Nosotros, obviamente, nos centraremos en la última de las cuestiones que hemos planteado al azar, el resto se las dejamos a Iker Jiménez o a Mulder (el agente del FBI de la serie Expendiente X). Lo cierto es que junto con la elección del combustible, acertar con la potencia idónea de nuestro vehículo es, quizá, lo más importante. Y es que pasarte puede suponer que te gastes más en el vehículo y quedarte corto puede provocar que acabes cogiendo tirria a tu vehículo. Aquí te damos una serie de consejos para que ni te pases ni quedes corto. Piensa mal y acertarás dice uno de los dichos populares, el cual podría combinarse, en ese caso, con el que reza: más vale que sobre que no que falte. Y es que si pudiéramos elegir, la mayoría de los mortales tendría en su casa el típico modelo de más de 500 CV con el que poder fardar. Pero ¿son necesarios tantos caballos? “¡Si no se puede correr!”, dirán algunos.
Lo cierto es que, como ya te hemos comentado, siempre es mejor pasarte por poco que no quedarte corto y aunque más tarde podrás aumentarla (incluyendo centralitas especiales), no es lo más común entre los conductores de a pie. Para saber cuánta potencia precisas, lo mejor es que hagas un recordatorio de tu día a día y, sobre todo, recapacites sobre el tipo de conducción que realizas. Es importante que recuerdes que, si normalmente viajas solo pero tiendes a realizar viajes con el coche bastante cargado, lo ideal es que necesites un plus de potencia adicional ya que te ayudará a superar situaciones un tanto peliagudas como adelantamientos, puertos de montaña…
Si estás pensando en adquirir un vehículo urbano para moverte principalmente por ciudad, lo preferible, primero, es que elijas un motor de gasolina dado que son más baratos y tampoco tendrás un gasto mucho menor si te decantas por uno diesel. Además, en los últimos años los fabricantes han decidido eliminar el diesel de este segmento. En este sentido, la potencia mínima que deberías tener son 50 CV mientras que la potencia ideal está en torno a los 70 CV.
Al pasar de categoría, es decir, adquirir un modelo tipo Seat Ibiza, Renault Clio… el tipo de combustible depende de tu media de kilómetros anuales. Por debajo de 15.000, e incluso de 20.000 km, es recomendable adquirir una mecánica de gasolina y si además tiene turbo… mejor ya que tendrás un mayor régimen de actuación desde bajas rpm. En este sentido, lo recomendable es que el motor tenga una potencia de 100 CV aunque a partir de 80 CV, la respuesta será bastante digna. En los diesel, el tener un vehículo de 80 CV será más que suficiente.
En relación a los compactos (los más vendidos del mercado) aquí juegan muchos factores. Empezando por la carrocería, que puede ser de tres o cinco puertas, e incluso familiar. La moda de los SUV también ha provocado que los hábitos de compra cambien. En cuanto a la elección de combustible, aquí el diesel es el que manda pero las necesidades de cada uno y, sobre todo, el kilometraje anual es el que dictará sentencia. Si haces más de 23.000 km, opta por un diesel, cuya potencia mínima sean los 115-120 CV aunque si, como en el caso de algunos fabricantes, tienes la posibilidad de acceder a un motor de 130 CV por un ben precio, esa será tu potencia ideal. Respecto a los gasolina, la tendencia ha virado hacia motores más pequeños y con turbo por lo que tener un motor con 120 CV será lo más recomendable.
Si te decantas por un vehículo más grande, del tipo berlina, SUV o monovolumen medio, con un pesaje superior a los 1.800 kilogramos, en gasolina, lo mínimo por lo que has de optar es por un motor de 130 CV; mientras que en diesel, con menos de 140 CV empezarás a notar las carencias. Por último, si tu cuenta corriente te lo permite o si tus necesidades te obligan a buscar un vehículo de grandes dimensiones, tipo gran monovolumen, lo mínimo que debes equipar bajo tu capó es un motor de 170 CV.