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Prueba: BMW 730d – Fuera de serie

Es la Serie más lujosa de toda la gama BMW, posición que consigue no sólo por ofrecer una experiencia de conducción sobresaliente sino también por contar con un habitáculo de altísima calidad en donde los pasajeros se sentirán casi como en casa.

Nosotros hemos podido probarla en profundidad y, sin embargo, aún no sabemos qué nos gusta más, si llevarlo o que nos lleven. ¿Nos ayudas a elegir? Tras una semana de prueba a fondo, cientos de kilómetros recorridos y muchas sensaciones percibidas… cuando me pongo a escribir frente al ordenador sucede algo que no me esperaba: tengo dudas acerca de este BMW 730d. “¿¡Cómo es posible!?” Oigo que me pregunta una voz en el fondo de mi cabeza. “Lo es…”, respondo en voz alta y prosigo: “…porque no sé si me ha gustado más conducirlo o sentarme detrás y dejar que me lleven”

Efectivamente, la Serie 7 de BMW provoca que pongas en entredicho el famoso slogan de la marca bávara ¿Te gusta conducir?,  haciéndote dudar de si has disfrutado más con el volante entre la manos o viajando completamente relajado en su parte trasera. En mi caso, en condiciones normales, la decisión sería sencilla: elijo conducir; y más cuando tienes la oportunidad de disfrutar de todo el empuje y las sensaciones que te brinda el excelente motor de 3.0 litros, de seis cilindros en línea, sobrealimentado mediante un turbocompresor, que entrega 265 CV, el cual, agárrate, ¡corresponde a la versión de acceso a la gama!

Sí, aunque cueste creerlo, el 730d es el modelo menos potente y, a priori, más ‘popular’ de toda la Serie 7 -que está compuesta por otra versión diésel, el 740d xDrive de 320 CV, una de gasolina, el 750i de 449 CV y una recientemente estrenada híbrida enchufable, el 740e iPerformance de 326 CV-. No obstante, sus 265 CV no sólo resultan más que suficientes para mover al vehículo con fuerza y permitir que acelere como si fuera un deportivo –únicamente necesita 6,1 segundos en llegar a 100 km/h… y eso que pesa 1.830 kg-; sino que además es muy sencillo de conducir.

Silencio, se vuela

Hecho que logra gracias a un ajuste del chasis muy afinado, que le permite tener una respuesta muy ágil, y que trabaja en conjunción con una amortiguación neumática que absorbe las irregularidades del asfalto como si nada. En ningún momento nos da la sensación de estar llevando un ‘gigante’ de 5,10 metros de largo, ni siquiera a nivel mecánico, pues además de los 265 CV de potencia, nuestro bloque genera un descomunal par máximo de 620 Nm, que están disponibles desde las 2.000 rpm, asegurando así una respuesta impresionante casi desde que hundimos el pie en el pedal.

De hecho, en aceleraciones pronunciadas, notamos cómo el morro se levanta… como si intentara despegar del asfalto. Un potencial se encarga de gestionarlo una excelente caja de cambios automática de 8 relaciones firmada por ZF, la cual envía toda la fuerza a las ruedas traseras –por 4.400 euros más tienes disponible la variante con tracción integral xDrive-.

Ahora bien, a diferencia de los aviones comerciales, este 730d es un derroche de tranquilidad y calma. El aislamiento acústico es tal, que de no ser porque vemos los árboles pasar por la ventanilla no nos daríamos cuenta de que estamos en movimiento. El motor no se percibe en absoluto, al igual que los ruidos aerodinámicos, que parecen pedir permiso para filtrarse mínimamente en el habitáculo.

La guinda al pastel la pone un consumo medio realmente contenido. La marca homologa un gasto medio de 5,5 l/100 km, un valor algo arriesgado que no será imposible lograr a no ser que vayamos siempre a punta de gas. Pero que ello no parezca algo negativo, porque en condiciones normales, este 730d es capaz de ser tan eficiente como un Serie 1. De hecho, durante nuestra semana de pruebas, el consumo medio se estipuló en algo más de 6,5 l/100 km. Bien es cierto que en los picos de aceleración o en carreteras secundarias, el valor puede rozar con facilidad los 8 l/100 km, pero si realizamos una conducción tranquila, el 6 será el número que siempre nos acompañe.

Control gestual

Todo ello, sentado en un habitáculo que, ciertamente, es de todo menos pobretón. Más aún si tenemos en cuenta que nos encontramos ante la generación más moderna del Serie 7. Un vehículo que se renovó a finales del año pasado, dando un importante salto de calidad… si es que eso se podía lograr. La apariencia general es la típica de cualquier BMW, pero llevado al siguiente nivel. Decimos esto porque más allá de la espectacular pantalla central de 10,3 pulgadas de alta resolución o de los novedosos comandos táctiles para la climatización, el nuevo Serie 7 es el primero del mercado en incluir un control gestual.

Sí, has leído bien, BMW ha querido adelantarse al futuro con el sistema de control por voz y gestos que ha implantado en su berlina de representación. A través de una cámara situada en el plafón del techo, el sistema reconoce cinco movimientos de los dedos, los cuales nos permitirán subir o bajar el volumen, cambiar de emisora, aceptar o rechazar una llamada de teléfono y modificar la perspectiva de la cámara cenital en la maniobra de aparcamiento. Más allá de la increíble novedad que ello supone, nuestra impresión es que todavía le queda un buen camino por recorrer, sobre todo a la hora de interactuar con algunas funciones, como la de las cámaras. El resto, con el tiempo, acaban siendo muy intuitivas, aunque al principio no de la sensación de que son algo imprecisas.

Esto es lo más destacado de un puesto de conducción que sigue ofreciéndonos un sinfín de elementos tecnológicos: volante eléctrico y calefactado, Head-Up Display extendido –incluye muchas más indicaciones que antes así como una resolución mucho mejor-, asientos de alto confort, con un mullido más blando que se ajusta a la forma de nuestras espalda, tapizados en piel, con calefacción y ventilación…

También cabe mencionar la nueva interfaz del sistema multimedia, con menús más grandes y opciones ampliadas, como los múltiples tonos de iluminación ambiental, navegación o múltiples aplicaciones que nos permitirán desde navegar por Internet como si estuviéramos en casa, hasta consultar las últimas noticias en tiempo real…

Llave mágica

Una vez la zona delantera me ha encandilado, decido pasar a la trasera. Pero antes, cabe destacar otra de las importantísimas novedades que trae este nuevo Serie 7: su llave. En efecto, BMW da otro paso más hacia el futuro. Tiene forma de móvil –es casi igual de grande que un iPhone 5-, gracias a su pantalla táctil y desde ella se podrán realizar diversas funciones: activar la climatización, abrir y cerrar las ventanas u observar la autonomía restante.

En cambio, hay un gadget que nos ha dejado sorprendidos. Y es que seremos capaces de aparcarlo sin necesidad de estar dentro –una opción que cuesta 650 euros-. Cierto es que únicamente podremos moverlo hacia delante o hacia atrás, por lo que previamente habremos tenido que dejarlo cuadrar, pero dicha maniobra nos servirá para ajustarlo al milímetro tanto si hemos estacionad en batería, como si hemos encontrado un ‘super-hueco’ en línea. Además, si detecta un obstáculo, se detendrá inmediatamente, incluso aunque nosotros sigamos ordenándole que avance.

  • FIcha técnica

Motor: Diésel, seis cilindros en línea

Cilindrada: 2.993 cm3

Potencia: 265 CV a 4.000 rpm

Par: 620 Nm entre 2.000 y 2.500 rpm

Velocidad Máxima: 250 km/h

0-100 km/h: 6,1 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 5,5 / 4,2 / 4,7 l/100 km

Emisiones CO2: 124 gr/km

Dimensiones: 5.098 / 1.902 / 1.478 milímetros

Maletero: 515 litros

Peso: 1.830 kg.

Cambio: Automática con convertidor de par, de ocho velocidades

Depósito: 78 litros

Precio: 95.743 euros

Unidad probada: 139.674 euros

Y ya que hablamos del aparcamiento, este Serie 7 también evoluciona su asistente de estacionamiento automático. Ya no sólo actúa sobre la dirección, sino que también es capaz de acelerar y frenar de forma autónoma, así como de cambiar de ‘directa’ a marcha atrás –y viceversa-. Sólo tendremos que dejar pulsado un botón situado en el túnel central y el coche se encargará de hacer el resto.

Limusina de alto standing

Una vez que hemos colocado la llave en su compartimento de carga inalámbrica –un hecho que recomendable ya que la batería se descarga rápidamente-, y tenemos a un ‘chófer’ que nos lleve a dar una vuelta, comenzamos a ‘trastear’ con los asientos traseros. Tras un primer vistazo, avisamos a nuestro conductor de que haga una ruta larga, porque hay mucho que probar y es necesario tiempo para asimilarlo.

Lo primero que notamos es el amplísimo espacio del que disponemos… y eso que no estamos en la carrocería de batalla larga –donde la longitud del coche aumenta hasta los 5,24 metros y la distancia entre ejes hasta los 3,21 metros-. Nosotros nos ‘conformamos’ con 3,07 metros de batalla, más que suficiente para que nuestras piernas no encuentren obstáculo alguno. Los asientos ofrecen todo tipo de regulaciones, calefacción, ventilación masaje e incluso nos permitirán reclinarnos ligeramente. Hasta ahí, nada nuevo respecto a la anterior generación.

Ahora bien, si bajamos el respaldo de la plaza central, comprobaremos lo realmente novedoso de este modelo: el Touch Command. Se trata de una Tablet Samsung de 7 pulgadas que se integra en el apoyabrazos y que permite controlar todas las funciones del vehículo: iluminación, asientos, cortinillas traseras, regulación del asiento del copiloto, sistema multimedia, navegación…, así como navegar por Internet, reproducir películas en Blu-Ray o ver la televisión –también ofrece un mando a distancia para facilitar estas dos últimas funciones-. Todo ello se ve reflejado en las dos pantallas de 10 pulgadas situadas tras los reposacabezas delanteros. Monitores que son fijos, a diferencia de la mencionada Tablet, que es extraíble, lo que nos permitirá usarla como sistema multimedia personal.

Así contado, parece poco, pero lo cierto es que necesitaremos bastante tiempo para habituarnos a todo lo que nos ofrece la excepcional zona trasera de este Serie 7. Eso sí, en el momento en el que nos pongamos a configurarlo, hay que andar con ojo, porque la factura, sólo en dicha zona, puede superar los 10.000 euros.

Suma y sigue

Esta es una de las características tanto del Serie 7 como del resto de berlinas de representación: el número y precio de opcionales que ofrece. Para que te hagas una idea, de serie, el 730d cuesta 95.743 euros, pero si empiezas a equiparlo con las opciones ya comentadas y le añades otras incluidas en nuestra unidad de pruebas como los faros láser –impresionantes al realizar una conducción nocturna-, el equipo de sonido Bowers & Wilkins –de calidad sobresaliente-, paquete exterior M, sintonizador de televisión, techo solar…

A todo ello, se puede sumar un sinfín de ayudas a la conducción: sistema activo de cambio de carril, control del ángulo muerto, control de crucero adaptativo con función Stop&Go y función de seguimiento de carril en atascos, detector de tráfico cruzado tanto trasero como delantero, u otros más, la factura final a pagar estaría cercana a los 135.000 euros, es decir, 44.000 euros más –lo mismo que cuesta el actual Serie 5 520d-.

¿Preparado para lo siguiente?

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