Pero la evolución sufrida por el mundo del automóvil ha sido tan rápida que en la actualidad se ofertan una amplia variedad de posibilidades en lo que a transmisiones automáticas se refiere. Aquí te explicamos cuáles son y cómo funcionan. Ahora sólo queda que elijas la que más te convenga. Todavía es común escuchar la frase “yo prefiero un coche con cambio manual porque así soy quien lo controla”. Y es que hace años, los cambios automáticos contaban con el beneplácito de un porcentaje muy reducido de conductores. Sin embargo, los diversos avances en materia de confort, seguridad, prestaciones y consumos han ido provocando que cada vez sean más los usuarios que se decanten por este tipo de transmisiones.
Pero, ¿cuál elegir? Sí, lo que hace unos años se ceñía a cambio automático al uso, ahora se ha convertido en un quebradero de cabeza más para los futuros compradores ya que actualmente no sólo existen cuatro tipo de transmisiones, cada una con sus ventajas, mantenimiento y desventajas, sino que cada marca o grupo automovilístico se decanta por una por lo que elegir la transmisión también será condición para elegir nuestro automóvil.
Caja automática convencional: entendemos como caja de cambios automática clásica aquella con convertidor de par en donde el motor y la transmisión están unidos por anillos epiciloidales. Son ideales para coches de alta cilindrada y potencia elevada aunque también existen modelos de gama media que los montan. Los últimos avances han mejorado en materia de consumos y comportamiento aunque todo indica que se dejarán de comercializar en pocos años.
Caja de cambios robotizada de disco simple: Tras este nombre tan enrevesado encontramos una transmisión manual de embrague monodisco en donde un sistema de electroválvulas que es el que acciona el embrague para cambiar de marcha. En el pasado no eran demasiado exitosas, principalmente por su fiabilidad y por su brusquedad, aunque en esta última década se han vuelto a poner de moda, sobre todo entre los vehículos urbanos. Del mismo modo, su fiabilidad ha mejorado considerablemente y el único mantenimiento a realizar será el de cambiar el embrague por desgaste.
Caja de cambios robotizada de doble embrague: Son las más populares de los últimos años. Basadas en las cajas PDK diseñadas por Porsche con vistas a la competición en los años 80, estas cajas eliminan el tiempo del cambio de marchas, puesto que cuando un embrague está moviendo el coche en una marcha, el otro ya está preparado con la siguiente engranada. Todo es mucho más directo. El ejemplo claro y de este tipo de cambio automático es el DSG implantado por el grupo Volkswagen. Casan a la perfección con cualquier tipo de vehículo y en muchas ocasiones su montaje logra mejorar los datos de consumo y prestaciones en comparación con los de su homólogo manual.
Caja automática de variador continuo o CVT: Este sistema de cambio, poco conocido, está formado por dos poleas cónicas que se pueden acercar o separar entre ellos mediante correas. La relación de diámetros entre las poleas determina la relación de cambio ideal en cada momento y a la que se adapta el vehículo, es decir, no existen marchas fijas sino infinitas relaciones de cambio que el coche va adoptando. Ello no implica que la gestión electrónica permita simular, cuando el conductor lo crea necesario, el funcionamiento de una caja con velocidades, mejorando las sensaciones en conducción dinámica. Tienen el gran beneficio de disponer en todo momento del desarrollo perfecto para el vehículo o de no necesitar un mantenimiento, pero son cambios un poco delicados y complejos.