Con el transcurso de los años, el automóvil ha ido evolucionando y con él, los faros también se han desarrollado para ofrecer una iluminación más potente. En la actualidad conviven hasta cuatro tipos diferentes de luz: halógenas, Xenón, LED y láser. Su elección ha pasado a convertirse en uno de los puntos más importantes a la hora de comprar un vehículo.
Lámparas halógenas
Son las más comunes ya que su uso data de 1960 cuando los primeros vehículos empezaron a montarlas, un hecho que causó un gran impacto en el sector. Su popularidad se debe la sencillez, el bajo coste de la lámpara y su duración. Sin embargo, en su contra tienen que, en comparación con el resto, su rendimiento es mucho menor ya que por regla general cuentan con un haz de luz que cubre 100 metros.
Luces de Xenón
Tras más de 30 años de monopolio, a principios de la década de los 90, los faros halógenos se encontraron con su primer competidor: los faros de xenon, conocidos oficialmente como faros de descarga de alta densidad (HID). El BMW Serie 7 fue el primer vehículo en equiparlo y desde entonces su popularidad no ha hecho más que crecer hasta el punto de haber desbancado en algunos modelos a las halógenas.
Sus ventajas frente a las halógenas son diversas, comenzando por el haz de luz que proyectan, superior a 3,000 lúmenes de media frente a los 1,400 de una bombilla convencional. Además disponen de un color mucho más blanco y a un tono que favorece la visión en la noche y causa menos cansancio visual al asemejarse más a la luz diurna. Entre los puntos flacos está el elevado coste de estas lámparas, el complejo mecanismo de funcionamiento y el mayor mantenimiento a realizar, sin obviar que obligan a incorporar por normativa lavafaros y sistema de regulación automático de alcance. Además, en caso de sustitución, dada esa complejidad, es aconsejable que el cambio solo lo realicen especialistas.
Luces de tipo LED
Con la llegada del nuevo siglo también dimos la bienvenida a un nuevo sistema de iluminación: los LED. Aunque su haz de luz no llega a la altura de los faros xenón, la iluminación LED cada vez va cogiendo más fuerza entre los fabricantes sobre todo, por el amplio abanico de posibilidades estéticas que les permiten realizar. Entre alguna otra de sus ventajas está el que cuentan con un encendido instantáneo. Además, el faro puede estar compuesto por varios módulos matriciales, de modo que cada uno de ellos es capaz de proporcionar varios puntos de luz que iluminan zonas concretas de la carretera y que dan lugar a los sistemas matriciales que ya emplean marcas como Audi, BMW, Mercedes, Lexus y Opel, entre otros. Su evolución está marcada por una segunda generación en el que el semiconductor que forma el diodo es de origen orgánico, en lugar de mineral. Son los llamados OLED.
Eso sí, en su contra se halla la difícil integración en el vehículo y el elevado coste a la hora de montarlos en comparación con los Xenón, por ejemplo. Pese a ello, los LED ofrecen una duración superior incluso a la vida útil del vehículo ya que si no presentan fallos pueden resistir hasta 100.000 horas de funcionamiento.
Luz láser
Al igual que las halógenas en su momento, los faros láser han supuesto toda una revolución en el sector. De hecho, en la actualidad hay dos fabricantes, BMW y Audi, que se disputan el trono por ver quién fue la primera en emplearlo o quién será la primera en introducirlo de forma masiva en sus vehículos.
La iluminación LED Láser consigue iluminar el doble de distancia que un faro LED convencional, es decir, hasta unos 600 metros de distancia. Además de rebajar el uso energético en un 30%, los faros Láser iluminan la carretera con una intensidad mayor pues su haz es extremadamente brillante, similar a la luz del día.
El principal inconveniente es que el sistema láser, de momento, sólo se está utilizando como apoyo de las luces de largo alcance y, además, funcionan de forma automática sin que el conductor pueda activarlo cuando crea conveniente.