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Prueba: Bentley Continental GTC V8 S – La eterna elegancia

La eterna canción de que el Bentley Continental es básicamente una copia cara del VW Phaeton ya cansa un poco. Este parentesco se observa en cada generación y se critica con demasiada frecuencia, pero lo peor de todo es que es totalmente cierto.

La parte buena es que este modelo de Bentley, con tantos años a sus espaldas, sigue conservando en cada actualización la incuestionable clase y elegancia británica. Fue en el año 2002 cuando los de Wolfsburg, que ya llevaban algunos años con Bentley bajo su poder de decisión, introdujeron en el mercado el Bentley Continental GT. A finales de 2006 llegó el modelo descapotable denominado GTC y desde entonces este modelo ha sido actualizado y versionado en varias ocasiones. Ahora, en 2014, le llega su último lavado de cara con nuevos motores, lo cual es toda una noticia porque la base no había cambiado hasta hoy.

El cuadro de instrumentos, el sistema de entretenimiento, el interruptor de plástico de la consola central… todo viene de una o dos generaciones atrás. Aquí detectamos inmediatamente una urgente necesidad de ponerse al día, aunque es cierto que el nivel de calidad es tan alto que todavía se puede vivir con ello. Sin embargo, otras cosas como la elevada posición de los asientos (incluso en su regulación más pegada al suelo) puede hacer enfurecer de verdad a la clientela más exigente y de mayor estatura.

No para clientes altos

Los clientes de mayor tamaño tendrán que encorvarse un poco en el asiento para no darse con el techo. Si se conduce descapotado, también será necesario ir agachando ligeramente la cabeza con el fin de evitar que el pilar A reste visibilidad. Otra pista de que este coche está construido para tallas pequeñas es que las salidas de ventilación de los asientos apuntan directamente a la altura de nuestros hombros.

El GTC que vamos a probar cuenta con una pintura azul brillante único y tan llamativo que subraya que estamos ante uno de los descapotables más bonitos del mercado. Podemos buscar arrugas de edad en su carrocería, pero vamos a encontrar poco, ya que sus hombros anchos, los escapes cromados y el frontal redondeado siguen estando tan de moda como al principio.

Poca competencia

La apertura de la capota de lona se lleva a cabo presionando una tecla (se puede hacer en parado o mientras se conduce) en una deliciosa acción que puede acelerar el corazón de los  espectadores. Este ritual es tan elegante que por seguro genera envidias entre los clientes del 911, el SL o de un Serie 6 Cabrio. Ni que decir tiene que estos candidatos juegan en una liga diferente, ya que si se establece una comparativa con los motores más potentes y con algunos extras, la diferencia de precio del Bentley sigue siendo aplastante.

Esta letra S al final del nombre es la última incorporación en el catálogo del Continental. Desde hace poco tiempo, al clásico doce cilindros que ha venido impulsando a este modelo durante tanto tiempo se añadió un V8 que ofrece 68 cv menos con respecto a los 575 del motor W12. Estos 68 cv suponen un mundo de separación entre ambos modelos pero ayudarán a construir un futuro más prometedor tanto a la marca como a todas las versiones del Continental.

El control electrónico

Sobre este nuevo V8, la letra S añade un plus de 21 cv, por lo que ahora conseguimos una cifra final de 528 caballos. Para Bentley esto ha sido coser y cantar, ya que los ingenieros ni siquiera han tenido que meter mano al motor. Un poco más de presión de sobrealimentación del turbo y un chip con el nuevo software de control han sido más que suficientes para dar a luz al nuevo V8 S.

Desde el punto de vista del cliente, estamos hablando de unos 10.000 euros de incremento sobre el V8 normal. Esto incluye un kit aerodinámico con faldones algo más bajos que, al menos en una impresión óptica, hacen que esta versión parezca más musculosa. Además, se añaden llantas de 21 pulgadas para llenar mejor los huecos de las enormes ruedas, lo que supone otro incentivo tanto estético como dinámico.

Una auténtica orquesta

La primera advertencia de que estamos en un “S” es el sistema de escape deportivo. Apretando suavemente el pedal de acelerador, el motor provoca un ruido sordo y calmado que advierte antes de la tormenta. Si, por el contrario, pisamos a fondo, los rugidos del motor de ocho cilindros y cuatro litros se entregan como si no hubiera un mañana; sólo con una aceleración basta para preguntarnos si tal vez un Aston Martin puede provocar un concierto tan bien orquestado. Y aquí no hablamos de volumen, sino de precisión y afinación.

Acompañando a esta espeluznante explosión de sonido tiene lugar la aplastante propulsión, en la que los 680 Newtonmetro se coordinan a través de una caja automática de ocho velocidades que hace que las cuatro ruedas se agarren al asfalto de una forma excepcional. Este convertible, de menos de 2,5 toneladas, tiene capacidad para acelerar en 4,7 segundos hasta los 100 y alcanzar los 309 km/h velocidad máxima. El V8 normal necesita tres décimas más y “sólo” llega hasta los 301 km/h. En este sentido, la comparación no da para que el cliente del S saque demasiado pecho.

Virtudes y defectos

Sin embargo, el “S” también ha mejorado sus capacidades en curvas, y esto sí que gustará a sus propietarios. Gracias a una dirección un poco más directa, muelles y amortiguadores revisados, este descapotable logra un poco más de impulso en su dinámica transversal. La diferencia es más evidente cuanto más busquemos los límites en circuito. Después de todo, los técnicos son conscientes también de algunas desventajas, como por ejemplo la rigidez torsional, que no ha sido actualizada en mucho tiempo.

La mayoría de los conductores de Bentley saben que su coche no es el más indicado para hacer que el ESP llegue a sus límites pero, aún así, el enorme equipo de frenos cerámicos hace su trabajo cuando se le exige. Es un modelo mucho más indicado para hacer altas velocidades de crucero hacia una puesta del sol disfrutando de la elegante orquesta que sale del capó a cada golpe de acelerador. También es muy recomendable si se quiere presumir ante los vecinos de que tener un coche así no cuesta menos de 15 o 20 litros cada cien kilómetros.

Conclusión

Para nosotros, el Bentley Continental GTC es sin duda el descapotable más bonito que hay en la actualidad, aunque sí es cierto que el interior debería ser renovado con urgencia y que no es válido para los conductores más altos. El V8 S saca su extra de potencia únicamente con una mejor gestión electrónica y sólo con el espectacular sonido ya tiene justificado ese extra que hay que invertir para distinguirse con respecto a los clientes del V8. Aún así, el aviso a navegantes es claro: mucho cuidado con invertir en el V8 porque no es un modelo que pretenda estar a la altura del W12.

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