Hace falta retrotraerse un par de décadas para darse cuenta de lo mucho que ha evolucionado el BMW X5. Si no fuera por la llegada del X7, el SUV Premium bávaro sería sin duda el más grande de la gama. Pero como digo, pensemos un momento en aquel primer X5 que surgió en el año 1999 y que con sus 4,66 metros de largo ‘atemorizaba’ al resto de vehículos de la carretera. Pues bien, esas dimensiones ahora las cubre nada menos que un X3, ya que el X5 estira su longitud hasta los 4,92 metros, cota que se queda incluso corta cuando pensamos en los más de 5,15 metros que mide el X7… pero eso es otra historia.
Descomunal
Si sobre el papel asusta, en vivo no escamita en grandiosidad. Solo el hecho de ‘subir’ a su puesto de conducción ya da buena cuenta de ello. Con confianza y un campo de visión similar al que Mufasa le muestra a Simba, no queremos imaginar lo que deben pensar el resto de conductores al ver acercarse los dos sobredimensionados riñones que dan forma a su parrilla.
Con una anchura que roza los 2 metros, los carriles parecen quedarse pequeños para un modelo que, de nuevo, no llega a tener las aspiraciones mastodónticas del X7 pero al que se le acerca peligrosamente. Prueba de ello son, entre otros, las llantas de 21 pulgadas de nuestra unidad.
Fondo de armario
Cualidad esta que repercute en un habitáculo amplio para cualquier ocupante, con espacio de sobra sea cual sea su asiento (incluyendo un central trasero que tiene que lidiar con una consola central voluminosa) y que tiene en el maletero su punto más fuerte. Con una configuración para cinco ocupantes como la nuestra (por 2.500 € se ofertan dos pasajes más aptos más para infantes eso sí) el volumen total arranca en los 650 litros y es capaz de llegar a los 1.850 litros cuando abatimos la segunda fila.
A ellos se accede a través de un portón partido en dos, con accionamiento eléctrico, con una bandeja inferior que soporta cargas hasta de 100 kilos que facilita la carga de objetos siempre y cuando no queramos colocaros de una vez al fondo del mismo.
Digitalizado
Adalid del apartado tecnológico hasta la llegada del X7, el X5 ofrece un puesto de conducción completamente digitalizado, con un cuadro de 12,3 pulgadas al que acompaña un Head-up Display de lo más completo y un monitor central de 10,25 pulgadas con control gestual, vocal y táctil, bien a través de la propia pantalla o mediante el conocido iDrive central.
Sería obsceno no mencionar la calidad de acabado tan alta que presenta este X5 que se incrementa, como veremos posteriormente, con el añadido de la línea Individual que la marca propone para todos sus vehículos de corte alto y en el que sobresale un pomo del cambio rematado en cristal de Swarosky. A destacar claro está el excelente tacto del tapizado de los asientos con unos reposacabezas y un confort lumbar muy por encima de la media.
Deportividad campera
Dentro de la gama, BMW oferta cuatro niveles de terminación distintos ya sea para enfatizar el carácter deportivo del modelo o, en su defecto, el aventurero. En nuestro caso optamos por el segundo de ellos al asociar el acabado XLine y el paquete Off-Road. De esta forma, el todocamino de lujo suma una variable más todoterrenera como demuestra su estética más robusta (con paragolpes más prominentes, taloneras…) y una aptitud fuera pista mejorada gracias a los programas arena, rocas, grava o nieve.
Todo ello sin obviar la siempre efectiva tracción total xDrive que siempre proporciona la mejor motricidad incluso cuando las condiciones de adherencia son bajísimas y una suspensión neumática que nos permite ir variando la altura de la carrocería para no sufrir tanto cuando el terreno es algo más escarpado.
Asfáltico puro
Pese a las mejoras introducidas, hay quien no puede esconder su ADN rutero y este X5 lo hace a base de proponer unos neumáticos demasiado asfálticos que penalizarán nuestro avance en determinados caminos. Por eso y por lo bien que se desenvuelve pese a su tamaño y peso, el X5 sigue siendo una opción más recomendable para circular por lo negro que por fuera de él.
Muchos pondrán su mirada en los inalcanzables M50d o X5M pero dada su condición de imposible tampoco es necesario echar toda la carne en el asador en un motor o bien nos sobrepase o al que no sepamos sacarle todo el jugo. Por eso, la opción de equipar el diésel de acceso se torna como una excelente alternativa.
El X5 xDrive30d con su bloque 3.0 TwinPower Turbo de 265 CV a 4.000 rpm y 620 Nm de par entre las 2.000 y las 2.500 rpm es más que suficiente para mover un conjunto que sobrepasa con creces las dos toneladas. En línea recta el empuje es incluso contundente, levantando ligeramente el morro en las aceleraciones fuertes (cifra un 0 a 100 km/h de 6,5 segundos) mientras que en carreteras reviradas nada sería lo mismo sin los extras equipados.
Porque además de la mencionada suspensión neumática, nuestro X5 estaba dotado del eje trasero direccional que lo vuelve en todo un traza-curvas. El bloque empuja con solvencia en casi todo el régimen de revoluciones, acompañado siempre de una transmisión Steptronic de ocho relaciones ultra rápida que intenta mitigar cualquier aparición de turbo lag que procure surgir.
El aislamiento acústico es sobresaliente y la firmeza con la que avanzamos por cualquier terreno, indescriptible a menos que uno ponga sus manos sobre el volante. A todo ello se suma un consumo que incluso pese a ser generoso con el pie derecho conseguirá ajustarse lo máximo posible para estirar el máximo nuestra parada en la gasolinera. Con algo menos de 8,3 l/100 km, si sumamos su amplísimo depósito de combustible (80 litros) no hay que ser un gurú de los números para resolver que podremos rondar los 1.000 kilómetros sin parar.
Lujo extremo
Una vez expuestas las infinitas virtudes que atesora toca hablar del punto más crítico: el precio. Cierto es que los 78.000 € de los que parte este motor ya son poco accesibles para la inmensa mayoría de mortales y aunque en dicha tarifa se incluya un amplísimo equipamiento, si quiere optar por nuestra unidad, vaya preparando cerca de 36.000 € más (casi lo mismo que un Serie 1) para sumar los innumerables extras que sumaba.
Algunos de los más destacados son la pintura Sonnestein metalizado (2.183 €), el acabado XLine con asientos delanteros calefactables, llantas de 19 pulgadas, línea exterior BMW Individual aluminio satinado… (3.750 €), faros láser (2.367 €), techo panorámico (3.255 €), calefacción en reposabrazos y consola central (888 €); asientos delanteros con masaje (1.302 €), BMW Display Key (343 €), Head-up display (1.645 €), paquete de asistentes Driving Assistant Professional (3.077 €), cámara 360º (1.420 €), sistema de visión nocturna con reconocimiento de peatones (2.485 €), equipo de sonido Bowers & Wilkins (6.509 €), eje trasero direccional (1.479 €), suspensión neumática (2.485 €) o paquete XOffroad (3.136 €).
Ficha Técnica BMW X5 xDrive30d
Motor: Diesel, seis cilindros en línea, turbo
Cilindrada: 2.993 cm3
Potencia: 265 CV a 4.000 rpm
Par: 620 Nm entre 2.00-2.500 rpm
Velocidad Máxima: 230 km/h
0-100 km/h: 6,5 seg.
Consumo combinado (WLTP): 6,8 l/100 km
Consumo combinado (prueba): 8,3 l/100 km
Emisiones CO2: 158 gr/km
Dimensiones: 4.922 / 2.004 / 1.745 milímetros
Maletero: 650-1.860 litros
Peso: 2.110kg.
Cambio: Automática, con convertidor de par, de ocho velocidades
Depósito: 80 litros
Precio: 78.000 euros