El perfecto trabajo realizado a nivel de chasis combinado con un motor de gran potencia le convierten en el todocamino más emocional de cuantos existen en el mercado actualmente. El éxito de los SUV se ha sustentado en varios pilares. Diseño, practicidad, ergonomía y una dinámica de conducción poco alejada de la ofrecida por los compactos. Cualidades en las que las aventuras fuera del asfalto estaban poco contempladas. Si bien muchos de los modelos actuales no resultan excesivamente eficaces cuando abandonan ‘lo negro’, lo cierto es que en su búsqueda del máximo equilibrio han perdido también eficacia a la hora de rodar por carretera.
Aquí es donde entra en juego el protagonista de esta prueba: el Alfa Romeo Stelvio. La firma italiana ha sabido leer perfectamente el que sin duda es el segmento de moda, para así poner en liza un producto de garantías que cubra las necesidades de aquellos que quieren un vehículo de este corte apartado en el garaje.
Porque no vamos a engañarnos, el conductor de un SUV busca que su vehículo aglutine las características antes mencionadas, dejando a un lado todo tinte aventurero que pueda ofrecer. Si lo tiene, mejor que mejor, pero si no, tampoco va a hacer un drama de ello. Ese podría ser un resumen en bruto de lo que es Stelvio. El primer todocamino de la historia de la firma italiana consigue algo que muy pocos modelos logran: emocionar en una carretera sinuosa.
Ficha Técnica Alfa Romeo Stelvio 2.0 Turbo 280 CV AWD AT8
Motor: Gasolina, cuatro cilindros en línea, turbo
Cilindrada: 1.995 cm3
Potencia: 280 CV a 5.250 rpm
Par: 400 Nm a 2.250 rpm
Velocidad Máxima: 230 km/h
0
Consumo (urbano/extraurb./mixto): 8,9 / 5,9 / 7,0 l/100 km
Emisiones CO2: 161 gr/km
Dimensiones: 4.687 / 1.903/ 1.671 milímetros
Maletero: 525 litros
Peso: 1.871 kg.
Cambio: Automática, con convertidor de par, de ocho velocidades
Depósito: 64 litros
Precio: 56.371 euros
Dame curvas
Porque si una cualidad que está impresa en el ADN de Alfa Romeo esa es la emoción. Así nos lo confirma en uno de sus eslóganes más famosos “la meccanica delle emozioni” y así nos lo transmite este Stelvio. Sus 4,69 metros de largo se comportan casi de la misma manera que un compacto de altas prestaciones. El excelso trabajo realizado por los ingenieros italianos en la puesta a punto del chasis nos brinda un conjunto demoledor en el paso por curva, consiguiendo que el gran referente en este sentido, el Porsche Macan, empiece a temblar al ver lo rápido que nos movemos.
Un simple toque de dirección basta para colocarnos y ni siquiera el elevado peso de esta unidad, 1.871 kilos, parece un hándicap para el Stelvio. Ni que decir tiene que, obviamente, circulamos con el modo más deportivo del Alfa DNA, el Dynamic, con el que todos los parámetros del coche se transforman dándole un extra de picante que nos consigue cautivar. En este conglomerado de agilidad y aplomo, tienen mucho que decir tanto el sistema Alfalink y la tracción integral Q4, capaz de repartir hasta el 50% del par entre ambos ejes cuando la situación así lo requiere. De otra forma, el Stelvio trabaja como un coche de propulsión, con una zaga que trabaja a la perfección y que nos permite gozar en cualquier tramo sinuoso. La única pega la encontramos quizá en la imposibilidad de desconectar por completo el control de estabilidad ESC, un sistema que se muestra demasiado intrusivo en ciertos momentos.
¿Y por campo?
La pregunta recurrente. La que siempre nos hacemos con vehículos de este corte y que en el Stelvio cobra quizá una mayor importancia. Bien es cierto que al principio comentábamos que el SUV italiano ha sido desarrollado pensando en el asfalto, circunstancia que nos confirma al rodar con él fuera del mismo.
Sí, tiene una altura libre al suelo de 21 cm, pero gran parte de la misma se debe al tipo de neumáticos que monta, con unas gomas Michelin PilotSport 4S en medida 255/45 montadas sobre llanta 20 nada menos… que además son 100% asfálticas. En el apartado de ayudas, sí posee un control de descenso de pendientes, pero ni los ángulos de ataque, salida o ventral son los idóneos para hacer el cabra en zonas complicadas.
Ahora bien, si encontramos un camino de tierra o grava y bien apelmazado, sí que podremos dibujar una sonrisa en nuestro rostro disfrutando de algún que otro contravolante y, claro está de su excelente chasis.
Del dicho al hecho…
Nos falta por hablar de otro de los grandes protagonistas de este conjunto tan redondo: el motor. De la amplia gama mecánica disponible, con opciones diésel y gasolina para todos los gustos, nosotros hemos optado por el motor más potente del segundo combustible. Se trata de un cuatro cilindros en línea con turbo y 2.0 litros de cilindrada que genera 280 CV a 5.250 rpm y 400 Nm de par a 2.250 vueltas.
A simple vista quizá extraña que Alfa no haya optado por un bloque de seis cilindros en V, como sí lo hacen algunos de sus rivales alemanes y esto es algo que se percibe a nivel de confort. Porque este 2.0 Turbo se deja notar más de la cuenta en las aceleraciones continuas o cuando la aguja del cuentarrevoluciones se sitúa cerca de la zona roja, que es donde este motor empieza a ser divertido.
Con ello no decimos que el empuje no sea contundente, que lo es, pero sí echamos en falta algo más de punch desde la arrancada y hasta las 2.000 vueltas… y eso que cifra un 0 a 100 km/h de 5,7 segundos, que no está nada mal, pero da la sensación de que se está guardando algo en la manga que no conseguimos encontrarle por mucho que lo exprimamos.
El encargado de gestionar este potencial es una transmisión automática con convertidor de par con ocho relaciones. En modo automático es rápida y consigue ponernos en consonancia con la conducción, pero si queremos disfrutar del todo lo recomendable es utilizar las atractivas levas fijas y fabricadas en aluminio situadas tras el volante.
Con todo decir que el consumo medio registrado durante nuestra prueba y en el que alternamos todo tipo de rutas, se sitúo en unos más que notables 9,9 l/100 km (homologa 7 litros) aunque también podremos movernos en valores cercanos a los 12 litros si solo vamos ‘a machete’ o en casi 7 litros si la autovía es nuestro hábitat natural.
En modo Business
Porque aunque el Stelvio se comporte como un auténtico potro salvaje, también puede ser manejado como un dulce y eficiente pony. Basta con seleccionar el modo Efficiency para notar cómo el motor pierde brío y el resto de componentes se transforman de cara a aumentar el ahorro de combustible.
En este momento podremos disfrutar al máximo del cuidado ambiente que nos propone el SUV de Alfa. La firma italiana ha querido que su primer todocamino luzca con una imagen elegante y refinada... y lo ha conseguido. Si bien algunos ajustes se quedan algo atrás frente a la competencia alemana, lo cierto es que en términos generales el Stelvio es un producto de garantías. Volante, comandos y molduras ofrecen un tacto agradable, mientras que el diseño general tiende al minimalismo, con los botones justos.
Por su parte, los asientos deportivos tapizados en cuero ofrecen un ajuste casi perfecto con el cuerpo. Son cómodos, anchos y gracias a los amplios reglajes permiten disfrutar tanto de una carretera sinuosa como de un millar de kilómetros. En el lado negativo, la lentitud y el grafismo de los menús de la pantalla central de 8,8 pulgadas.
Si nos centramos en el espacio, los 2,82 metros de batalla consiguen un ambiente amplio y cómodo para los ocupantes. En la zona trasera viajarán mejor dos personas, ya que la plaza central es estrecha, dura y está penalizada por un túnel central demasiado voluminoso. En cambio, las butacas exteriores son amplias y gozan de un hueco más que holgado para que una persona de 1,85 metros se sitúe sin problemas.
Un poco más atrás, en el maletero, los 525 litros de capacidad le sitúan justo por detrás de la terna alemana formada por el Audi Q5, el BMW X3 y el Mercedes
Uno por otro
La unidad que hemos analizado en esta prueba correspondía con la edición especial First Edition que la marca lanzó al comienzo de su comercialización y que, actualmente, no se encuentra disponible en el configurador de la firma italiana. Una versión que añadía un suculento equipamiento de serie, incluyendo múltiples elementos para hacerlo aún más atractivo.
Pero como decimos, dicho acabado ha dejado de estar disponible, o al menos así lo demuestra el configurador oficial web. En su defecto, nuestro Stelvio, con el motor 2.0 Turbo de 280 CV pasa a estar disponible con el acabado Executive con el que parte de los 56.371 €. Una tarifa en la que se añaden, de serie, el climatizador bizona, la pantalla central de 7 pulgadas, las levas trase el volante, la tapicería mixta en cuero y tela, los sensores de lluvia y luces, las luces Bi-Xenón, el pack driver assistance plus, las llantas de aleación de 18 pulgadas, los sensores de aparcamiento traseros, el control de descenso de pendientes o el sistema de alerta por cambio involuntario de carril.
Elementos que pueden completarse con la pintura metalizada tricapa, las llantas de 20 pulgadas, los asientos tapizados íntegramente en cuero (en tres tonalidades, negro, marrón y rojo), la suspensión deportiva, el control de crucero adaptativo, el sistema de sonido de alta fidelidad o innumerables paquetes que aglutinan múltiples opciones.