Sin embargo, ¿logrará la adaptación francesa del Twingo plantarle cara al maduro roadster de Mazda?
Estéticamente no, eso es evidente. En el caso del MX-5 las proporciones son correctas, y en la recién estrenada tercera generación más que nunca. Su carrocería bien proporcionada y dimensionada renuncia a cualquier kilo de más y ha sido reducida a lo esencial. Y, pese a contar con una estructura de techo retráctil dividida en tres piezas, la casa Mazda ha logrado dotar a este pequeño bólido de una zaga normal, evitando así lo que estamos acostumbrados a ver con los modelos CC.
En este sentido, y en términos de elegancia estética, el Wind se encuentra años luz del MX-5. Al fin y al cabo, no debemos olvidar que se trata de una adaptación descapotable del Twingo convertida un biplaza bastante tosco con un techo retráctil de una sola pieza. Al igual que muchos otros modelos convertidos en versiones CC, las proporciones del Wind se antojan poco menos que curiosas. Sin embargo, Renault ha dotado a su nueva creación de una cierta elegancia, ya que gracias a su corpulenta forma de cuña es capaz de llamar más la atención que el propio MX-5, al menos de forma momentánea.
Techo inteligente, gran maletero
No nos queda otro remedio que quitarnos el sombrero ante el valor que ha demostrado Renault con el diseño del Wind. Y hablando de quitarse el sombrero... El techo metálico, de accionamiento eléctrico, bascula 180º sobre un eje y, una vez desbloqueado manualmente, desaparece en 12 segundos entre la tapa del maletero –que se abre hacia atrás hasta alcanzar una posición de 90º– y el propio maletero. Aunque el techo no se puede abrir en marcha, la buena noticia es que el volumen de su compartimento de carga se mantiene intacto. La capacidad debajo de la enorme y pesada tapa del maletero, que en ocasiones resulta difícil de abrir, es de 270 litros.
El MX-5 también se ha presentado a esta comparativa con un techo rígido y dispone de un mecanismo de apertura y cierre similar al del Wind. El techo metálico dividido en tres partes se esconde también en 12 segundos entre la cédula de los pasajeros y el maletero que mantiene así toda su capacidad (150 litros). En este caso, el mecanismo de apertura y cierre también funciona únicamente con el coche detenido y de forma semiautomática. En el caso del Wind además es necesario accionar manualmente una gran palanca situada entre el parabrisas y el techo.
El Mazda, más estrecho
Si bien ambos mecanismos de techo presentan paralelismos en cuanto a su funcionamiento, en el aspecto de la oferta de espacio existen claras diferencias. Junto a un maletero casi el doble de grande, la cédula de los ocupantes del Wind también es bastante más amplia. Ofrece un acceso más cómodo, así como mayor libertad de movimiento a la altura de la cabeza, las piernas y los hombros. Está claro que a la hora de acceder al MX-5 se hace necesaria una cierta dosis de flexibilidad. Con el techo cerrado, las personas de más de 1,90 metros de altura tendrán realmente poco margen de maniobra a la altura de la cabeza.
En este sentido, el Wind se muestra más tolerante, algo que por desgracia también se podría aplicar a la calidad de sus acabados. No sólo el puesto de conducción del Mazda ofrece un aspecto impecable, sino que también sus piezas de plástico muestran una unión casi perfecta, y su paisaje de plástico duro se presenta sumamente elegante. En este sentido, la palanca de cambios de tamaño reducido se adapta a la perfección al conjunto.
Procedente del Twingo
En el caso del Renault no queda más remedio que aceptar ciertas tolerancias excusables. Al fin y al cabo su base es el Twingo y el Wind no puede esconder que su «donante de órganos» procede en realidad del segmento de precios más bajo. Al menos el interior del Wind se muestra bien organizado y se ha mejorado con algunos detalles deportivos e inserciones en piel. Además, dispone de algunos elementos de confort y cuenta con unos asientos deportivos más cómodos y con una buena sujeción lateral.
A pesar de que la carrocería cerrada del Wind restringe en gran medida el espacio a los ocupantes, con la capota abierta sí es posible disfrutar de las típicas sensaciones de un cabrio. Si además bajamos las ventanillas laterales, entonces el viento en contra alborotará con ganas nuestro cabello. A cierta velocidad las turbulencias pueden llegar a resultar casi molestas, pero su nombre (Wind significa «viento» en alemán) ya nos hacía presagiar algo así. El MX-5, con su parabrisas corto e inclinado y una cédula de ocupantes bastante abierta hacia todos los lados, logra una agradable dosificación del caudal de aire, generando una sensación de libertad al más puro estilo roadster, sin desarrollar unas turbulencias excesivamente intensas o molestas. En cambio, con el techo cerrado es precisamente dentro del Wind donde se puede disfrutar de una mayor tranquilidad.
El MX-5, todo un experto en curvas
En marcha, el estilo algo soso del Wind en comparación con el MX-5 causa una impresión bastante negativa. Aunque este Twingo descapotable posee una dirección bastante suave en su manejo, a velocidades elevadas pierde bastante precisión y, además, a la hora de acelerar los efectos de la tracción sobre la misma resultan molestos. Asimismo, en autopista el Wind se vuelve demasiado ligero e inquieto y su carrocería poco resistente a la torsión aumenta aún más si cabe su nerviosismo. La palanca de selección de marchas también podría ser algo más exacta en su recorrido.
En realidad uno podría arreglárselas perfectamente con el comportamiento en circulación del Wind, aunque cuando se le compara de forma directa con el preciso MX-5, las diferencias resultan más que evidentes. El biplaza nipón ofrece una carrocería libre de torsión con una distribución más paritaria del peso sobre los ejes; su tracción trasera impresiona gracias a su capacidad de derrape y una dirección precisa libre de cualquier influencia por parte de la tracción. En lo que al comportamiento en carretera y al rendimiento en curva se refiere, el MX-5 supera con creces al Renault Wind. Pese a contar con llantas de 17 pulgadas, el Wind es capaz de destacar en el aspecto del confort, ya que rueda de forma algo más sosegada e imperturbable sobre las irregularidades del firme, mientras que nuestro MX-5 equipado con llantas de aluminio de 17 pulgadas transmite de forma más evidente el estado de la calzada.
Nivel de potencia similar
En lo que respecta a la potencia, ambos candidatos se encuentran más o menos al mismo nivel. El MX-5 se presentó a las pruebas con su motorización básica de 126 CV, la cual impulsa a este pequeño descapotable de 1.150 kilos de peso de 0 a 100 km/h en menos de 10 segundos. La aguja del velocímetro se detiene justo antes de llegar a los 200 km/h por hora. Con un motor de aspiración de 1,8 litros de funcionamiento algo áspero, combinado con un cambio de cinco velocidades bien reglado, uno siente que su motorización es suficiente, si bien el par motor podría ser algo más elevado y en nuestro caso echamos de menos una sexta marcha.
El cuatro cilindros de 1,6 litros del Wind desplaza exactamente 7 CV más, algo que le permite ser algo más rápido pese a contar con 100 kg más de peso. El tiempo de aceleración es 0,7 segundos inferior y su velocidad máxima es 3 km/h superior a la del Mazda. En ambos casos el motor resulta más que suficiente, y ninguno de los dos presenta tampoco un consumo excesivo. Según la casa, el Renault el consumo del Wind es de 6,9 litros, aunque nosotros llegamos a registrar 8,1 litros al volante. En el caso del Mazda, el consumo homologado se cifra en 7,1 litros y en nuestro caso alcanzó los 8,8 litros. También es posible que las características del pequeño biplaza nipón nos impulsaran a pisar más a fondo el acelerador.
Claras diferencias en el precio
El que utilice la calculada como único argumento de compra a la hora de hacerse con un descapotable debería decantarse claramente por el Wind. En su versión de 100 CV, este pequeño cabrio francés está disponible a partir de 17.200 euros. La versión que probamos nosotros cuenta con un motor 1.6 16V de 130 CV y se puede adquirir a partir de los casi 18.000 euros. El precio de acceso del Mazda MX-5 Roadster Coupé de 126 cv es de 22.200 euros.
Conclusión
Si la idea es disfrutar del placer de conducir a cielo abierto con un roadster, entonces el Mazda MX-5 es claramente la mejor opción. Se trata de un biplaza orientado a la máxima diversión al volante capaz de proporcionarnos muchas satisfacciones, sobre todo en carreteras sinuosas, y a un precio relativamente bajo. En este sentido, el nuevo Wind no logra estar a la altura del maduro roadster de Mazda.
En cambio, el Wind destaca por tener un precio claramente más económico. Además, ofrece un mayor confort, más espacio y resulta apto para cualquier situación y opción de conducción. Y, pese a ser mucho más barato, con la motorización más potente podremos disfrutar de un espabilado motor de gasolina que con unas prestaciones mejores ofrece un consumo más bajo. Si bien el modelo francés presenta un aspecto exterior bastante curioso, existe toda una serie de argumentos razonables y de sentido común que inclinan la balanza a su favor.