Qué sistema ofrece las mejores prestaciones y cuál es el que se lleva el gato al agua. Sobre el papel, el Audi S4, el Infiniti G37 y el Opel Insignia OPC tienen un aspecto similar. Sin embargo, nosotros hemos querido descubrir qué diferencias hay entre el papel y la realidad.
Ya en el apartado estético los tres candidatos se diferencian claramente. En este trío al Infiniti le ha tocado asumir el rol del caballero discreto. Muy poca gente percibiría la presencia en la calle de este japonés poco conocido. El enorme parque móvil que se mueve día a día por nuestras calles hace desaparecer a esta limusina de 4,80 metros de longitud.
Desde lo más discreto a lo más agresivo
El Audi S4 es un deportivo discreto. Un poco de maquillaje en forma de faldones deportivos, cuatro tubos de escape y espejos retrovisores en color cromo; eso es todo. El Opel Insignia es diferente. La sección deportiva OPC (Opel Performance Center) le ha dotado de una cierta agresividad estética. Gracias a ello, hace alarde de su carácter deportivo sin ningún tipo de miramiento.
A nivel de interiores encontramos también algunas diferencias. Los japoneses miman a sus ocupantes con unos asientos amplios que ofrecen muy poca sujeción lateral para una conducción deportiva. De todas formas, podríamos decantarnos por el modelo «S» que, junto con un chasis deportivo, también ofrece asientos deportivos y, como particularidad, un diferencial autoblocante Visco y una dirección integral. Aun así, nuestra prueba se realizó en el cómodo modelo GT. En cualquier caso, la parte delantera resulta algo estrecha debido a una luneta delantera algo inclinada. Sin embargo, objetivamente no se puede decir que falte espacio. El nivel de los acabados es similar al estándar de Opel, aunque no llega a alcanzar la calidad del Audi.
El Opel se presenta de serie con unos excelentes asientos deportivos Recaro, los cuales resultan perfectos tanto en el aspecto del confort en largas distancias como en el de la conducción dinámica. Los asientos S opcionales de Audi, que tuvimos la oportunidad de disfrutar en el vehículo de prueba, resultan de todo punto innecesarios, puesto que los asientos deportivos de serie ya son buenos. En el apartado del manejo, ninguno de los tres presenta ningún problema, aunque en el caso del Infiniti los botones ubicados abajo a la izquierda junto al volante resultan algo incómodos. El Opel exige un cierto tiempo de adaptación hasta que uno se hace con la lógica de control y el gran número de botones repartidos por todas las superficies.
¿Experiencia previa?
Por fortuna, uno no necesita ningún tipo de conocimiento específico para conducir cualquiera de estos vehículos, ya que ninguno se muestra imprevisible, retorcido o peligroso. El Audi se puede solicitar, de forma opcional, con diferencial deportivo, dirección activa y Drive Select, incluido el chasis adaptativo. Por suerte, tuvimos un modelo sin todos estos accesorios innecesarios. Y podemos decir que la base es suficiente. Así, sin más parafernalia, este modelo de Ingolstadt de aproximadamente 1,7 toneladas de peso se mueve a un nivel al que no llega ninguno de sus dos contrincantes. La dirección trabaja de forma perfecta, el comportamiento de respuesta de los amortiguadores es simplemente sublime y los frenos se agarran en su justa medida. El ligero deslizamiento sobre el eje delantero se podría eliminar con los extras ya mencionados, aunque ni siquiera molesta.
En el aspecto dinámico, el Opel se muestra similar, aunque con un eje delantero con tendencia a ser algo ruidoso. No obstante, su peso resulta un inconveniente, no en vano debe tirar de casi 100 kilos más. El chasis adaptativo viene montado de serie, aunque el modo Sport nunca se utiliza debido a la brutal dureza de su reglaje. Todo lo contrario que la excelente tracción integral que mantiene al Opel extraordinariamente neutral, rápido y seguro en las curvas.
El G37 no es muy rápido en las curvas, aunque resulta muy confortable en comparación con los demás. Su amortiguación sigue siendo suficientemente dura, aunque mucho más cómoda que en el Audi o en el Opel. Sería el acompañante perfecto para largos recorridos si su desplazamiento en línea recta fuera más preciso. En este sentido se requieren correcciones constantes de la dirección y, en conducción rápida en curva, esta línea algo imprecisa resulta molesta. Además, en el día a día se nota que los 320 CV sobre el eje trasero resultan demasiados, puesto que no sólo sobre pisos mojados se observan problemas de adherencia entre goma y asfalto. Aquí es donde el bloqueo disponible en el modelo S se echa bastante de menos.
Audi es claramente más rápido
Ni Audi ni Opel tienen problemas en este sentido, ya que los sistemas de tracción integral trasladan la potencia sin pérdida alguna, aunque en el caso del S4 es posible que se produzcan ciertas torsiones en el diferencial. Sometidos los tres candidatos a las pruebas de medición, el S4 demuestra ser el más listo de la clase. Tarda 4,8 segundos en pasar de 0 a 100 km/h y seis segundos después ya ha alcanzado los 160 km/h. Este rendimiento es similar al de un BMW M3. Por este motivo, podemos partir de la base de que además de los 333 CV de serie, en el establo del S4 se han dado cita un par de caballos más.
Al fin y al cabo, en términos nominales al S4, OPC y G37 les separan tan sólo 13 CV. Aun así, la sensación es completamente diferente en los tres casos. El japonés realizó la prueba en 6,1 y 13,1 segundos, respectivamente, mientras que el OPC registró 6,3 y 14,4 segundos. En el apartado de las velocidades máximas, el modelo de Rüsselsheim vuelve a estar a la cabeza. Oficialmente, todos están limitados a 250 km/h, pero extraoficialmente el Opel alcanza los 265 km/h, mientras que el Infiniti y el Audi se ciñen (en cierta medida) a su autolimitación.
¿Compresor, turbo o motor de aspiración?
A las distintas capacidades de rendimiento se une, además, un modo muy diferente de suministrar la potencia. En este caso, el Audi vuelve a mentir con respecto a los prometidos 333 CV, ya que su capó no esconde un V6T, tal y como se anuncia desde fuera. La cuestión es más bien que entre los bancos de cilindros del V6 se esconde un compresor de tipo Roots. Una cilindrada de 3,0 litros y una presión de carga de 0,8 bares consiguen un par motor de 440 Nm, superando así a los demás contrincantes.
El turbo lo encontramos en el Opel. Los de Hesse aprovechan el archiconocido 2.8 V6 del Opel Insignia y del Saab 9-3 y 9-5 y optimizan su capacidad de rendimiento. Curiosamente, la característica del par motor es parecida a la de un motor de aspiración, es decir, el par motor máximo de 435 Nm no se alcanza antes de las 5.250 vueltas y depende directamente de la potencia nominal de 325 CV. El Infiniti, impulsado por el clásico motor de aspiración V6 de 3,7 litros, presenta un desarrollo de la potencia similar. Se revoluciona sin problemas y al alcanzar las 5.200 revoluciones es cuando alcanza el par máximo de (tan sólo) 360 Nm. Alcanzadas las 7.000 vueltas, desarrolla 320 CV.
Aún más impresionante es la forma en la que los tres se ponen en movimiento. El Audi arranca sin miramientos a partir del régimen de revoluciones al ralentí y se revoluciona prácticamente sin vibración alguna. El Opel se esfuerza de forma muy similar. Sobre todo en autopista, y superados los 150 km/h, a menudo resulta necesario servirse de su caja de cambios manual sumamente exacta. A partir de las 6.000 vueltas se muestra algo oprimido. El Infiniti también parece pedir un incremento de revoluciones cuando se trata de avanzar. Además, es claramente más ruidoso que el S4, que al menos en su interior se muestra muy silencioso, y que el V6 del Opel, amortiguado por el turbo, aunque sin perder su característica acústica.
Consumos
En este aspecto ninguno de los tres candidatos ganará nunca ningún premio. Durante la prueba de conducción, y a una velocidad elevada, el S4 se permitió un consumo de 13,9 litros. El Opel 0,6 litros más y, por si fuera poco, nos exige gasolina súper plus. ¿Y el Infiniti? Con sus 13,4 litros es sorprendentemente el consumidor más moderado de los tres. Esto confirma una vez más la teoría de que los motores sobrealimentados tienden a consumir en exceso cuando se les exige toda su potencia.
Y con ello llegamos al apartado de los precios. Tradicionalmente, los japoneses suelen destacar en este punto. Y, por lo tanto, el Infiniti G37 GT Premium Automatic no iba a ser menos. Su precio es de 53.950 euros y uno no echa en falta absolutamente nada. La versión deportiva S Premium con el mismo equipamiento más la dirección integral, el bloqueo Visco y algunos elementos deportivos cuesta 56.450 euros. La versión básica con tracción trasera y un cambio manual de seis velocidades está disponible por 45.600 euros. Los compradores del Audi S4 sólo pueden soñar con estos precios. Si se quieren hacer con este veloz deportivo, tendrán que hacer el esfuerzo equivalente a 57.970 euros. El cambio automático de doble embrague S-tronic supone algo más de 2.000 euros más. El Opel comienza a partir de los 40.000 euros y su equipamiento es bastante amplio. Sin embargo, no dispone de cambio automático y sí de tracción integral.
Conclusión
Sin lugar a dudas, el Audi es el claro vencedor de esta comparativa. En las categorías más importantes de este segmento (propulsión y dinámica de conducción) desbanca a Opel y a Infiniti por igual. El motor es su arma secreta. La suavidad de la marcha es única para un V6 y los consumos son aceptables si los comparamos con su propulsión. Además, para ser una limusina la diversión al volante es espectacular. Las torsiones que se generan al maniobrar no son propias de las exigencias impuestas a un Audi, aunque en los futuros modelos de tracción integral serán cosa del pasado.
El Opel nos ha decepcionado en el apartado de motorización. En primer lugar, el 2.8 Turbo tiene un consumo desmesurado; en segundo lugar, y debido a su elevado peso, no es más rápido que un diésel de 250 CV de la misma clase y, en tercer lugar, ni siquiera nos convence el desarrollo de su potencia, puesto que en un motor de aspiración resulta inútil buscar un desarrollo del par motor similar al de un turbo. Cabe destacar sus excelentes asientos, la buena oferta de espacio, el precio relativamente bajo (en comparación con sus competidores) y el buen reglaje de su chasis que, sin embargo, tiende a ser algo ruidoso en ocasiones. La tracción integral es un elemento a tener en cuenta.
El Infiniti es una sugerencia fantástica. Su conducción es similar a la de una berlina de tracción trasera con motor de combustión tradicional. Sin embargo, podría ser un poco más silencioso y, sobre todo, desarrollar un mayor impulso desde la zona baja de revoluciones. Una comparación directa destapa sus carencias: la sobrealimentación o quizá más potencia. Por lo demás, el G37 ofrece mucho coche por el precio a pagar. Sin embargo, en lo que respecta al precio de reventa que cabe esperar y al número de concesionarios existentes (hasta la fecha sólo dos en toda Alemania), la oferta resulta (aún) dudosa, puesto que este japonés no sobresale en ninguna de las categorías, incluso aunque se trate del modelo más modesto de esta comparativa.