantada. A cambio el Adam se puede equipar incluso con un sistema automático de ayuda al aparcamiento (580 euros), así como con un sistema de control de ángulos muertos. Cosas como estas, y otras virguerías como el cielo estrellado o el volante calefactado, son extras con las que el modelo italiano solo puede soñar.
Conclusión
Dos utilitarios, ambos de 3,70 metros, ambos con unos 85 CV de potencia y, aun así, dos automóviles completamente diferentes. Con el Adam Opel ha creado un automóvil chic y fashion que ofrece multitud de opciones de personalización y equipamiento opcional que suelen estar reservados a clases superiores y que en el Fiat son imposibles de encontrar. En cambio los diseñadores italianos han puesto la practicidad en el epicentro del diseño y han creado un milagro del espacio que no solo ofrece mucho espacio para el equipaje, sino también para los pasajeros.
Los motores también recorren caminos diferentes. En comparación directa el dos cilindros turbo gana la partida, puesto que tanto la progresión como la aceleración son mejores. Sin embargo, su petardeo incesante llega a sacar de quicio. El Adam tampoco es muy silencioso debido a su cambio de cinco marchas, aunque nos «gruñe» de forma más agradable. En la práctica el consumo se sitúa al mismo nivel, aunque el Fiat tiene la ventaja de contar con un sistema de parada y arranque de serie.
En general, el Fiat es la opción más barata y ofrece un equipamiento similar con una ventaja de precio de casi 1.000 euros. Si a esto le sumamos su mayor oferta de espacio la decisión para los compradores más racionales será evidente. Sin embargo, Opel tampoco ha pensado en esta clientela a la hora de desarrollar el Adam. Y para aquellos con tendencia a lo extrovertido tampoco surge la duda entre el Panda o el Adam.