La historia moderna de Citroën está, inevitablemente, ligada al C4. Poco o nada te vamos a descubrir de un modelo que en estos casi 20 años de historia ha tenido hasta cuatro carrocerías: cinco puertas, Coupé de tres puertas, sedán e incluso una de estilo crossover con la llegada del C4 Cactus, sin olvidar las de tipo monovolumen con los ya icónicos C4 Picasso y Grand C4 Picasso.
Pero el compacto transformado nunca había tenido una combinación de casi todas ellas… hasta ahora cuando ha lanzado este C4 X. Y es que Citroën ha entrado en una nueva dimensión y tras el lanzamiento del nuevo C5 X vuelve a repetir la fórmula de ofrecer un cruce de conceptos. ¿Pero de qué se trata esta vez? Eso es lo que vamos a descubrir en esta primera toma de contacto.
Combinación de conceptos
En 2020 Citroën lanzó la tercera generación del Citroën C4 con un diseño radicalemtente diferente a lo que nos tenía acostumbrados a medio camino entre un crossover, un coupé y una berlina. Ahora con este C4 X sigue la estela marcada por el C5 X así como por el Peugeot 408 ofreciendo un diseño extravagante determinado por la zona trasera. Aquí es donde los diseñadores galos han decidido sacar todo su arsenal creativo para ofrecernos un producto casi único en el mercado que combina los conceptos de compacto, crossover y fastback compacto.
El pilar C cambia y se inclina para ofrecer un lateral al estilo berlina coupé llegando así a una zaga más ancha, elegante y sin la luneta partida del C4. Además, perdemos el portón en detrimento de una tapa que, como veremos luego no resta volumen al maletero pero sí, para mí, practicidad. Como detalle, además del doble chevrón tenemos el nombre de la marca, para la doble identificación. Con todo, este C4 X tiene una longitud de 4,60 metros lo que implica crecer 24 cm respecto a un C4 y quedarse a solo 20 cm de un C5 X. Más allá de la zona trasera, mantiene las señas de identidad del modelo como se observa en el frontal y en elementos como las llantas de aleación.
Gana en espacio
Algo similar ocurre con el puesto de conducción que es un calco del visto en el C4 determinado por un diminuto panel digital para el panel de instrumentos y una pantalla de 10” de tipo flotante para el sistema multimedia en el que, por suerte se separan los mandos de la climatización. El confort está asegurado gracias a los múltiples huecos portaobjetos al que se suma el curioso el cajón de apertura horizontal que se ha colocado en el lado del pasajero, ideal para guardar una Tablet y que tiene un soporte específico. En lo que a confort se refiere, lógicamente tenemos los asientos Advanced Comfort marca de la casa.
Pero si hablamos de habitabilidad lógicamente tenemos que hacerlo de la zona trasera que ha sido la gran beneficiada. El acceso como habéis visto es cómodo pese a la pronunciada caída del techo aunque dentro esto ya lo notaremos si medimos más de 1.85 metros. El espacio para las rodillas es excelente y por anchura podrán viajar mejor 2 que 3. En lo que a elementos de confort se refiere tenemos salidas de aire y dos puertos USB, uno de tipo C y otro normal. Respecto al maletero es el otro gran beneficiado pues pese a perder el portón y tener esta tapa, ofrece una capacidad de 510 litros que son 130 más que un C4. Tiene unas formas regulares y la boca de carga es ancha pero no encontramos elementos como unos mandos satélites para abatir los asientos.
Pocas sorpresas
El Citroën C4 X llega con una gama mecánica compuesta de motores de gasolina y diésel a la que se suma, lógicamente, una versión 100% eléctrica. De la dupla gasolina se parte con el conocido 1.2 PureTech de tres cilindros que genera 100 CV y se combina con la caja de cambios manual de seis relaciones. Por encima se sitúa el de 130 CV en exclusiva con la caja EAT8 automática. En diésel, sí, has leído bien, tenemos el 1.5 BlueHDi de 130 CV solo con cambio automático.
Pero la gran punta de lanza estratégica será el ë-C4 X, es decir, la versión 100% eléctrica, que según Citroën acaparará el 35% de las ventas del modelo. Es el mismo sistema propulsor que en otros productos del grupo Stellantis que entrega 136 CV y 260 Nm alimentándose de la energía almacenada en una batería de 50 kWh de capacidad que permite homologar 360 kilómetros de autonomía en ciclo WLTP. El tiempo de recarga varía en función de la potencia suministrada. Con carga ultrarrápida de 100 kW (lo máximo que admite), puede cargar la batería hasta el 80% en 25 minutos y con carga rápida de 11 kW recuperaría el 100% de la batería en cinco horas.
Dinámicamente no hay incidencia negativa de esta mayor longitud pues puede seguir equipando amortiguadores progresivos hidráulicos, una tecnología específica de la marca que provoca el efecto de “alfombra mágica” que tanto le gusta nombrar a Citroën. En marcha durante la toma de contacto quizá hemos notado una pisada más estable producto de la mayor batalla así como un refinamiento de marcha mayor pero el resto es exactamente idéntico a cualquier otro C4.
En definitiva
El C4 escribe otro capítulo más en su historia, la misma que sigue ligada a la capital de España pues este C4 X también se fabrica en la factoría de Villaverde, en Madrid. Dicho esto, la realidad es que Citroën ha vuelto a jugársela y con esta carrocería pretende llegar a un público diferente, que quiere coches diferentes. Por diseño yo necesito todavía más tiempo para entenderlo mientras que por habitabilidad y confort, sigue siendo un producto de 10.
Pero ser un coche más exclusivo tiene un precio y en este caso el C4 X parte de los 22.785 € para el 100 CV con acabado Feel lo que implica ser 1.350 € más caro que el C4 con nivel Live Pack, normal igualando transmisión pues el segundo está disponible con caja manual y este solo con automática. Respecto al diésel arranca en los 28.035 € pues su primer nivel de acabado es el Feel Pack y para el eléctrico ya has de desembolsar 35.635 euros que se pueden quedar en 28.635 € si aplicas el PLAN MOVES III.
