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Prueba: Chevrolet Matiz – Minúscula suavidad

En el Salón de Ginebra de 1998, este modelo (denominado entonces Daewoo Matiz) llamó la atención por sus dimensiones, en pleno boom de los minimonovolúmenes, y por su carrocería atractiva y original. El precio era otro de sus atractivos, rompiendo barreras en aquel tiempo.

El nuevo Matiz está a la venta desde el pasado mes de Mayo, manteniendo las virtudes del modelo anterior y añadiendo algún argumento más a quien desee un coche ideal para desplazamientos urbanos. Es un coche de sólo 3,5 metros de longitud, minúsculo por fuera, pero que aprovecha sorprendentemente el espacio interior. Pueden acomodarse en el cuatro adultos de estatura media, sin ningún  tipo de agobio. En este sentido, y comparándolo con modelos similares de otras marcas, el Chevrolet Matiz puede optar sin complejos a ocupar el liderato de los coches óptimos para ciudad.

Estéticamente era ya en su primera versión un coche muy atractivo. El nuevo diseño es muy suave, destacando sus ópticas delanteras de gran tamaño, y la parte trasera. Un simple retoque en las ópticas aporta un nuevo aire de modernidad, e incluso parece que el coche ha estirado unos centímetros. Además de los cambios estéticos, la nueva carrocería del Matiz gana en coeficiente aerodinámico, bajando hasta los 0,34 CX. Teniendo en cuenta la altura del vehículo este es un dato importante.

La posición al volante es  cómoda, y aunque no dispone de volante regulable en altura, conductores de alrededor de 1,80 (no mucho más) no van a tener ninguna dificultad en encontrar la postura de conducción adecuada. La banqueta de los asientos es algo mayor que en el modelo anterior, y el respaldo es muy cómodo. La altura del habitáculo, 1,50 metros, ofrece una sensación de espacio inimaginable, viendo el coche desde fuera. Sorprende el gran tamaño del volante, tratándose de un coche tan pequeño, aunque no obstaculiza la visualización del cuadro de mandos, situado en el centro. El salpicadero es completamente distinto al que montaba el modelo anterior, con todos los mandos mas agrupados. Los acabados y materiales utilizados son correctos, con un tacto agradable. Tiene más huecos portaobjetos que muchos berlinas clásicos que circulan por ahí. No podía faltar el espacio para refrescos, y para  todos los elementos básicos que queramos depositar.

El propulsor de sólo 1 litro de cilindrada, apenas se hace oír al ralentí. Ofrece 65 caballos a 5.400 rpm, lo que, unido a una dirección suave y dócil,  nos permite circular por ciudad con enorme agilidad. La visibilidad desde el interior es excelente, sin ángulos muertos, lo que facilita mucho las maniobras “ratoneras” en tráfico y el aparcamiento. El coche es más estable en curvas que el anterior Matiz, gracias a su nuevo eje trasero de torsión, menos rígido y duro.

El cambio de marchas es suave, y se engranan de forma precisa. Las dos primeras velocidades tienen un desarrollo corto, por lo que podemos aprovechar al máximo sus 65 CV en las salidas de los semáforos.  El consumo es otra de sus grandes bazas: 5,6 litros a los 100 en circulación urbana. En definitiva, un coche que tendrá su publico objetivo entre los jóvenes. Una excelente compra para uso en ciudad, a un precio muy competitivo: entre 8.500 y 10.000 euros.

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