El 1.8 TFSI, controlado de una forma exquisita, otorga 170 cv a una estructura firme y estable capaz de cautivar en el interior a cualquier devoto de los coupés…. El Audi A5 1.8 TFSI es el más asequible de toda la gama y se puede comprar a partir de 35.660 euros. Con la terminación S-Line el precio sube considerablemente pero puede compensar por la calidad de los elementos que incluye. Lo más importante del A5 es que es un coche de cuatro plazas reales que destaca por el bajo consumo, la estabilidad y por el buen comportamiento en cualquier situación.
El margen de potencias para el A5 en motores de gasolina va desde este modelo (170 cv) hasta los 265 cv del 3.2 FSI. En diésel la mecánica más sencilla genera 190 cv y la más evolucionada 240 CV. Existe además la variante S5 con un motor V8 de 354 cv. La tracción total está disponible para todas aquellas versiones por encima de los 200 caballos de potencia.
Una de las cosas más atractivas de la gama es que desde este motor de acceso se puede acoplar el nuevo cambio Multitronic (la caja automática de 8 velocidades). Sin duda debe ser la opción para los más preocupados por el consumo y por la comodidad. Según Audi, con esta caja el gasto puede quedar por debajo de los 7,5 litros a los cien. El sobreprecio de esta opción es ligeramente superior a los 2.000 euros.
El pequeño R8 entra en zona peligrosa
Hay que comentarlo, aunque sea salvando las distancias. La impresión del frontal de este coupé recuerda inequívocamente a la sensación de ver un R8 acercándose sigilosamente por un callejón oscuro. La asombrosa iluminación por LEDs y la monstruosa parrilla -tan identificable de Audi – han creado, como si de una miniatura se tratara, la recreación de un superdeportivo en formato cotidiano.
Con este aspecto tan poderoso, el Audi A5 se las ha ingeniado para plantar cara los Bmw 320i Coupé, Mercedes-Benz CLK 200 K o al mismísimo Jaguar XK. Si tomamos en cuenta el factor precio, realmente el único rival directo es el primero de ellos. Por diseño creemos que le gana.
No hay duda de que el Audi A5 pasa sin demasiados trámites a la peligrosa zona de los coches de lujo. Decimos peligrosa porque en este caso se eleva inmediatamente el nivel de exigencia y cualquier error puede pasar factura a una valoración global. El A5 pasa la prueba por equipamiento, por confort de las plazas delanteras, por maletero (algo realmente secundario en los coupés) y por mecánica.
Para aquellos que no necesiten la terminación S-Line, el equipamiento de serie cuenta con llantas de aleación de 17 pulgadas con neumáticos 225/50, suspensión deportiva, parachoques en color de la carrocería, tapicería de tela Arcade, radio CD Concert con pantalla de 6,5 pulgadas y lector de tarjetas SD, sistema de audio con ocho altavoces, climatizador plus de tres zonas, indicador de marcha con recomendación de cambio y pomo en cuero.
Bienvenidos (los cuatro)
Que los asientos delanteros cuenten con ajustes eléctricos no es ninguna novedad en coches superiores como este. Sí lo es, sin embargo, que desde el costado exterior cerca de los reposacabezas exista un botón para retirar la banqueta. Ambos parecen dar la bienvenida no a dos, sino a cuatro personas. Es un hecho a tener en cuenta dado que los fabricantes de coupés nunca han dado importancia a las plazas traseras.
El hecho es que Audi ha creado el espacio necesario en la fila posterior y, además, puede vacilar dando una espectacular bienvenida. Cierto es que hay que reconocer donde está el límite: el A5 ofrece detrás un aceptable espacio para las piernas y no acusa demasiado la caída obligada de la carrocería. Una persona de 1,80 puede entretenerse ya en disfrutar y no contar las pelusas acumuladas en el techo.
Sin trucos
No tiene rival. De entre todos sus rivales directos, el Audi A5 cuenta con el maletero más amplio. Sus 455 litros abren una brecha considerable con respecto a los Bmw Serie 3 coupé y al CLK de Mercedes. Lo mejor es que este volumen esta repartido de forma que ha quedado una generosa profundidad. Se puede introducir una bolsa de golf sin problemas y abatir los asientos traseros de forma 60/40. De serie incorpora, además, una toma de corriente, ganchos adicionales de sujeción y redes laterales.
Hay otra buena noticia. Bajo el suelo del maletero no hay kit reparapinchazos ni soluciones alternativas: hay una rueda de repuesto de emergencia, con la que se puede circular hasta a 80 km/h y que no resta excesivo volumen al maletero mientras va guardada.
Toda una provocación
Probar este motor sabiendo que solamente estamos ante el comienzo de la gama es sencillamente una provocación. El 1.8 TFSI de 170 cv tiene unas prestaciones que impresionan mucho más al volante que en la ficha técnica, consume bastante menos y es más rápido que el CLK 220 de Mercedes. Su aceleración (8,4 segundos) es medio segundo más corta y es capaz de alcanzar sin problemas los 228 km/h.
De momento no hay ninguna opción intermedia entre este 1.8 TFSI de 170 cv y el 3.2 FSI de 265 cv con tracción quattro. Es un salto cualitativo muy grande y por tanto que hay que valorar si de verdad el “pequeño” puede cumplir las expectativas de un cliente. Seamos realistas: con el 1.8 TFSI no podremos obtener el ronco despertar de los seis cilindros en V ni podremos acelerar en 6,2 segundos, pero ¿qué es lo bueno? Que a cambio tendremos la eficiencia de un turbo, mucho menos consumo y una entrega de la tracción más divertida.
El 1.8 TFSI se insinúa ante el A5 como el mejor motor para rutas con muchas curvas en las que la utilización de la gestión de la caja de cambios se convierte en un factor determinante. De hecho, lo mejor del manual es su precisión, los ágiles recorridos cortos y la magnífica ubicación de la palanca. La entrega de potencia, ya desde abajo presente, invita a subir el cuentavueltas hasta más allá de las 6.000 revoluciones sin brusquedades, quejas y prácticamente sin tirones que cohíban la utilización del freno motor.
El cambio manual hace del A5 un coche más rápido que la versión automática Multitronic. La aceleración es dos décimas menor y puede alcanzar 10 km/h más de máxima. Sobre datos de consumo, el A5 es capaz de peinar la barrera de los 8 litros sin ser sometido a muchos esfuerzos, algo que cambia radicalmente cuando sacamos su verdadera raza e intentamos que de lo mejor de sí mismo. No bajará de los diez litros, mal que le pese a muchos.
Hay un S5 para los demás
Otro de los factores que definen el buen comportamiento del A5 es el ajuste de la suspensión y la magnífica asistencia de la dirección. Se puede notar toda su progresión (desde un parking hasta en carretera a 140 km/h) y, aunque la amortiguación pueda gustar más o menos por su dureza, lo cierto es que es la gran responsable de la magnífica estabilidad del coche.
Si nada de esto te convence, siempre tendrás un Audi S5 preparado. Con tracción quattro y un V8 de 354 cv, es capaz de obtener unas prestaciones soberbias: de 0 a 100 en 5,1 segundos, eso sí, afrontando más de 16 litros de consumo cada cien kilómetros. Lo mejor que tiene el rey de la categoría es que es capaz de afrontar curvas mucho más estrechas como si circularán sobre raíles. Su dirección, suave y directa, permite obtener la fiabilidad del A5 elevada a la máxima potencia.
En resumen
Audi no olvida nada cuando fabrica un coche. Se nota desde el aislamiento del coche hasta la calidad de los materiales interiores. Solamente el pack interior S-Line cuesta 1820 euros pero incluye llantas de 18”, asientos deportivos, pomo de la palanca de cambio en cuero y algunas inserciones de aluminio.
Son detalles, pero importantes, los que dan el resultado global de un coche. Desde la banda LEDs que forman la iluminación diurna hasta su innovadora llave, que guarda datos tan importantes como el kilometraje para facilitar la recepción para el servicio técnico en el taller. Bien por los de Audi, una vez más.