Sin embargo, algunos concesionarios en Europa han conseguido hacerse con unas cuantas copias de la última producción realizada en Brasil y que fueron enviadas a Alemania a principios de 2014. Por suerte, hemos podido probarla y revivir muchos recuerdos en su interior… El hecho de importar una furgoneta como esta hace que resurjan infinidad de recuerdos de juventud o historias de cómo cambió el mundo para nuestros padres a bordo de este icono. La nostalgia es el factor principal de este coche, construido hasta 2013 en Brasil, y que hasta entonces ha mantenido una gran similitud con el modelo T2b producido entre los años 1974 y 1979. Las diferencias entre la actual y la de aquella época reside únicamente en la parrilla de plástico o el techo alto, que fue introducido en las últimas versiones.
Del mismo modo, en el interior todo lo que se ve es igual que en el Bulli de hace 40 años por mucho que huela a nuevo. El display digital pequeño con los dígitos en color rojo o la tela que cubre las tres filas de asientos son las pocas evidencias de que es un coche del pasado construido en una época moderna. Por cierto, una cosa fundamental sigue sin existir y es la calefacción.
La conducción es también un aspecto al que hay que coger el punto y acostumbrarse. El viejo motor bóxer de cuatro cilindros refrigerado por aire y que durante mucho tiempo se comercializó en América del Sur fue sustituido en 2005 por un motor de gasolina de 1.4 litros refrigerado por agua y que puede utilizar gasolina y etanol.
Las cosas con calma
Este motor también es de cuatro cilindros y, con 78 cv y 123 Nm, se toma las cosas con bastante calma en comparación con el anterior bóxer. A pesar de tener un peso bastante ligero, de sólo 1,3 toneladas, lo cierto es que nadie puede esperar demasiado dinamismo, sobre todo viendo el tiempo que necesita invertir para realizar un 0 a 100 km/h (16 segundos) y teniendo en cuenta que no llega a coger 100 km/h.
Durante los primeros kilómetros, el conductor deberá hacerse con la poca precisión de la palanca de cambios y también con una dirección demasiado vaga, es decir, nada que ver con lo que actualmente se ofrece en una T5. Aunque nosotros preferiríamos las características de conducción de ésta última, a medida que pasan los kilómetros vamos cogiendo confianza con la vieja T2 y de alguna manera vamos apreciando todos sus matices de personalidad. Las curvas son imposibles de gestionar sin clavar antes el freno y cualquier adelantamiento en carretera es directamente una tarea imposible. Aun así, el encanto de este coche es capaz de sobreponerse a todo esto.
Sin ABS
Desde la central de Volkswagen en Alemania pretendían seguir comercializándola en América Latina, aunque las nuevas exigencias legales, entre las que no está contemplada la ausencia de ABS, hacen que este coche no cumpla los requerimientos legales para seguirse fabricando. Aun así, aquellos interesados en hacerse con una unidad en Europa deben saber que supondrá un desembolso de aproximadamente 40.000 euros.
Conclusión
El llamado cariñosamente Bulli T2 es sin duda un vehículo fascinante y, aunque su producción se haya llevado a cabo hasta el año pasado, sigue guardando la misma esencia del modelo original. Es cierto que algunas piezas no son las originales y que se ha modernizado en algunos aspectos, pero que nadie espere ni por asomo las cualidades dinámicas de las modernas T5, porque de esto no tiene absolutamente nada. Quien quiera placer de conducción, utilidad y seguridad debe elegir otra reliquia. Quien, a pesar de todo, tenga 40.000 euros y quiera invertirlos en una furgo como el T2 se llevará un auténtico icono de la industria del automóvil con otro valor añadido más, el de ser la edición con la que se ha puesto el punto y final a su historia.