De momento, este fabricante ha producido diez unidades del Green E Line que ya circulan por la República Checa y del que pretenden obtener la información necesaria para hacer de él un producto rentable en términos de producción y costes para el cliente.
El Green E Line está basado directamente en la plataforma modular del Octavia Combi y no ha sufrido ninguna variación a la hora de instalar los 180 módulos de la batería, los controles y el motor eléctrico. Éste último es capaz de generar 85 kW de potencia y un par máximo de 270 Nm, lo que le permite acelerar hasta los cien en 12 segundos y alcanzar velocidades punta de 135 km/h.
Las baterías del Green E Line pesan en total 315 kilos y van repartidas bajo el suelo del habitáculo, bajo los asientos posteriores y también en parte del espacio destinado al maletero. En ellas se puede almacenar energía suficiente para mover a este coche durante 150 kilómetros como máximo y se recargan mediante una toma situada en bajo el logo de la marca, en la parrilla delantera.
Recarga con total seguridad
Skoda cuenta en este coche con un práctico sistema que evita los robos de electricidad en puntos de recarga públicos, y que consiste en una toma de corriente dotada de un bloqueo de seguridad que impide desconectarlo. Sólo en caso de abrir las puertas el sistema desbloqueará la toma durante 30 segundos. Una vez pasado ese tiempo, se volverá a bloquear y continuará con el proceso de recarga de las baterías.
Skoda no ha anunciado si este prototipo tendrá una versión definitiva que se comercialice próximamente, y sus objetivos parece que se establecerán muy a largo plazo. La marca checa asegura que su principal propósito sigue siendo el de ser líderes de la movilidad eléctrica para 2018 junto a todo el grupo Volkswagen.