Las carrocerías de corte coupé se están poniendo especialmente de moda en los todocaminos grandes y medianos. Sin embargo, BMW ha querido recordarnos que los verdaderos coupés (y los más bonitos, por cierto) se deben a las berlinas tradicionales. Así nace el nuevo BMW Serie 2 Gran Coupé que analizamos a continuación en su versión 218d con motor diésel de 150 CV, un modelo que llega para rivalizar de tú a tú con su compatriota el Mercedes CLA Coupé. También puede ser una alternativa un poco menos directa a los Audi A3 Sedán y Mazda 3 Sedán, aunque este último es bastante más barato que los alemanes.
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Una trasera inconfundible
La carrocería de nuestro 218d Gran Coupé es exactamente igual que la de cualquier otro Serie 1 estándar -del que deriva- hasta que llegamos al pilar B. A partir de ahí se hace patente una caída bastante más acusada del techo, seña indiscutible de los coupés, que culmina en un marcado spoiler integrado en el portón.
La zaga sí es completamente diferente. Deja de lado el concepto hatchback para adoptar una línea salida hacia afuera y muy horizontal que va en consonancia con los SUV coupés que conforman la gama par X (X2, X4 y X6.)
En materia de calidades percibidas, todo está acorde a lo que alguien esperaría de una marca premium como BMW. Tanto el ajuste como el aspecto de todas las piezas son buenos y, para rematar el conjunto, nuestra unidad de pruebas equipa los faros opcionales con tecnología adaptable y matricial que funcionan de maravilla.
Buena calidad y buenos ajustes en el interior
El habitáculo no recibe ninguna modificación con respecto al del modelo compacto en el que se basa. La ergonomía y la posición de conducción son buenas, con amplios ajustes y reglajes tanto de asiento como de columna de dirección, la visibilidad también es correcta y, en general, todo da una sensación de calidad muy positiva.
Los asientos, pese a tratarse de un acabado tope de gama, son de tela. Hay que decir que no son nada incómodos y que el aspecto es bueno, pero también conviene aclarar que para forrarlos de cuero deberemos desembolsar más de 2.000 euros.
El espacio en las plazas delanteras es muy bueno y en las traseras, aunque la caída del techo condicionará a los más altos, también pueden viajar dos adultos de talla media con un alto nivel de confort.
La tecnología está bien presente con el cuadro de instrumentos digital de 10,25 pulgadas y con la pantalla central del mismo tamaño que incorpora navegación y todo tipo de conectividad. Eso sí, ambas (como el equipo de sonido Harman/Kardon, la iluminación ambiental o el volante M) forman parte del catálogo de extras.
El maletero cubica 430 litros de capacidad y, a pesar de beneficiarse de esas cuatro puertas laterales y de la línea coupé exterior, no cuenta con un portón como en el caso del A5 Sportback, por ejemplo, sino que encontramos una pequeña tapa que no deja una boca de carga demasiado grande.
El diésel no está muerto
Tardarán mucho en matar al diésel porque precisamente motores como este 2.0 turbo de cuatro cilindros, 150 CV y 350 Nm de par hacen que mucha gente se decida por estas mecánicas tanto por sus prestaciones como, sobre todo, por sus buenas cifras de consumo.
En autovía es capaz de anotar una media de 5 l/100 km, mientras que en secundarias podemos bajar hasta los 4 o 4,5 litros yendo muy tranquilo. En ciudad será raro superar los 8 litros incluso con tráfico... En total, combinando todo, nos sale una media de apenas 5,5 litros. Teniendo en cuenta que en el depósito de combustible entran hasta 42 litros de gasoil, obtenemos una autonomía media de en torno a 760 km.
La respuesta del motor es muy buena a partir de las 2.000 rpm, aunque es cierto que en las salidas o en las recuperaciones que iniciamos cuando estamos por debajo de ese régimen se echa en falta un poco más de brío. En todo caso, basta con reducir una marcha y obtener toda la energía que se precisa en cada instante. Además, cuando le exigimos estirar al máximo, lleva a cabo la aceleración de tal forma que pareciera tener más potencia. Esos 150 CV los entrega nada menos que a las 4.000 vueltas.
Al bloque se asocia de serie una caja de cambios automática de ocho marchas y del tipo convertidor de par que envía la fuerza al eje delantero de un modo muy suave, aunque, si no activamos el modo de conducción más deportivo, cuando queramos aglidad, tardaremos en encontrarla. Para eso, lo mejor es acudir a las levas que hay tras el volante.
Cómo va este BMW 218d Gran Coupé 2021
Su comportamiento dinámico se resume diciendo que es un coche muy ágil y estable en condiciones comprometidas, pero también realmente cómodo cuando le pedimos confort en viajes largos o en rutinas diarias. Lo cierto es que la marca bávara es una especialista en ofrecer eso.
Una de las características que estrenaba el Serie 1 en su nueva generación y que hereda este Serie 2 Gran Coupé es la tracción delantera -antes trasera.- Los más fanáticos de esa anterior condición estaban preocupados por si iba a ser algo que mermase las sensaciones en conducción deportiva y, aunque esta versión diésel no se prestaba mucho a comrpobarlo, sí podemos corroborar que sigue siendo un coche bastante placentero de conducir cuando nos metemos con él y, aun así, no es demasiado subvirador. Eso sí, resulta evidente que la pérdida de ese nervio en el tren trasero implica una pérdida también de emociones.
