Por si fuera poco, también fueron responsables de poner en el mercado hace 18 años el primer coche derivado de un modelo de producción con una carrocería elevada y con una preparación específica de campo. Hoy, la marca sueca sigue utilizando el mismo término “Cross Country” pero ahora aplicado sobre la serie 60, tanto en su versión familiar (V60) como en el modelo sedán (S60). La diferencia exacta entre estos modelos y los convencionales es de 6,5 centímetros, es decir, ahora hay un total de 20 centímetros de altura libre desde el suelo, lo suficiente como para pasar por grietas profundas fuera del asfalto o simplemente superar bordillos altos sin riesgo de arañazos a la hora de aparcar. Aunque la mayoría de los compradores optarán por las versiones de tracción delantera, la marca ha querido dejar claro que se trata de un modelo que debe ser entendido como un SUV. “Los Cross Country combinan el espacio de carga con una elevada posición de conducción y una buena visibilidad”, asegura Thomas Bauch, responsable de la marca en Alemania. El V60 Cross Country es, según sus palabras, “un robusto compañero de ocio”.
En el lugar más alto
A nivel exterior, esta estética campera sorprende aún más en el modelo S60, ya que la fusión de conceptos es todavía más estrambótica. A excepción del BMW X6 y pocos más, no estamos desde luego acostumbrados a ver protecciones en los bajos o una carrocería elevada en modelos de cuatro puertas. “Hemos decidido apostar por esta combinación precisamente por su originalidad, ya que no hay nada igual en el mercado. Seguro que a muchos clientes interesados en el sedán les gusta verse al volante de un coche más elevado y protegido”, aseguró también uno de los responsables de la marca.
Volvo sabe que el nicho de mercado que ocupará con el sedán será bastante limitado, por lo que también ha reducido al máximo el número de opciones de motorización (un dos litros diésel de 190 cv y un 2.4 litros de cinco cilindros con tracción a las cuatro ruedas y 254 cv) y ofrece sólo un acabado, el Summum. Por la opción más básica Volvo pide casi 43.000 euros. El cambio automático supone un incremento de unos 2.500 euros y añadir la tracción total hace que el S60 Cross Country D4 cueste 47.800 euros. El T5 AWD automático cuesta 51.175.
En la presentación, que tuvo lugar en los alrededores por las carreteras que unen Dresden con Suiza pudimos subirnos a ambos modelos, tanto el V como el S, ambos con llantas de 18 pulgadas en todas las unidades de prueba. Tuvimos la suerte de ver todos los coches equipados con las características más modernas de la marca, como el radar de distancia, la frenada automática de emergencia, sonido Premium, reconocimiento de señales de tráfico o los dispositivos de conectividad a bordo. Seguro que ninguna de las unidades que tuvimos a nuestra disposición bajaba de los 60.000 euros.
Un motor más para el V60
En cuanto al V60, la gama de motores la componen los dos mismos motores del S60 más otro motor de dos litros diésel (D3 de 150 cv) que da acceso a la gama y logra un precio más razonable. En concreto son 35.950 euros como primer precio a cambio de un acabado Kinetic y un cambio manual de seis marchas. Con esta versión el consumo mixto es de 4,2 litros y pueden alcanzarse velocidades máximas superiores a los 200 km/h. La aceleración, por su parte, se completa hasta los cien km/h en 9,1 segundos.
Nuestra prueba se centró en el motor de cinco cilindros del S60, el cual ofrecía mucha suavidad en parado, tanto por el sistema start&stop como por la baja rumorosidad. La caja automática de seis marchas fue una de las cosas que más nos ha sorprendido, ya que devuelve un comportamiento rápido y un escalonamiento entre desarrollos sin latigazos ni momentos de pérdida de aceleración. Sin embargo, lo que más nos llamó la atención fue la posición de conducción, ya que se consigue una sensación muy similar a la de un SUV pero sin salirnos de los patrones clásicos de un vehículo sedán. Según los responsables de la marca, es justo en este punto donde el concepto Cross Country conquistará a los clientes del S60.
La parte menos bonita del asunto es que e consumo de este motor es de 8,5 litros, algo que probablemente sea debido al cambio automático al que va ligado obligatoriamente este motor. No obstante, sus prestaciones (360 Nm de par máximo, 7 segundos en el cero a cien y 210 km/h de máxima) parece que lo justifican un poco.
A pesar de todo, no es un SUV
Para nuestra experiencia de conducción fuera del asfalto elegimos el modelo V60 Cross Country. Con él atravesamos un camino de tierra lleno de constantes baches, no muy complicados pero sí muy abundantes, con el que no nos defraudó ni la suspensión (capaz de absorberlo sin ningún problema) como el aislamiento acústico, que en estos casos suele ser lo que más incomoda al conductor. Cierto es que el terreno no era del todo complicado, pero nos pareció que el V60 conseguía pasarlo sin despeinarse y que podríamos haberlo sometido a una prueba offroad más exigente. De todas formas, hay que tener en cuenta que este Cross Country no puede vadear ríos ni cruzar por zonas pedregosas, pero tampoco ha sido creado para eso.
Aparte de la altura libre, los clientes del Cross Country disfrutarán de unas protecciones específicas tanto en el paragolpes delantero como en el trasero (donde viene inscrito el nombre Cross Country), así como en los pasos de rueda.