Probamos por primera vez la versión más radical del apodado “rey de los compactos”, una máquina de precisión que nos ha dejado sentimientos contrastados... El idolatrado Golf R32 ya tiene sucesor. Adiós al motor V6 de 3,2 litros de cilindrada (motivo del abandono de la conocida nomenclatura “R32”) y bienvenidos a la era de la eficiencia, la máximas prestaciones y la optimización del combustible. El nuevo Golf R y sus 270 CV extraídos de un bloque de dos litros y cuatro cilindros, es uno de los ejemplos más claros de la actual tendencia “downsizing”.
11:00 de la mañana. Acabamos de llegar al circuito de Monteblanco (Huelva), tras un corto pero intenso viaje desde Sevilla con otro de los modelos más deseados por los incondicionales de Volkswagen, el Scirocco R, que se presentaba también en la misma cita (podéis consultar aquí todas nuestras impresiones al detalle sobre este vehículo). Al llegar a boxes, una bonita hilera de Golfs R nos aguarda en silencio... aunque al mismo tiempo todos parecen decirnos con su presencia algo que cualquiera habrá deseado escuchar alguna vez: “ven y pruébame, no te arrepentirás”.
Está a punto de comenzar la rueda de prensa, pero aún me da tiempo a observar con detenimiento a uno de los Golf R que será mi “compañero” durante algunas vueltas en pista. Un rediseñado frontal con una tira de luces diurnas a cada lado y tres enormes entradas de aire en el parachoques, la parrilla con el logo “R” cromado a la derecha, las estriberas ensanchadas, las carcasas de los espejos lacadas en negro brillante, las llantas estilo “Talladega”, el prominente alerón del techo, los pilotos traseros oscurecidos equipados ahora con diodos luminosos tipo LED, el paragolpes, el difusor o cómo no, de nuevo la presencia del emblema “R” y los míticos tubos de escape situados en el centro, son algunos de los rasgos distintivos más llamativos que dan buena muestra de la exclusividad de esta versión.
Termina la conferencia con unas últimas palabras de Carlos Sainz y acto seguido dos “principiantes” en esto del mundo de las cuatro ruedas, Luis Pérez-Sala y Luis Villamil (¡ahí es nada!), nos dan un pequeño briefing sobre lo que nos encontraremos en el trazado. De camino a los vehículos, voy repasando en mi mente los datos técnicos: mecánica 2.0 TSI sobrealimentada con 270 CV, par motor de 350 Nm (o lo que es lo mismo, 20 CV y 30 Nm más que su predecesor el R32 pero con un consumo un 21% menor), tracción integral 4Motion, un 0 a 100 en 5,5 segundos con cambio DSG (5,7 con la transmisión manual de 6 velocidades), una velocidad punta de 250 Km/h... Cuando me quiero dar cuenta ya estoy dentro del coche saliendo del pit-lane, recibiendo las primeras instrucciones por radio.
Datos técnicos
Marca y modelo | Volkswagen Golf R | Volkswagen Golf R | ||
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Versión | Manual | Automática | ||
Especificaciones | ||||
Longitud/anchura/altura (mm) | 4.256 / 1.810 / 1.404 | 4.256 / 1.810 / 1.404 | ||
Distancia entre ejes (mm) | 2.578 | 2.578 | ||
Diámetro de giro (m) | ||||
Peso (kg) | 1521 | 1541 | ||
Volumen del maletero (l) | 292 | 292 | ||
Neumáticos | 225/40 R18 | 225/40 R18 | ||
Motor | ||||
Cilindrada (cc) | 1984 (4 en línea) | 1984 (4 en línea) | ||
Potencia (cv) | 270 | 270 | ||
Par máximo (Nm/rpm) | 350 (2.500 - 5000) | 350 (2.500 - 5000) | ||
Tracción | Total (4Motion) | Total (4Motion) | ||
Transmisión | Manual | Automática (DSG 6v) | ||
Consumo | ||||
Combustible | Gasolina | Gasolina | ||
Urbano/Carretera/Combinado (l/100km) | 11,8 / 6,7 / 8,5 | 11,2 / 6,8 / 8,4 | ||
Emisiones CO2 (gr/km) | 199 | 195 | ||
Consumo durante test (l/100km) | N.D | N.D | ||
Características | ||||
Aceleración 0-100 km/h (s) | 5,7 | 5,5 | ||
Recuperación 80-100 km/h (s) en 4ª | ||||
Capacidad depósito (l) | 55 | 55 | ||
Velocidad máxima | 250 | 250 | ||
Precio (sin extras) | ||||
Euros | 36.750 | 38.720 | ||
Más datosMenos datos |
Tras una primera vuelta de “reconocimiento”, nos concentramos al máximo y comenzamos la primera ronda de tandas programada a cinco vueltas. Para que todo sea más fácil tenemos 3 conos situados estratégicamente en diversas zonas, que nos indican el punto de frenada, el vértice de la curva y el punto de salida donde comenzar a acelerar, con el fin de que nuestra trazada sea lo más correcta posible. A partir del segundo giro, prácticamente todos comenzamos a seguir el ritmo con más o menos dificultad, pero sin mayores problemas. ¿Qué pasa aquí? Me pregunto. Llevo tan sólo poco más de dos vueltas al volante y el Golf R ya me ha transmitido esa sensación de ser un coche muy rápido pero sobre todo, muy fácil de conducir.
El Golf R se muestra claramente más ágil que su predecesor a la entrada de los giros más cerrados, es muy estable y permite una velocidad de paso por curva elevada con un aplomo formidable. La dirección también es muy precisa y la guinda al pastel la pone, además de un motor brillante, un cambio automático DSG que funciona a las mil maravillas también en este tipo de conducción dentro de un circuito. A bordo, da la sensación de que vas a un ritmo muy inferior al que realmente estás rodando y es sólo en el momento en el que el tacto del pedal de freno empieza a darte los primeros avisos (tras no más de 4 vueltas), cuando te das cuenta de que estás equivocado.
Al finalizar esta primera tanda, y mientras espero el siguiente turno, comienzo a extraer algunas conclusiones. La primera; el Golf R tiene unas muy buenas cualidades dinámicas, es muy veloz y me parece “apto para todos los públicos”. La segunda: estoy seguro de que preferiré el cambio DSG al manual incluso sin haber tenido ocasión de probarlo. La tercera y más importante; este “R” ha perdido cierta radicalidad y quizá no trasmite a su conductor ese tacto deportivo y exigente de antaño. En definitiva, se ha vuelto mucho más racional.
En la segunda ronda de tandas no hago más que confirmar mis pensamientos iniciales. Toda la electrónica (el control de estabilidad no se puede desactivar por completo en ningún caso), sumada a la tracción integral 4Motion de acción permanente a través de un embrague Haldex de cuarta generación (ahora, sin que sea necesario disponer de una diferencia de par entre el eje delantero y el eje trasero, el sistema permite un reparto de la “fuerza” de hasta el 100% entre ambos de forma automática en función de las condiciones de adherencia), hacen que, exagerando un poco, el Golf R se conduzca prácticamente sólo en cualquier situación, restando buena parte de la exigencia al volante (y por ende, diversión) que algunos esperábamos en conducción puramente deportiva.
Ahora bien, que nadie se confunda. El Golf R dará a todos sus clientes exactamente lo que buscan: un coche potente, rápido, exclusivo, fácil de conducir, ágil, estable, con un chasis excelente y sobre todo, con un nivel de seguridad tanto activa como pasiva muy elevado. Eso sí, bajo mi punto de vista, el que busque unas sensaciones de conducción más emocionales que racionales, debería irse a por el Scirocco R. Si los tuviéramos que comparar, el primero podría calificarse en este caso como el deportivo “discreto”, el más funcional y sin duda, el más apto para el día a día. El Scirocco R transmite más, pero a cambio renunciamos a ciertos aspectos mucho más racionales... además, de cualquier forma, dejando de lado las sensaciones, el Golf R (al menos sobre el papel) sigue siendo más rápido.
De vuelta al Pit-Lane echo un último vistazo al habitáculo. Casi todo me recuerda al GTI (más...) pero hay algunos detalles muy logrados que le dan ese toque de distinción que a todos nos gusta, como las agujas de las esferas en un precioso color azul, el velocímetro ajustado hasta los 300 Km/h o las inserciones metálicas decorativas de la consola central y el umbral de las puertas, por citar algunos de los más interesantes. Comento con un compañero el equipamiento que trae de serie (entre otros muchos elementos, siete airbags, faros de doble xenón con iluminación adaptativa, climatizador bizona, control de crucero, indicador de presión de neumáticos, o llantas de 18” pulgadas) y pregunto el precio de algunas de las opciones más interesantes e imprescindibles a mi juicio; la conocida suspensión adaptativa DCC (895 €), que ajusta de manera automática el grado de dureza de los amortiguadores según nuestro estilo de conducción y las condiciones de la carretera (existen tres programas predeterminados “Normal, “Confort” y “Sport”), y el cambio automático DSG (1.970 €).
La intensa jornada finaliza y mientras me dirijo con una enorme sonrisa al Hospitality de Volkswagen donde se llevará a cabo una estupenda comida (tanto por los alimentos como por la buena compañía) voy haciendo números para ver cómo puedo comprarme un Golf R. No me salen las cuentas, aunque tengo claro que si tuviera los 36.750 € que piden por él (38.720 € con DSG y 630 € extra en cada caso si lo queremos con carrocería de 5 puertas), tendría en mi garaje uno de estos ejemplares. Puede que sea caro, pero ser dueño del sucesor del mítico R32, hace feliz a cualquiera.