Desde entonces, el DMC-12 se ha convertido en un objeto de culto y del que se ha intentado más de una vez fabricarlo en serie, la última como un eléctrico. En la actualidad, DeLorean Motor Company se dedica a la restauración y a la venta de merchandising. Los hoy treintañeros y cuarentones seguro que se acuerdan a la perfección del coche de “Regreso al futuro”, en el que Martin McFly (Michael J. Fox) y Emmet Brown alias Doc (Christopher Lloyd) viajaban de un lado para otro en el tiempo. Su espectacular diseño fruto de la italiana ItalDesign no dejó indiferente a nadie y ha hecho que el DMC-12 se convierta en un coche de culto y su cotización se revalorice. ¡Y eso que la compañía había quebrado!
De pequeño, John Z. DeLorean ya tuvo contacto con las cuatro ruedas gracias a su padre, trabajador en una de las fábricas que Ford tenía repartidas por el todo el territorio americano. Tras estudiar ingeniería y trabajar en empresas como Packard, Pontiac o Chevrolet desde la década de los 50, decidió crear su propia compañía y lanzar un deportivo, algo que había intentado con anterioridad cuando estuvo en el seno de los dos últimos fabricantes. Así que decidió ‘remangarse’ e independizarse. Conocimientos tenía y dinero también, pero había que montar desde cero la DeLorean Motor Company.
En un cuaderno estaban guardados los bocetos de ese coche con el que se intentaría revolucionar el mercado. Motor en posición trasera, aspecto futurista y puertas alas de gaviota (un guiño a la nave X-Wing que aparecían en las películas de “La Guerra de las Galaxias”, de la cual John se declaraba fan) eran sus principales sellos de identidad, pero necesitaba socios para materializar su proyecto. Y los logró.
Colin Chapman medió entre sus contactos para conseguir, por ejemplo, que Giorgetto Giugiaro se encargara de matizar el diseño final, tal y como lo conocemos, o que el propulsor fuese finalmente uno de origen Renault-Peugeot-Volvo (de 2.8 litros y 130 caballos). Además, también forma parte de su genética que la carrocería no esté pintada y que luzca su color acero inoxidable, si bien con posteridad, algunos clientes decidieron darle un baño de ‘alegría’.
Durante los dos años que estuvo activa la cadena de montaje (de 1981 a 1983), un total de 8.583 unidades salieron de la factoría. Según cálculos grosso modo, se cree que cerca de 5.000 DMC-12 aún hoy ruedan por las carreteras. El final de la historia viene impuesto por unas ventas no del todo boyantes, abusivos impuestos de importación (lo que frenaba su exportación), en el que incluso se habla de que John Z. DeLorean fue inculpado y luego absuelto por falta de pruebas en un caso de narcotráfico.
¿Por qué este modelo y no otro?
Para la grabación de la saga se manejaron varios coches, todos ellos americanos. Podía ser que al decantarse por uno de una marca en particular, tuviese consecuencias para la competencia, así que se optó por uno que ya no se fabricaba y cuyo diseño encajaba a la perfección con la de un film futurista. “Back to the future” se dirigió en 1985.
El DeLorean español
En 2012, una de las siete unidades que se emplearon para la grabación de las películas acabó en un taller de tuning de Majadahonda (Madrid). Un coleccionista de la capital, que se ha mantenido en el anonimato, compró el coche en una subasta en Estados Unidos, por el que pagó 250.000 dólares, casi 10 veces más de su precio original. Se suele utilizar para actos promocionales y de alquiler personal para eventos, como bodas.