Dentro de la amplia oferta de modelos presentes en esta categoría, el Audi A1, con 25.000 unidades vendidas en Alemania hasta el momento, está casi a la par que el Fiat y justo por delante de Mini. El `Polo’ de alta gama tiene razones para explicar sus buenos resultados… El Audi A1 lleva ya tres años en el mercado y, después de todo este tiempo, aún no ha conseguido quitarse la mala fama de ser una mala opción de compra. Muchos consideran absurdo pagar mucho más por un coche que, en realidad, es básicamente lo mismo que un Seat Ibiza, un Skoda Fabia o que un Volkswagen Polo. Con cierta razón, el A1 sigue siendo indiscutiblemente el más caro de su segmento pero también es cierto que la misma distancia que hay en precio existe en cuanto a calidad. Bien es cierto que no podemos comparar la calidad de fabricación del A1 con la de alguna de las berlinas más representativas de la marca –como el A6 o e A8- pero sí está claro que las costuras, uniones, juntas y atornillado de piezas no se han hecho siguiendo principios de ahorro de costes.
Buena calidad a un precio muy alto
Cuando decimos que el A1 es un coche muy caro lo hacemos teniendo en cuenta que el modelo básico, de dos puertas y motorización de acceso con equipamiento mínimo cuesta casi 16.000 euros. Nosotros, que hemos probado el modelo de cinco puertas Sportback con el motor 1.4 TFSI acoplado a una transmisión de doble embrague, partimos de un coste inicial de 22.400 euros. Esto sin haber añadido ningún equipamiento especial. En el caso de que queramos añadir tecnología, el precio puede acercarse peligrosamente a los 30.000 euros.
El cliente que elija este motor de gasolina de cuatro cilindros con turbocompresor encontrará un funcionamiento bastante fino, tanto en términos de placer de conducción como en términos de rendimiento y consumos. Sus 140 CV de potencia y 250 Nm de par motor (entre 1500-3500 rpm) proporcionan un tiempo de aceleración para sus 1,2 toneladas de ocho segundos. La velocidad máxima es de 212 km/h, más que suficiente y muy de agradecer en distancias largas. Al pisar a fondo, este motor suena bastante vigoroso a pesar de su cilindrada mientras el cambio, muy tranquilo y bien escalonado, es otro punto a favor de cara a la comodidad de cualquier viaje.
Poco espacio
Los primeros argumentos a favor llegan de la mano de la suspensión firme que, especialmente en combinación con la dirección tan directa, hacen que la diversión de conducción sea total desde un primer momento. Sin embargo, después de pasados los primeros kilómetros, se agradecería una puesta a punto más cómoda sobre todo en ciudades invadidas por los badenes y guardias tumbados. En este sentido, los asientos son buenos y reducen un poco las sacudidas de cualquier obstáculo.
El problema más grande aparece a la hora de plantear viajes largos, ya que la falta de espacio para el equipaje es más que evidente. El A1 sólo tiene 270 litros de maletero y además la profundidad de carga es muy limitada. La ventaja del Sportback es, después de todo, que las dos puertas adicionales se pueden poner a disposición de la carga. En este caso, el asiento trasero se dobla hasta llegar a los 920 litros. Si en lugar de carga vamos a llevar pasajeros, éstos sólo podrán viajar si los ocupantes de las plazas delanteras son de talla pequeña, ya que si no tendrán que echar el asiento hacia atrás y se esfumarán los pocos centímetros que hay disponibles para las piernas en la banqueta trasera. La altura y la anchura son también cotas bastante limitadas, así que es recomendable pensar muy bien si vamos a viajar acompañados de forma frecuente.
El conocido mundo de Audi
Uno de los sellos inconfundibles de Audi se encuentra situado al lado de la palanca de cambios, igual que en toda la gama de modelos. Hablamos del mando giratorio para el sistema MMI, que controla tanto la navegación como el entretenimiento de una forma tan intuitiva que no hacen falta más de diez minutos para hacernos con todas las funciones.
Pero más allá del equipamiento tecnológico, este cuatro cilindros no sólo es divertido de conducir sino que cuenta con verdaderas virguerías técnicas como la desactivación selectiva de cilindros (las siglas COD proceden de cilinder-on-demand). En la fase de carga parcial, la electrónica paraliza dos cámaras de combustión y por lo tanto ayuda a ahorrar mucho combustible. Durante nuestra prueba, no nos costó ningún esfuerzo conseguir las cifras de consumo mixto anunciadas por el fabricante, siempre por debajo de los cinco litros (4,9 cada cien km).
De dos a cuatro
Para mantener apagados dos de los cuatro cilindros deben cumplirse dos condiciones: la velocidad de giro del motor debe ser de entre 1400 y 4000 rpm y no deben demandarse más de 75 Nm de par motor. Si llegamos a una pendiente y se necesita más par motor, la inyección vuelve a activar los dos cilindros en desuso y se abren las válvulas en cuestión de milisegundos, recuperando toda la fuerza original del motor. En principio no se notan sacudidas ni cambios en el comportamiento al conectar o desconectar la pareja de cilindros, por lo que este sistema no presenta aparentemente ningún inconveniente. Tan sólo un mensaje informa del modo de conducción en el ordenador de a bordo.
Resumen
Buen aspecto, excelente calidad y una unidad de bajo consumo de combustible. El Audi A1 1.4 TFSI es un coche con muchos argumentos a favor, aunque el precio y su escasa oferta de espacio hacen que pronto se pueda venir abajo la decisión de compra. En el otro lado, la acertadísima tecnología de desactivación de cilindros puede volver a conquistar a cualquier comprador potencial. Eso sí, si quiere probar esta nueva tecnología y equipar mínimamente el A1, el presupuesto que debe manejar nunca será inferior a los 22.000 euros. No está nada mal para ser un Polo con cuatro aros.