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Prueba: Aston Martin V12 Vantage S – Genes de competición

¿Motor en posición delantera o sobre el eje trasero? En los circuitos, lo más habitual es que esta cuestión quede en segundo plano y los pilotos se preocupen únicamente del rendimiento del propulsor.

Y es que el concepto de motor trasero es bonito y trae algunos matices en la conducción, pero en realidad carece de importancia si lo que importa al final es el tiempo por vuelta. Cuestión de gustos o no, en AutoScout24 hemos podido subirnos a un Aston Martin V12 Vantage S con un motor delantero central. A diferencia de otros coches deportivos, con el Aston Martin Vantage ocurre una cosa curiosa, y es que de un primer vistazo y en los primeros metros de acercamiento, cualquiera se da cuenta de que es un coche construido por gente dedicada a la competición, no sólo al automovilismo.

Aston Martin fabrica el Vantage desde el año 2006. Primero lo equipó con un motor V8 cercano a los 400 cv de potencia, y a partir de 2012, las versiones V8 y V8 S daban unos rangos de potencia de 426 y 436 cv respectivamente. Después, a la gama de motores se añadió un V12 de 507 cv equipado con un cambio manual de 6 desarrollos que figuraba como la joya de la corona en el catálogo de este codiciado deportivo británico.

Sin embargo, los 4,4 metros de longitud del Vantage V12 recibieron en su versión S el mismo corazón utilizado en el Vanquish, con 573 cv de potencia y el sistema de escape del extinto One 77. El V12 Vantage S acelera en la friolera de 3,7 segundos y su motor de doce cilindros y seis litros ofrece un par motor de 620 Nm. La velocidad máxima que puede alcanzar es de 328 km/h.

Al igual que todos los Aston Martin Vantage, éste ha sido concebido con el motor en posición central delantera, y desde ahí se envía toda la fuerza a través del eje trasero, donde actúa un diferencial de deslizamiento limitado. Con estas características, el V12 Vantage S evoca las mismas cualidades que algunos clásicos como el Ferrari GTB “Daytona” o el Porsche 928 así como modelos más actuales como un Corvette Stingray o un SLS AMG de Mercedes.

Muchos detalles técnicos

En cuanto al motor y su ubicación, es importante mencionar que el bloque ha sido colocado en una posición muy baja debido al diseño de lubricación por cárter seco. Está colocado detrás del eje delantero y complementa una distribución de pesos óptima en la que se ha buscado conseguir un centro de gravedad lo más bajo posible.

La transmisión manual fabricada por Graziano (que también suministra a Lamborghini, Maserati o McLaren) se llama “Sport Shift III” y cuenta con 7 marchas. Está colocada justo detrás del habitáculo y se puede controlar con unas grandes levas tras el volante. No hay ni siquiera una palanca de selección en el túnel central como en otros modelos de transmisión automática. El freno de mano, a todo esto, se encuentra entre el asiento del conductor y la puerta.

A la hora de frenar a la bestia, el más poderoso de los Vantage V12 cuenta con discos cerámicos de 398 mm en la parte delantera y 360 mm en la parte trasera. Las dimensiones de las ruedas semi-slick Pirelli P-Zero Corsa son 295-30 y 255-35 y van montadas sobre llantas de 19 pulgadas.

En cuanto a los equipamientos opcionales, en la unidad que hemos podido probar encontramos un sistema de sonido de alta fidelidad suministrado por Bang & Olufsen (7.700 euros), terminaciones de carbono para el habitáculo (más de 4.000 euros), llantas negras aligeradas (5.400 euros), etc. El navegador con disco duro, el techo en Alcantara y los asientos eléctricos con memoria son de serie.

El 'paseo' por Nürburgring

Nuestra pista de pruebas no pudo ser mejor. Acudimos al circuito de Nürburgring y disfrutamos de él en su expresión más larga y exigente, es decir, incluyendo las curvas Dunlop y Mercedes Arena. Estas dos trazadas exigen un nivel alto de agarre, ya que son bastante largas y se pasan a mucha velocidad. Ir demasiado rápido en ellas supone sentir casi en tus propios huesos la sobrecarga en las gomas delanteras. La zona de frenada al final de la recta pone al límite la capacidad de los frenos, que consiguen bajar a segunda desde 240 km/h pasan la prueba de forma más que satisfactoria.

A diferencia de otros vehículos de la misma gama, Aston Martin no pretende llamar la atención más por su sonido que por sus capacidades. Esto es, que en ningún momento se tiene la percepción de tener un coche macarra entre manos, sino un sonido V12 verdaderamente deportivo y limpio que aúna elegancia con competición.

La decepción es imposible

Todo empieza en el interruptor de encendido electrónico, situado en el tablero de instrumentos. Los asientos son deportivos de serie, pero si se quiere utilizar casco y sentir aún más la deportividad de este coche es mejor utilizar los asientos de carbono ligeros, ya que dejan más espacio para la cabeza y permiten una posición de conducción más baja y apta para circuito.

Nada más arrancar, lo normal es que las dos manos agarren el volante con más fuerza de la cuenta, ya que la entrega de potencia es muy alta y puede provocar sacudidas hasta que nos hagamos con la dosificación del pedal. Los neumáticos todavía están frios y el motor no ha alcanzado su temperatura óptima, por lo que lo ideal es hacer una primera vuelta de calentamiento a un ritmo moderado que nos ayude a coger confianza.

La dirección se siente muy precisa y los frenos pueden ser sorprendentemente efectivos. El mayor agarre se produce en la parte trasera, aunque con el ESP en modo deportivo llegaron rápido las primeras cruzadas. Guiándonos únicamente por el oído apuramos hasta llegar a las 7.000 vueltas para cambiar de marcha. El cambio es rápido en todos los desarrollos y no decepciona.

Al llegar a la curva Dunlop intentamos frenar el V12 Vantage S y reducir desde cuarta a tercera, siempre llevando al límite el ABS y sacando a relucir la implacabilidad de los frenos cerámicos. La respuesta de la dirección resulta muy ágil a pesar de los 1.665 kilos de peso total, y la capacidad de tracción es excelente gracias al diferencial de deslizamiento limitado y a que el reparto de peso está enfatizado sobre el eje trasero, aumentando el agarre al salir de curva. En definitiva, las características de rendimiento del motor de doce cilindros es tan lineal como se podría esperar, ya que entrega todo su poder en cualquier circunstancia y sin demora.

Conclusión

La base del Vantage puede estar algo entrada en años, eso es cierto, pero su comportamiento puede ser totalmente convincente. Sus genes de automovilismo están más que demostrados tanto en su diseño como en su rendimiento dinámico. Una distribución de pesos excelente, un motor puntiagudo que exprime hasta el último caballo, un chasis adaptativo y unos frenos incansables son características de las que pocos coches pueden presumir en conjunto.

Y luego está lo que no importa tanto, como el maletero, que ofrece unos 300 litros de capacidad, y la capacidad del depósito de combustible, que es de 80 litros. Por cierto, el consumo del Vantage V12 S es de 14,7 litros, pero lo hemos puesto en el apartado de cosas que no importan porque no creemos que sea algo relevante para el poder adquisitivo del cliente. El precio es de 208.000 euros.

¿Preparado para lo siguiente?

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