Las prestaciones de ambos competidores son iguales: a ambos les impulsa un motor de 1,6 litros y cuatro cilindros, capaz de generar 115 CV con 6.000 revoluciones. En cuanto al par, el máximo de 150 Nm con 4.300 revoluciones del BMW, queda algo por detrás del Audi. Su motor de inyección directa (FSI) desarrolla 155 Nm, y eso cuando con apenas 4.000 rev./min. La mayor diferencia es el tipo de tracción: el de la serie 1 es trasera, mientras que en el Audi recae en las ruedas delanteras.
Circulación urbana
No intimida en circulación urbana. Ninguno de ellos es una máquina de correr, a los 115 CV les cuesta lo suyo impulsar los 1.300 kilos de peso. El Audi sale un poco más airoso de la prueba. A más bajas revoluciones, el 1.6 FSI es más rápido. Por contra, para acelerar el 116 se necesita un régimen más alto. Por debajo de las 4.000 revoluciones, el cuatro cilindros es poco generoso.
Ambos contendientes están equipados de serie con un cambio manual de seis marchas. En ambos casos, una corredera exacta y las marchas cortas resultan de lo más agradable. En cualquier caso, el BMW no puede competir con la ligereza del cambio del Audi (desarrollado en Kassel por VW). De vez en cuando, el cambio de marchas tropieza ligeramente.
En la dirección nos encontramos dos filosofías: la del 116i es algo más dura, lo que no tiene por qué ser una desventaja. Quienes prefieran una configuración más deportiva, elegirán el BMW. En cambio, la dirección del Audi es claramente más dócil. Permite incluso, si uno lo desea, tomar una curva con un solo dedo.
Debido a la estrecha ventana posterior y a la relativamente ancha columna trasera, la visibilidad hacia atrás del BMW queda reducida. La decisión, pues, de adquirir el sensor de aparcamiento por 700 euros es del todo acertada. La visibilidad es mejor en el Audi, aunque la anchura de sus columnas también estorba al aparcar.
Circulación por carretera
Salimos de la ciudad para ir directos a la autopista. Ambos motores trabajan en silencio. Ni siquiera molesta el ruido del viento o el roce con la carretera. Los pasajeros pueden conversar sin ningún problema.
El BMW tiene una velocidad máxima registrada de 200 km/h; el Audi, de 196. Para alcanzarla, sin embargo, se necesita tiempo. En ambos cuesta acelerar a partir de 150. El BMW, al que le gustan la revoluciones elevadas, es más rápido en esto, pero requiere un buen trabajo en el cambio.
Tras un rato, alcanzamos el terreno favorito del muniqués: los tramos de carretera con curvas. Aquí es donde el chasis del BMW, deportivo aunque no demasiado duro, da más de sí. Las ruedas parecen agarrarse a la calzada y el coche apenas se desvía de su trayectoria.
En el Audi, por contra, se nota la tracción delantera. Una que otra vez, las ruedas delanteras chirrían al tomar curvas a gran velocidad. El A3 es propenso al subviraje y empuja ligeramente más allá del eje delantero. De eso se ocupa oportunamente el ESP de serie (en ambos).
El asiento estándar de nuestro Audi de prueba ofrece poca estabilidad lateral, y la protección lumbar es escasa. Una mejora sería la adquisición de un asiento deportivo por un suplemento de 1.050 euros (funda de cuero incluida). El BMW de pruebas dispone de asientos deportivos (por 600 euros) que, excepto por ser algo blandos, no tienen ninguna pega.
Interior
El panel de instrumentos del Audi cuenta con muchos botones, aunque no resulta confuso. Los grandes instrumentos redondos son perfectamente legibles. Este serie 1 es un verdadero deportivo, la mayoría de las funciones se manejan mediante el mando iDrive. En cuanto a los materiales, el Audi es claramente superior. Las decoraciones grises, un tanto rústicas, del BMW parecen baratas. Al 116i también le faltan espacios de almacenamiento, es decir, apenas hay, excepto en las puertas y en el reposabrazos central. Por contra, el Audi tiene un gran cajón abierto en la consola central.
En los asientos traseros de ambos, la sensación es de poco espacio; aunque no tanto en el Audi. Los asientos posteriores de ambos modelos pueden abatirse en una proporción 60:40. En este caso, el maletero del BMW, un tanto desordenado, crece de 330 a 1.150 litros. Ventaja: en modo de transporte, ofrece una superficie plana de carga. El compartimiento de carga del Sportback puede alojar entre 370 y 1.100 litros, pero no es del todo plano.
Precio
El precio básico de un Audi A3 Sportback 1.6 FSI es de unos 25.200 euros (en el acabado Ambient). Para comprar un BMW 116i hay que desembolsar por lo menos 23.900. En lo que respecta al equipamiento de serie, ninguno regala nada. Los extras para la comodidad como el climatizador, los elevalunas eléctricos traseros o el reposabrazos central cuestan un suplemento. Un suplemento que eleva el precio rápidamente.
Al no precisamente barato precio de adquisición hay que sumarle también el gran consumo: en ciudad, ambos tragan 10 litros y prácticamente nunca menos. A pesar de una conducción comedida, el Audi consume 7,6 litros cada 100 kilómetros y el BMW llega a los 8,2 de promedio. Al mismo tiempo, las autopistas exigen revoluciones elevadas de tanto en tanto; eso puede disparar el consumo: es fácil llegar a los 14 litros.
En resumen
Dos candidatos, cuatro disciplinas. Esto huele a empate seguro, ni más ni menos. En ciudad, el Audi gana por poco al BMW. En lo que respecta al habitáculo y a la sensación de espacio, el A3 también gana por una cabeza. En carretera y autopista, el vencedor se llama BMW: su chasis da cien vueltas al del Audi. Además es más económico: según equipamientos, puede ahorrarnos unos cuantos euros.
Los motores de gasolina, pequeños y algo débiles, se quedan cortos en ambos modelos. 115 CV y 150 Nm de par de giro son insuficientes en vista del elevado peso de los vehículos. La consecuencia: incluso las velocidades medias exigen regímenes altos, lo que a su vez afecta al consumo.
