No es la primera berlina de representación que probamos y, probablemente, no será la última. De hecho, ya pudimos conocerla hace algunos meses cuando Audi nos invitó a la presentación nacional realizada en Sevilla. Pero no me tiembla el pulso al repetir, mejor dicho al escribir, que la cuarta generación del Audi A8 no solo es la mejor de su historia, sino también la mejor de su categoría.
Ser el último en llegar también suele ayudar, pero lo cierto es que los desarrolladores de Ingolstadt han echado el resto para desarrollar el que, a buen seguro, es el coche más avanzado de la actualidad.
Toque de frescor
Querría intentar dejar el apartado estético a un lado, ya que a grandes rasgos este Audi A8 mantiene la línea de su predecesor, pero los diseñadores alemanes han sabido aportar ciertos toques de frescor. Por un lado, la parrilla singleframe, más baja, ancha y perfectamente integrada en el paragolpes. El segundo, la zaga, con una nueva tira de luces que une ambos grupos ópticos y que, si eres un fan de los cómics de Marvel, asemejarás a las gafas del mutante Cíclope.
Fricadas aparte, lo cierto es que esta nueva tira le otorga una mirada distintiva, atractiva y muy singular. Además, en caso de equipar el paquete de luces más alto, Audi HD Matrix LED con láser, la zona trasera integra la tecnología OLED con la que se añade una llamativa animación dinámica tanto al abrir como al cerrar el vehículo.
Más allá de este gadget tecnológico, lo cierto es que me encuentro ante un coche que destila elegancia y presencia. Parte de culpa la tiene la letra L que se posiciona en el portón y que hace referencia a la carrocería larga del modelo. Con ella, su longitud se estira hasta los 5,30 metros, cota que acompaña del 1,94 metros de ancho y 1,45 de alto, es decir, toda una limusina.
Siéntese y disfrute
Así es como se presenta este nuevo Audi A8 L, como el típico coche oficial que usaría un alto mandatario, el director de una gran compañía o, claro está, el presidente del Real Madrid o FC Barcelona. Para ello, la firma de los cuatro aros ha evolucionado su zona trasera. Si la anterior generación ya sabía mimar a sus ocupantes, esta da un paso más hacia el confort más absoluto.
Ficha Técnica Audi A8 L 50 TDI quattro Tiptronic
Motor: Diesel, seis cilindros en V, turboalimentado
Cilindrada: 2.967 cm3
Potencia: 286 CV entre 3.750
Par: 600 Nm entre 1.250-3.250 rpm
Velocidad Máxima: 250 km/h
0-100 km/h: 5,9 seg.
Consumo (urbano/extraurb./mixto): 6,4 / 5,4 / 5,8 l/100 km
Emisiones CO2: 150 gr/km
Dimensiones: 5.302 / 1.945 / 1.456 milímetros
Maletero: 505 litros
Peso: 2.075 kg.
Cambio: Automático, con convertidor de par, ocho relaciones
Depósito: 82 litros
Precio: 100.330 euros
Precio ud. probada: 163.050 euros
Asientos envolventes, calefactables, ventilados, con regulación eléctrica, inclinación, funciones de masaje, reposapiés portátil, cortinillas de privacidad, sistema multimedia trasero con pantallas individuales y extraíbles, sistema de climatización independiente, sintonizador de televisión, reproductor de DVD… Un entramado de confort que está pensado para el máximo disfrute.
Y por si eso no parece suficiente, Audi ha añadido un toque tecnológico el cual se representa por la nueva pantalla central extraíble situada en la renovada consola central. Desde ella se puede manejar todo lo anteriormente mencionado, con la misma sencillez y rapidez que un smartphone. Simplemente espectacular. Todo ello sin olvidar, claro está, un espacio exquisito que nos permitirá incluso estirar las piernas por completo.
Pantallas por doquier
Ahora bien, que berlinas de representación como este Audi A8 L estén pensadas para los ocupantes traseros no implica que se deje de lado a los dos delanteros. De hecho, si la zona trasera sube un punto el nivel, el puesto de conducción avanza dos o tres pasos a lo que nos tenía acostumbrados.
Sin llegar a profundizar en el altísimo nivel de acabado que ofrece, con materiales nobles como la madera (de verdad por cierto), el Alcántara, el aluminio, el magnesio o el cuero, lo que sí cabe destacar son los detalles minimalistas de los que hace gala. Empezando por los 64 colores disponibles para la luz ambiente LED o unas salidas de aire que, cuando no están activas, se ocultan tras la propia moldura de madera. Tomas que, además, se manejan mediante un innovador comando táctil que regula la intensidad.
Sí, porque esta cuarta generación del Audi A8 casi dice adiós a los botones físicos. De hecho, dejando a un lado el volante, en todo el salpicadero solo aparecen seis comandos analógicos: botón de arranque, sistema de aparcamiento, asistentes de conducción, regulador del volumen de la radio y los relacionados con el freno de estacionamiento eléctrico. El resto son todos táctiles, incluidos los que activan las luces.
Ahora bien, la palma se la lleva la consola central, compuesta por dos pantallas táctiles con respuesta capacitiva (similar a la que emplea Apple en sus iPhone y que emite una ligera vibración al pulsarse). La superior tiene 10,1 pulgadas, es rápida, sencilla y puede configurarse al gusto de cada conductor (permite arrastrar los menús y colocarlos en el orden que queramos, como en el teléfono). En ella se aglutinan prácticamente todas las funciones del vehículo (navegador, ajustes, teléfono, aplicaciones…) a excepción de la climatización.
Dicha función queda relegada a la segunda pantalla, situada bajo la principal y con un tamaño de 8,6 pulgadas. Esta es la causante de que el característico mando circular MMI haya pasado a mejor vida. Con un nivel de grafismo excelente, solo hay que pasar el dedo para controlar todo lo relativo a la temperatura, ya sea del conjunto como de los asientos o del volante. Pero además, al seleccionar el submenú de búsqueda en la navegación, se transforma en una superficie de escritura capaz de reconocer cualquier caligrafía (mayúscula, minúscula, de corrido, superpuesta). El funcionamiento de ambas es excepcionalmente rápido y apenas se perciben brillos en marcha, aunque no pueden escapar de las huellas dactilares, que siempre quedan impregnadas.
Cierto es que muchos siguen abogando por añadir botones físicos para no perder seguridad en marcha y que estos monitores requieren cierto periodo de adaptación, pero una vez le cogemos el ‘tranquillo’, no querrás volver a pulsar un comando tradicional en tu vida. Y no solo eso, sino que este Audi A8 ha mejorado el manejo vocal, reconociendo incluso órdenes relativas a la propia climatización. Para que te hagas una idea, tras pulsar el botón del volante, solo tienes que decir, “sube la temperatura a 25 grados”, e inmediatamente el sistema te reconoce y la sube; o “quiero cenar en un italiano” para que el motor de búsqueda te muestre un listado de los restaurantes más próximos a tu ubicación.
Como colofón a un ambiente totalmente ‘techie’, el Audi A8 no podía olvidarse del Audi virtual cockpit (con gráficos mejorados y una respuesta más rápida incluso que la del primero), ni de un Head-up Display que nos proyecta prácticamente todo lo que necesitamos al conducir: ruta, señales, velocidad…
Poderoso caballero
Conducción. Un término que suele resultar extraño cuando se habla de una berlina de representación. No obstante, Audi ha vuelto a echar el resto a la hora de presentarnos un vehículo que pese a su tamaño y peso (cifra más de dos toneladas), es incluso divertido de pilotar. Para ello no solo le ha dotado de un motor a la altura, como es el revisado 3.0 TDI V6 de 286 CV y 600 Nm de par, disponibles desde las 1.250 rpm, sino que cuenta con multitud de sistemas que contribuyen a añadir cierto grado de emoción al volante.
Entre ellos se encuentra una suspensión neumática, de serie, regulable a través del Audi drive select, dirección progresiva con variación de la dureza en función de la velocidad, diferencial trasero activo o un eje trasero direccional, capaz de girar las ruedas traseras en el mismo sentido o en el contrario a las delanteras.
En marcha, todo esto se traduce en una berlina rápida y ágil. Si bien está pensada para devorar kilómetros por autopista, no le hace ascos a una carretera sinuosa llena de curvas. Pese a su tamaño y peso, se siente ligera en el paso por curva, con poca deriva en vértices más cerrados y con una pisada contundente. El motor tiene un régimen de actuación amplísimo, y gracias a que su elevado par aparece a bajísimas vueltas, el empuje es endiabladamente contundente. Coger velocidad con ella es relativamente fácil, por lo que una vez más, volvemos a pensar en cómo respondería por una Autobahn alemana…
A nivel técnico, decir que este motor, se apoya de una red eléctrica supletoria gestionada por una batería adicional de ion litio de 48 voltios con el que el Audi A8 no solo es capaz de circular en modo vela (el motor se desconecta por completo apoyándose en la inercia) entre los 55 y los 160 km/h, sino que el Start&Stop se activa desde los 22 km/h. Medidas que ayudan a rebajar el consumo medio en 0,7 litros y, aunque este dato sea muchas veces pasado por alto por sus potenciales compradores, hay que resaltar los 7,7 l/100 km de gasto medio logrados durante nuestra semana de pruebas (homologa 5,8 l/100 km).
Este sistema también se encarga de alimentar todo el entramado de asistentes a la conducción (del que hablaremos más adelante) y, en pocos meses, será el encargado de gestionar la nueva suspensión adaptativa AI capaz de adaptar los amortiguadores a las condiciones del asfalto dando la sensación de viajar sobre una alfombra roja o de levantar la carrocería en caso de choque lateral.
Prepara el talonario
Ahora bien, si por algo destaca esta cuarta generación del Audi A8, es por el número de asistentes a la conducción que ofrece. Durante la toma de contacto ya te hablamos de muchos de ellos y, aquí, solo podemos añadir que sigue siendo una pena que los gobiernos y los organismos de tráfico no se pongan de acuerdo para dar luz verde a la conducción autónoma. Sí, somos conscientes de que aún queda mucho por pulir, pero su retraso está provocando que nos perdamos modelos como este A8, dotado de un nivel 3 de autonomía con el que es capaz de tomar el mando hasta los 60 km/h…
Así que mientras seguimos a la espera solo toca disfrutar de este nuevo Audi A8. Una berlina exquisita, despampanante y apta, eso sí, para unos pocos. Porque los 100.330 euros de los que parte esta carrocería larga (que ya son inalcanzables para muchos) son solo el comienzo de una cuantía que puede alcanzar, como en nuestro caso, los 163.050 euros.
Casi 10 millones de las antiguas pesetas que se invierten en muchos de los elementos antes mencionados, con especial mención a los asientos traseros abatibles (5.110 €), asientos delanteros eléctricos, con masaje y calefactables (4.105 €), dirección dinámica a las cuatro ruedas (2.385 €), faros Audi HD Matrix LED con láser y OLED (4.165 €), paquete de cuero completo (6.070 €), paquete de asistentes City (1.710 €) y Tour (2.935 €), sistema de entretenimiento trasero (3.785 €) o sistema de sonido Bang&Olufsen Advanced (7.940 €).