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Prueba: Alpine A110 Première Edition – Soy leyenda

Cuatro décadas después, Renault resucita una de las leyendas del automovilismo. El Alpine A110 ha regresado con tal brío que era imposible no ponerse a sus mandos. Nosotros lo hemos probado pero, sobre todo, disfrutado.

Nos dice la RAE que leyenda es “una persona o cosa muy admiradas y que se recuerdan a pesar del paso del tiempo”. Si extrapolamos dicho término al sector del automóvil, vemos que son muchos los modelos que a lo largo de la historia han conformado un listado de ensueño para muchos. En la actualidad, uno de los pocos que se mantiene con vigencia es el Porsche 911. Con la nueva generación, conocida como 992, a punto de ser lanzada, sin duda el Nueveonce es uno de los iconos por excelencia del sector.

Sin embargo, mucho antes de que Ferry Porsche produjera el icono de Stuttgart (surgió en 1962), a mediados de 1955 se crea la SARL (Société des Automobiles Alpine) y en otoño, con ocasión del 42º Salón del Automóvil de París, Jean Rédèlé lanza oficialmente la marca Alpine. Aquella que había empezado a construir años atrás siguiendo unos sencillos principios: un coche con un concepto innovador, equipado con una mecánica sencilla pero competitiva y bajo una carrocería ligera y atractiva, con un máximo de piezas de serie para un precio de coste y un coste de mantenimiento bajos en comparación con las prestaciones

Ficha Técnica Alpine A110 Prémière Edition

Motor: Gasolina, cuatro cilindros en línea, turboalimentado

Cilindrada: 1.798 cm3

Potencia: 252 CV a 6.000 rpm

Par: 320 Nm entre 2.000

Velocidad Máxima: 250 km/h

0-100 km/h: 4,5 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 8,2 / 5,0 / 6,1 l/100 km

Emisiones CO2: 138 gr/km

Dimensiones: 4.180 / 1.798 / 1.252 milímetros

Maletero: 100 litros + 96 litros del maletero delantero

Peso: 1.178 kg.

Cambio: Automática, de doble embrague, de siete velocidades

Depósito: 45 litros

Precio ud. probada: 61.500 euros

El A106 fue el primero (A como Alpine y 106 en referencia a la mecánica 1063 de los 4 CV que le sirve de ‘banco de órganos’), al que seguirían el A108 y, posteriormente, el A110, cuyo principal ‘donante’ fue el Renault 8. Con el A110 (nacido en 1962) llega el éxito comercial… y deportivo. Mediante un milagro que solo puede explicarse mediante el entusiasmo reinante, la producción de los A110 no para de aumentar y tanto las victorias en el Campeonato del Mundo de Rallies como los éxitos de los prototipos en Le Mans terminan de encumbrar a la marca Alpine.

Tras él surgirán los A310, GTA, GTA Turbo y A610, pero ninguno consiguió la impronta de aquella berlineta de diseño único, chasis de acero tubular con carrocería realizada en fibra de vidrio y alimentada por un motor en disposición central trasera de 1.108 cm3 y 66 CV que, posteriormente, evolucionaría hasta llegar a los 1.605 cm3 y 140 CV

Se ha hecho esperar

En 1977 y tras más de 7.500 berlinetas comercializadas, la producción del Alpine A110 por desgracia se detuvo… hasta ahora. Porque tras más de cuatro décadas de sequía, la firma francesa ha vuelto a poner en funcionamiento la misma cadena de montaje de Dieppe que le vio nacer y de la que ahora salen la mayoría de Renault Sport que se venden.

Una espera extremadamente larga que si bien ha servido encumbrarle hasta esa categoría de mito, también ha provocado que cayera en el olvido, llegándole a ver incluso abandonado en muchos talleres de España. Por suerte, en 2012, Renault anunció el inicio de un nuevo proyecto realizado en colaboración con Alpine y tras presentar los concept car Alpine Célébration y Alpine Vision, por fin, a finales del año pasado el nombre de A110 resurgió cual ave fénix.

Fiel a la historia

Una resurrección que, afortunadamente, ha mantenido la esencia del original modernizando, eso sí, los aspectos más importantes. Pese a ello, de un primer vistazo vemos cómo el nuevo Alpine A110 hereda muchos de los rasgos de su predecesor como su doble firma lumínica frontal, la nervadura central de su capó o su diseño musculoso a la par que cautivador.

Como es obvio, estamos ante un coche significativamente más grande que el de los 60, ya que ahora ofrece una longitud de 4,18 m, una anchura de 1,80 y una altura de 1,25 metros. Cotas que le confieren un aspecto escultural al estar acompañados de seductores detalles estéticos tales como las llantas de 18 pulgadas, la pronunciada caída del techo o el difusor posterior con una única salida de escape trapezoidal situada en el medio.

La guinda la pone una evolución del azul Alpine de su predecesor, con un tono más claro y metalizado, los logos repartidos por todo el exterior (a los cinéfilos les llamará la atención el situado en los pasos de rueda, similar al de Los Vengadores de Marvel) y el detalle patrio de la bandera francesa situado en el pilar trasero.

Retromoderno

En el interior las diferencias con el modelo original son más acusadas, aunque mantiene ese espíritu Racing que tanto emociona. No hay grandes excentricidades y los pocos plásticos duros que hay se combinan a la perfección con el resto de materiales nobles, tales como el cuero (presente incluso en los paneles de las puertas) el aluminio o la fibra de carbono.

A destacar los magníficos asientos de tipo bacquet tapizados en Alcantara y firmados por Sabelt regulables únicamente en profundidad. Por tanto para colocarse en ellos hay que, literalmente, tirarse al suelo para encajar nuestro cuerpo en ellos.

Tras un breve y rápido vistazo por el habitáculo, destacaríamos cuatro elementos: primero, el cuadro de instrumentos digital de 10 pulgadas totalmente configurable que se torna como el complemento perfecto a la pantalla central táctil de 7; segundo, el volante minimalista y de perfecto tacto que no solo integra el botón de los modo de conducción, sino también dos enormes levas fijas de aluminio; tercero, la ausencia de caja de cambios en detrimento de tres pulsadores para la directa, la marcha atrás y el punto muerto; y cuarto y último, el botón rojo de arranque situado en el túnel central que nos disponemos a pulsar de una vez.

Sinfonía divina

De forma inmediata un sonido ronco y sugerente se cuela en nuestro tímpano. El 1.8 TCe acaba de desperezarse de manera estruendosa a la par que sinfónica. Escondido justo por delante del eje trasero, como antaño, genera nada menos que 252 CV y un par máximo de 320 Nm disponibles entre las 2.000 y las 5.000 rpm, lo que en marcha se traduce como un empuje constante en cualquier régimen de actuación.

La excelente gestión de la caja de cambios automática EDC de doble embrague y siete relaciones (no parece la misma que Renault monta en otros de sus modelos) le permite obtener siempre la máxima aceleración sea cual sea la marcha engranada. Basta un simple toque de gas para salir catapultados hacia delante, destacando sobre todo en la aceleración desde parado. En 4,5 segundos ya hemos alcanzado los 100 km/h, en 23,2 segundos hemos pasado el kilómetro y la punta llega hasta nada menos que los 250 km/h.

Curvilíneo

Pero más allá de datos y aceleración pura, donde realmente llama la atención este Alpine A110 es en curva. No le mentimos cuando afirmamos que el biplaza francés es uno de los coches que más nos ha impresionado del último año… y eso que, como verá en próximos días hemos probado auténticos superdeportivos.

Sin embargo, cuando se es capaz de alinear astros como un reparto de pesos casi perfecto (44/56), un motor exquisito, un chasis que parece sacado directamente del mundo de la competición, una dirección portentosa, un cambio rápido y preciso, una suspensión perfectamente ajustada o un peso al estilo pluma (con solo 1.178 kilos en nuestra unidad), poco o nada hay que hacer… bueno sí, disfrutar.

Porque este Alpine A110 ha sido resucitado como método antidepresivo. Todo aquel que se ponga a sus mandos y afronte una carretera con curvas, experimentará lo que es de verdad la felicidad al volante. Puede que haya modelos radicales, más potentes e incluso más deportivos, pero ninguno llega a emocionar de manera tan equilibrada como el biplaza galo.

Polivalente

Si tiene la suerte de conducir uno, active el modo Track y entenderá lo que le digo. Un programa, el más radical, con el que el ESP se desactiva a medias para permitirle juguetear con una zaga más suelta, pero sin llegar a perder seguridad. Cualquier cambio de dirección que realice será rápido y preciso, colocando el morro allá donde ha puesto la vista.

Todo ello animado por el sonido celestial del 1.8 TCe que, en este modo, mantiene la aguja del cuentarrevoluciones en el corte (a 6.800 vueltas) a la espera de que el conductor decida si mantiene el empuje, aumenta de marcha o frena para ‘tirarse’ al siguiente vértice. Si opto por soltar gas, el bloque me lo recompensa emitiendo a través del escape un delicioso petardeo.

En este contexto, la suspensión se convierte en un perfecto aliado. Muchos otros fabricantes habrían optado por una amortiguación adaptativa. En cambio, en el Alpine A110 se ha elegido una configuración de dobles triángulos, heredado del mundo de la competición, que le mantiene siempre pegado al suelo, ofreciendo un perfecto compromiso entre confort y aplomo.

Su excelente puesta a punto consigue sujetar con solvencia la carrocería, eliminando cualquier atisbo de balanceo, y, al mismo tiempo, moverle dócilmente en un día de diario sin por ello tener que llevar una faja que nos agarre las lumbares y los riñones para que estos no sufran.

Puestos a habar de conducción real, decir que el consumo del Alpine A110 se mueve en torno los 8 litros en conducción normal, mientras que a ritmo de rally el dato aumentará hasta casi los 14 litros. En el momento en el que alternemos ambos tipos de conducción, veremos cómo la cifra se queda estancada en unos buenos 10,5 l/100 km.

Para los afortunados

No obstante, no creemos que el combustible sea una de las grandes preocupaciones de quien ya haya podido optar por el Alpine A110. Sí, porque durante el primer año de vida, la firma gala lanzó una edición especial denominada Prémière Edition que es similar a la que ilustra estas líneas (como verá en la placa esta se denomina Presse y fue desarrollada para la prensa), con un nivel de equipamiento mucho mayor… por no decir el más completo.

Sin embargo, Alpine ya ha confirmado que la gama Alpine constará de dos niveles de acabado Pure (más deportivo) y Legend (enfocado al confort) por un precio que arrancará, respectivamente, en los 57.000 y 63.000 €. Y por si eso no fuera suficiente, Tissot ha desarrollado un reloj en exclusiva para que sus propietarios marquen el ritmo con estilo.

¿Preparado para lo siguiente?

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