Sin embargo, en las motos, hay colores que siempre funcionan mejor, como el blanco, y existen también, a lo largo de la historia reciente, muchos intentos para dar mejor salida comercial a una moto a través de colores atrevidos. De algunas marcas no es ninguna sorpresa, pues forma parte de su personalidad, pero de otras sí que lo es. Un ejemplo bastante sorprendente lo tenemos en el popular SH 125i. Fue en el 2009 cuando Honda decidió comercializarlo en un llamativo color amarillo-verdoso nuclear. Fue algo pasajero, cosa de poco más de un año, pero por pocos que se vendieran seguramente se cumplió el objetivo. De tanto en cuando ves alguno por la calle y te fijas en él, es inevitable. De hecho, en la generación anterior de este mismo modelo, que se comercializaba en motores de dos tiempos de 50 y 100 cm3, había colores que se vendían algo más baratos que otros. Esto, que a priori puede parecer poco razonable, muy seguramente fue causado por la fuerte demanda de unos colores y el poco impacto de otros.
También llama la atención el papel del color en la imagen de muchas marcas, especialmente si son llamativos. Esto mismo cuesta mucho de ver en los automóviles más allá de algún ejemplo histórico, como el rojo de Ferrari. A KTM, por ejemplo, se le asocia el naranja, color siempre presente en sus motos aunque en determinadas versiones, las más exclusivas, puedan combinarlo con el blanco o el negro. A Kawasaki la asociamos con el verde lima de sus modelos deportivos, siendo el negro una alternativa bastante común. No obstante también le gusta mucho salirse de la norma, y no es casual que motos como la Kawa ER-6 N, la Z 750, o la Versys, se hayan comercializado también en vistosos amarillos y naranjas durante estos últimos años.
Marcas multicolor
Aunque Ducati se asocia con el rojo y a veces también con el amarillo, como a Ferrari, cada vez sorprende menos el uso de muchos otros colores. El caso más evidente es la Monster. Tanto es así que Ducati ha lanzado alguna promoción para facilitar a los clientes la personalización de este modelo, buscando ofrecer una Monster diferente para cada uno de ellos. Las combinaciones a escoger son muy variadas, siendo realmente complicado que dos Monster del mismo color lleguen nunca a cruzarse. A esto podríamos añadir otras versiones especiales de otros modelos, como las negro Carbon o las que combinan dos o tres colores para distinguirse de las versiones básicas.
También está Harley-Davidson, que con las nuevas y originales pinturas Metal Flake de su gama de Sporster ha potenciado el brillo de sus motos como nunca antes, logrando un efecto visual único y realmente novedoso. Así, al lado del brillo de las piezas cromadas de toda la vida, la pintura de la carrocería supone una nueva forma de expresión de sus propietarios.
Y no nos podemos olvidar de LML, una marca que hace del color su rasgo más distintivo, siendo la gama de modelos disponibles tan limitada que apenas se distinguen exteriormente unos de otros. Así, todos sus modelos, sin excepción, son clavados a las Vespa de toda la vida, así que se han especializado en ofrecer los colores más chillones del mercado. Su caso más extremo es, por supuesto, el curioso LML Star Art. Este modelo se distingue con facilidad de todos los demás, pues luce una carrocería multicolor en la que no hay dos plásticos del mismo tono y en la que se pueden ver, además, estrellitas y símbolos de todo menos discretos. Hay que ser muy valiente para comprarse un scooter así. En fin, para gustos, los colores.
