Nosotros hemos querido saber lo que tiene que ofrecer en la actualidad la categoría superior y hemos analizado con detenimiento a sus dos principales oponentes.
Es cierto que hace tiempo que elAudi A8dejó de ser un modelo actual, pero no es de extrañar ya que el D4 –como se le conoce internamente– comenzó a fabricarse en la planta de producción de Neckarsulm allá por el año 2009. Sin embargo, en el plano técnico esta berlina de 5,14 metros de longitud sigue jugando en primera división. Por otro lado, 2012 fue el año elegido por BMW para revisar y actualizar a fondo su elegante Serie 7.
Para poder realizar esta comparativa nos pusimos en contacto con las respectivas casas y éstas pusieron a nuestra disposición dos berlinas con potentes motores diésel: el BMW 740d y el Audi A8 4.2 TDI. Mientras que en el Audi la denominación sí corresponde con la cilindrada del conjunto, en el caso del Serie 7 se trata de una cifra ficticia ya que su cubicaje registra un litro menos de lo que cabría esperar, es decir, 1,2 litros menos que el Audi. Y también cuenta con dos cilindros menos puesto que en el BMW gira una suave mecánica de seis cilindros en línea mientras que el Audio lo hace un potente V8.
Menos caballos, igual de rápido
En el apartado de la potencia el Audi cuenta con una gran ventaja. Sus 350 CV han de competir con los 313 CV del Serie 7 e incluso en el aspecto del par motor existen claras diferencias con 800 y 630 Nm, respectivamente. Sin embargo, lo que le falta de cubicaje al BMW lo compensa con dos turbocompresores, lo que le permite ahorrar un total de 130 kilos de peso, y no solo porque su motor sea más pequeño. Además, su seis cilindros tiene un funcionamiento mucho más silencioso y tranquilo. En cambio en frío el V8 del Audi tiende a emitir un estruendo ensordecedor y a mostrarse algo espeso.
Su peso más reducido permite al Serie 7 firmar exactamente las mismas prestaciones que el Audi, siendo éste último más potente. Ambos aceleran de 0 a 100 km/h en 5,5 segundos y sus velocidades máximas alcanzan los 250 km/h limitados. Sin embargo, el BMW resulta mucho más eficiente que el Audi. En lo que respecta al consumo homologado las cifras sobre el papel son de 5,7 y 7,4 litros, respectivamente, mientras que en la práctica las diferencias se mantienen aunque con un suplemento de unos dos litros en ambos casos.
Tracción y dirección integrales
Tanto el BMW como el Audi van asociados a una formidable caja automática de ocho velocidades. En el caso del Serie 7 su fuerza no llega siempre de forma óptima a las cuatro ruedas, mientras que el Audi apuesta por la tracción integral para su potente diésel. Sin embargo, BMW establece referentes con su dirección integral, apartado en el que Audi no tiene nada que ofrecer.
A la hora de maniobrar y en curva es cuando más evidente resulta que las ruedas traseras se mueven en sentido contrario al ángulo de giro, haciendo que este coloso de casi dos toneladas de peso resulte más fácil de manejar. A velocidades más elevadas, en cambio, ambas se mueven de forma paralela a las ruedas delanteras. Esto ayuda, por ejemplo, a reducir el índice de guiñada a la hora de cambiar de carril en autopista y además mejora la sensación de bienestar de los pasajeros de la parte trasera.
Más confort en el Serie 7
En lo que respecta al confort, ni Audi ni BMW llegan al nivel de un Clase S. Sin embargo, tras la revisión a la que BMW sometió a su Serie 7 el año pasado ha logrado ganar mucho terreno en este aspecto ya que ahora su buque insignia cuenta con una suspensión –opcional– que permite rodar de forma mucho más cómoda sobre las irregularidades de la calzada. De cualquier forma el sistema Dynamic Driving Control también permite seleccionar una configuración deportiva más dura.
El Audi con suspensión neumática de serie también ofrece a sus clientes un chasis adaptativo, aunque el compromiso alcanzado por los ingenieros de Ingolstadt entre el modo Comfort y el modo Dynamic no resulta del todo convincente. En modo confort el A8 rebota con dureza sobre las juntas transversales del asfalto, mientras que en modo deportivo a menudo muestra una dureza agradable, pero por desgracia también una cierta torpeza.
Tomen asiento
Algo que resulta al menos igual de importante para el confort que una buena suspensión son unos buenos asientos. En este caso Audi se enfunda el maillot de ganador y parece que nadie se lo va a arrebatar tan fácilmente. En el A8 uno simplemente tendrá que entrar, sentarse y disfrutar del entorno, mientras que en el caso del BMW habrá que dedicar unos minutos a ajustar la posición.
Aparte de la más que conocida excelente aptitud para largas distancias de los asientos del Audi, la función de masaje que ofrece el modelo de Ingolstadt hace que los viajes resulten aún más cómodos. Con diferentes modos y potencias podremos disfrutar de un relajante masaje que va desde las vértebras cervicales hasta la región lumbar. BMW solo le concede este placer a los pasajeros de la parte trasera, ya que para la primera fila tan ofrece únicamente asientos activos que regulan de forma continuada la superficie de asiento para descargar así al columna vertebral.
Tecnología y más tecnología
Hoy en día los automóviles podrían compararse con ordenadores sobre ruedas, en especial en el segmento superior. Esto es más que evidente, ya que los conductores solventes que conforman la clientela de esta categoría también pueden permitirse muchos «juguetitos». Tanto el A8 como el Serie 7 lo tienen claro: sin un completo paquete de sistemas de ayuda no serían lo que son. Lo habitual en estos casos es disfrutar de un sistema de advertencia de cambio del carril, un avisador de cambio involuntario de carril, un sistema de reconocimiento de señales de tráfico, un programador de velocidad con regulación de distancia y un sistema para la limitación de los daños derivados de un choque fortuito.
Sin embargo, en la actualidad BMW sigue despuntando con un sistema de proyección en el parabrisas. Con el paso del tiempo los de Múnich han logrado elevar la proyección en el parabrisas de información importante a la máxima expresión, mostrando los carriles de la autopista en diferentes colores y advirtiendo de la presencia de peatones en la calzada. Todo esto en el campo de visión del conductor y de forma tan eficaz como discreta, de forma que uno no se siente agobiado por tanta información.
Buena visibilidad e Internet
Algo que tampoco puede faltar en una lista de extras es el asistente de visión nocturna. Ambos fabricantes utilizan una cámara térmica de infrarrojos. Sin embargo, mientras que Audi es capaz de recrear en la pantalla una imagen relativamente clara del entorno oscuro, BMW presta especial atención a la representación de los peatones; además, ambos sistemas destacan a los viandantes en color amarillo brillante. Si, a pesar de toda esta tecnología, el coche se dirige directamente a la posición donde se encuentra el peatón, entonces el BMW advierte de forma activa de una posible colisión.
En el apartado de Internet BMW también lleva la voz cantante, ya que a través de su conexión es capaz de descargar mapas de Google Maps, información meteorológica o noticias. Audi también puede hacerlo, aunque si no tiene instalada una tarjeta SIM fija entonces todo tendrá lugar por Bluetooth a través del móvil del conductor, algo que no se puede hacer con los teléfonos ya que por ejemplo los de Ingolstadt no han encontrado aún la compatibilidad con el archiconocido iPhone de Apple.
Ambos fabricantes ya ofrecen también aplicaciones para smartphones de sus respectivos vehículos. De esta forma, el Serie 7 permite al conductor conectar la calefacción de estacionamiento de forma práctica desde su teléfono móvil, mientras que Audi permite trasferir mapas de la aplicación al sistema de navegación. Y lo mejor de todo es que estamos hablando de virguerías que una vez que nos acostumbramos a ellas rápidamente las convertimos en algo imprescindible.
Conclusión
Tanto el Audi como el BMW se presentan con un excelente equipamiento para hacer frente a los próximos años, así como a la nueva Clase S. El Serie 7 destaca sobre todo por su motor suave y eficiente, su formidable sistema de proyección en el parabrisas, su elevado confort y su excelente conexión a Internet. En cambio, el A8 convence con sus excepcionales asientos con una extraordinaria función de masaje y sus acabados de máxima precisión. Un aspecto en el que al BMW le resulta difícil mantenerse a la altura.
Sin embargo, los de Múnich se guardan el último as para el final, ya que con un precio de 91.000 euros el 740d resulta claramente más económico que el A8 4.2 TDI –por el que habría que pagar al menos 102.000 euros– y, además, su mantenimiento también es más barato. Incluso si al Serie 7 le añadiéramos la tracción integral su precio no subiría de los 95.000 euros, por lo que seguiría muy por debajo del Audi A8 –y eso que sus prestaciones son exactamente las mismas.