Eso sí, si te gusta la unidad que ilustra estas líneas, ve preparando la billetera… Al César lo que es del César. BMW fue la pionera en esto de combinar los términos SUV y coupé. Fue hace más de una década con el X6 que enamoró a propios y extraños por su aspecto robusto y poderoso, convirtiéndole no solo en un modelo de éxito sino logrando que ese concepto de SUV coupé agarrase entre el público. Concepto que en 2014 se confirmó con la llegada del segundo todocamino deportivo de la firma bávara el X4.
Un modelo que en poco tiempo logró conquistar el corazón de un cliente que veía en él una alternativa igual de atractiva que la del X6 pero con un precio infinitamente inferior al del mastodóntico creador de la categoría. En cualquier caso, las más de 200.000 unidades vendidas están ahí para confirmarlo.
Hoy, con un mercado volcado directamente hacia las siglas SUV, BMW quiere seguir dominando la categoría deportiva con una generación, la segunda, del X4 que gana en atractivo y tecnología, pero sobre todo en dinamismo.
Potencia visual
En la primera toma de contacto realizada antes del verano, ya quedamos sorprendidos de su apariencia. Si bien tras la renovación del X6 hace tiempo me quedé bastante frío al considerar que había perdido cierto grado de presencia, con esta segunda entrega del X4 me ha ocurrido lo contrario.
Ficha Técnica BMW X4 xDrive 25d
Motor: Diesel, cuatro cilindros en línea
Cilindrada: 1.995 cm3
Potencia: 231 CV a 4.400 rpm
Par: 500 Nm a 2.000 rpm
Velocidad Máxima: 230 km/h
0
Consumo (urbano/extraurb./mixto): 6,2 / 5,1 / 5,7 l/100 km
Emisiones CO2: 149 gr/km
Dimensiones: 4.752 / 1.918/ 1.621 milímetros
Maletero: 525-1.430 litros
Peso: 1.830 kg.
Cambio: Automática, con convertidor de par, de ocho velocidades
Depósito: 60 litros
Precio: 56.600 euros
Precio ud. probada: 85.552 euros
Los diseñadores germanos han sabido otorgar la porción exacta de musculatura para convertir al X4 en todo un imán visual. Apoyados eso sí en un frontal calcado al del nuevo X3 y en una zaga derivada de la que emplea el nuevo Serie 6 GT, este X4 se presenta con un aspecto más robusto y vigoroso que el de su predecesor. Un conjunto en el que esa zaga está mejor integrada que antes consiguiendo que esa filosofía deportiva esté más presente que antes.
Como detalles a destacar están los nuevos grupos ópticos, tanto delanteros Full LED, como traseros, más estilizados; las ya características tomas de aire laterales ‘air breathers’ o una parrilla frontal con unos riñones sobredimensionados. En nuestro caso, la presencia del paquete deportivo M conseguía no solo incrementar ese toque deportivo, sino añadir elementos como la doble salida de escape trasera, las llantas de 20 pulgadas con pinzas de freno en azul, los paragolpes específicos o la sustitución de algunas partes cromadas por otras en negro.
Todo ello, sin obviar unas dimensiones que han crecido respecto a su antecesor. De esta forma, el X4 que estás contemplando es nada menos que 8,1 cm más largo, 3,7 más ancho y 3 más bajo… ¿Nos crees ahora cuando te decimos que los diseñadores bávaros han conseguido integrar mejor su diseño?
Corrigiendo errores
Gracias a esta mejora en sus cotas, el habitáculo ha conseguido paliar uno de sus grandes defectos, el espacio en la zona trasera. Cierto es que la rebaja de la altura podría considerarse como un hándicap, pero la verdad es que tras medirlo y probarlo, comprobamos que un adulto de 1,85 cm no tendrá problemas de espacio.
Si nos ceñimos al hueco para las piernas, más de lo mismo, ya que dicha zona ha incrementado en 3 cm el espacio frente al anterior X4. Ahora bien, si analizamos la cota de anchura, pese al aumento de tamaño exterior, colocar tres adultos en la zona posterior seguirá siendo algo quimérico, más allá de que el central sea mucho más menudo que los exteriores y siempre que no tenga impedimentos en soportar un túnel central voluminoso determinado, en nuestro caso, por el módulo de la climatización.
Quizá por ello, los cuatro ocupantes vean como dato positivo el aumento en 25 litros del maletero, pues los 525 litros que cubica les serán ideales para depositar todas sus pertenencias. Por citar algún pero de esta zona, quizá el umbral de carga queda algo alejado del suelo (a 74 cm para ser más exactos).
Donde no hay fisuras, ni de diseño ni ergonomía es en el puesto de conducción… o bueno sí. La visibilidad trasera es prácticamente inexistente como consecuencia de una luneta que ha tenido que rendirse a las exigencias del diseño. Por lo demás, nada que objetar. Cierto es que el salpicadero del X4 no ofrece novedad alguna frente al del X3, pero lejos de ser una desventaja no solo permite generar imagen de marcha, sino también facilitarnos las cosas a la hora de manejar sus muchas funciones.
Del conjunto destacan los tres manejos de la pantalla central de 10,25 pulgadas: mediante el controlador iDrive del túnel central, de manera táctil o a través de los gestos. Como en todo BMW, la calidad y ajuste de los materiales es perfecta, mientras que el confort que brindan los asientos deportivos tapizados en cuero no puede ser más elevado.
Desmintiendo mitos
Una vez sabemos que el X4 ha mejorado tanto es su aspecto estético como de confort, toca saber si ese ADN deportivo del que hace gala en su silueta se consuma una vez arrancamos. Todo apuntaba a ello en la brevísima toma de contacto realizada por Zaragoza hace meses, y tras estar con él durante una semana, lo hemos confirmado de manera definitiva.
La conclusión queda clara, por tanto. El X4 es uno de los SUV más deportivos del momento, cualidad que sirve además para acabar de desmentir un mito que sigue circulando entre muchos detractores de los todocaminos. Porque aunque el X4 quizá pueda estar más pensado para devorar kilómetros por autovía, lo cierto es que se desenvuelve con una soltura espectacular cuando afrontamos un tramo virado.
La perfecta puesta a punto del chasis se apoya en una amortiguación deportiva variable que sujeta la carrocería en cada cambio de apoyo (sobre todo con el programa Sport activado) y en una dirección (con asistencia eléctrica variable) que se percibe más rápida y directa que antes, pero que en determinados giros parece ser algo pesadota. En este sentido, no hay que olvidar que estamos moviendo un ‘bicho’ de 4,75 metros de largo y 1.830 kilos de peso en nuestra unidad.
Por eso, la labor de los frenos M Perfomance se torna como determinante a la hora de pararnos, pues es relativamente sencillo adquirir velocidad con este X4. Parte de culpa la tiene, en este sentido, el motor ubicado bajo el capó.
La opción a elegir
De la extensa muestra proporcionada por BMW, nosotros elegimos el diésel intermedio, el xDrive 25d, por ser el más equilibrado tanto a la hora de generar sensaciones deportivas como de ahorrar en el consumo. Si bien los 190 CV del 20d pueden ser más que suficientes para muchos, lo cierto es que los 231 CV del 2.0 litros satisfarán mucho más nuestras necesidades.
En marcha y a velocidad de crucero parece gozar de doble personalidad. Y es que por un lado nos ofrecer consumos acordes a su cilindrada, con datos que pueden moverse en torno a los 7 l/100 km a poco que circulemos con tranquilidad; mientras que en el otro lado de la balanza, en términos de suavidad y ausencia de vibraciones, parece que nos impulse un seis cilindros.
En marcha, el empuje es casi instantáneo gracias a los 500 Nm de par proporcionados a 2.000 rpm. De hecho, en alguna que otra aceleración casi desde parado demuestra su potencial al subir ligeramente el morro cuando aceleramos con contundencia. Apenas hay rastro de lag (retardo) gracias en parte a la perfecta gestión del cambio Steptronic de ocho relaciones, que prácticamente lo elimina en beneficio de unas sensaciones deportivas mucho mayores.
¿Y por campo?
Sabemos que, en general, los SUV huyen de todo terreno que no esté asfaltado y este BMW… no iba a ser menos. Con una filosofía enfocada a rodar por lo negro, ya sea en línea recta o mediante un sinfín de ‘paellas’, lo cierto es que pensar en sacarle a caminos de tierra incluso nos chirría.
Cierto es que hace gala de soluciones como la tracción total xDrive, enfocada en nuestro caso para tener un mejor agarre en las curvas, un control de descenso de pendientes o los 21 cm de altura libre al suelo, pero lo cierto es que no se nos pasa por la cabeza meterle en una zona de tierra… menos aún con unas llantas de 20 pulgadas montadas sobre neumáticos de perfil bajo como los de nuestra unidad (245/45 delante y 275/40 detrás).
Creemos que el X3 está bastante mejor acondicionado que este X4 para circular fuera del asfalto, pero quienes pese a todo quieran gozar de un día de aventuras, BMW pone a su disposición un paquete específico denominado M Sport X con una estética específica y mejoras dinámicas enfocadas a convertirlo en un azote fuera pista.
¿Para todos?
Quienes busquen unas sensaciones más radicales, tendrán que optar por las versiones firmadas por M Performance que, en el caso de las mecánicas de gasóleo, se trata de la M40d de 326 CV. Ahora bien, aquellos que opten por ella tendrán que desembolsar 18.100 € más que por nuestro protagonista.
Una versión por la que BMW ya pide 56.600 €, o lo que es lo mismo, X € más que por un X3 de la misma potencia. Tarifa que además se puede incrementar hasta donde el cliente quiera. En nuestro caso, lo hizo hasta los 85.552 € como consecuencia de montar, entre otros, el acabado M Sport (7.400 €), el color rojo ‘Flamencorot’ con efecto brillante (1.065 €), la tapicería de cuero Vernasca (1.609€), los paquetes Comfort (2.250 €), Connectivity (2.850 €) o Innovation (2.250 €), la llave BMW Display Key (295 €), el sistema de ayudas Driving Assitant Plus (1.668 €), asientos calefactados delanteros y traseros (875 €), la suspensión adaptativa (710 €), los frenos deportivos M (769 €) o las llantas de 20 pulgadas sobre neumáticos ‘run flat’ (2.426 €).