Diseño, dinámica, calidad percibida y eficiencia, mucha eficiencia, son algunas de las principales características de un modelo que está llamado a situarse entre los más influyentes de su segmento. El Toyota Corolla ha vuelto..., a Europa. Tras el breve (y exitoso) impasse del Auris en el Viejo Continente (en otros mercados se mantuvo su denominación original), la firma asiática ha recuperado el nombre del que es el vehículo más importante de la historia del automóvil. Para demostrarlo, ahí están los más de 46 millones de unidades vendidas en todo el mundo desde su aparición en 1966.
Ventas que, a buen seguro, aumentarán exponencialmente gracias a la 12ª generación que hemos podido conocer y conducir por las reviradas carreteras de Palma de Mallorca. Una entrega que está llamada a revolucionar un segmento, el C, sumido en una profunda crisis estética, en la que todos los modelos son casi un calco del rival frente al que compiten.
Porque si la primera variable de compra de un conductor a la hora de elegir su nuevo vehículo es el diseño, este Corolla tiene ya buena parte del camino recorrido. Los diseñadores asiáticos llevan tiempo arriesgando en el plano estético. Así lo vimos hace un par de años con el C-HR y, recientemente, con el RAV4.
Amor a primera vista
Estrategia que este Corolla mantiene e, incluso, evoluciona. Los trazos son arriesgados, angulosos, elegantes, agresivos…, ofreciendo un conjunto que impresiona al primer golpe de vista. Cierto es que, desde determinados puntos de vista, acaba por recordarnos a algún competidor, pero es innegable que consigue que cualquier viandante gire el cuello a su paso. Más aún si va ataviado con la llamativa carrocería bicolor en rojo y negro, como la que ilustra estas líneas.
Combinación que consigue enfatizar aún más un aspecto exterior que, se mire por donde se mire, ha aumentado su solidez. Parte de culpa la tiene también el incremento de su longitud en 40 mm (hasta los 4,37 metros) y de su anchura en 30 mm (1,79), mientras que la altura se ha reducido en 25 mm (1,43). Con ello, el Corolla consigue una silueta más deportiva y agresiva.
Salto de calidad
En el habitáculo, la percepción que uno tiene es la de estar en un vehículo mejor cuidado. Si el Auris destacaba por su funcionalidad, este Corolla se transforma ya en un compacto de alto standing. Destacan los materiales blandos y los ajustes bien realizados de su salpicadero. El volante ofrece un mullido ancho y agradable, mientras que el cuadro de instrumentos incorpora ahora una pantalla TFT de 7 pulgadas en la que el conductor tendrá una visión clara de toda la información del vehículo.
Otro monitor, de 8 pulgadas en este caso, es el que preside la consola central. De estilo flotante, ofrece una buena visión de los menús y cuenta con comandos físicos (algo muy de agradecer en esta era digital) aunque el aspecto de estos es algo más pobretón. Si aglutinamos los puntos negativos, decir que existen pocos huecos portaobjetos repartidos por el puesto de conducción. El móvil si tiene su espacio, con carga inalámbrica, situado justo delante de la palanca de cambio.
Si nos centramos en la habitabilidad solo podemos hablar de puntos a favor. Los 40 mm que se han añadido a su batalla (2,64 m) se traducen en un espacio trasero apto para adultos de más de 1,85 metros, quienes tampoco tendrán problemas en lo que al hueco para la cabeza se refiere. La anchura sí es algo más limitada y aunque caben tres personas, dos irán infinitamente más cómodas.
Un poco más atrás, en el maletero, la capacidad oscila entre los 313 litros del más potente y los 361 litros de la versión de acceso. Una diferencia que reside en la colocación, en el primero, de la batería en la zona derecha del maletero. Independientemente de cuál se elija, lo cierto es que se trata de un hueco bastante aprovechable, al que acompaña una boca de carga amplia y con un umbral bajo.
Evolución dinámica
Además del diseño, este Corolla sorprende por lo bien que va en marcha. No es echarle flores, es una realidad. Si bien ya conocíamos la plataforma TNGA del grupo (aquella que estrenó el Prius y que también emplean el C-HR y el nuevo RAV4), lo cierto es que su unión al Corolla le ha sentado divinamente. El compacto da no uno, sino varios pasos hacia delante en lo que a dinamismo se refiere, colocándole, a nuestro parecer, en el top 5 del segmento.
Ofrece una pisada espectacular, con una estabilidad en curva inalcanzable para muchos rivales. La dirección es precisa, el chasis está bien ajustado y la suspensión ofrece un equilibrio perfecto entre confort y deportividad. La guinda la pone un sistema de amortiguación adaptativo que, por desgracia, de momento no llegará a nuestro mercado (esperemos que lo acabe haciendo).
La pena, como suele ser habitual, la transmisión. Toyota mantiene su apuesta por el CVT. Puede que sea la que mejor se adapte a su sistema híbrido y aunque ha mejorado ligeramente su respuesta, sigue siendo el punto más débil de un conjunto excelente. En aceleraciones pronunciadas además de inundar el habitáculo de ruido (por suerte Toyota ha trabajado en ofrecer un aislamiento acústico mucho mejor que el de su predecesor), éste no lo acompaña de un empuje acorde. La parte positiva, su uso tanto por ciudad como por autopista, donde casi es imperceptible.
Doble apuesta híbrida
Hablar de Toyota es hacerlo, indudablemente, de hibridación. Fueron los pioneros a finales del siglo XX con el Prius y en el último año, en España, vendieron nada menos que 72.500 unidades, que se dice pronto. Pues bien, ahora, con la llegada de este nuevo Corolla, Toyota da otro pasito más al presentar una segunda motorización híbrida, hecho que, de aquí en adelante, se convertirá en una constante en sus modelos.
Sí, el compacto japonés es el primero de la marca en ofrecer dos alternativas híbridas. La primera, la de acceso, es la ya conocida 1.8 Hybrid de 122 CV que anima tanto al Prius como al C-HR. Una mecánica que se ha mejorado y transformado ligeramente para aumentar la eficiencia de este Corolla, en el que registra un consumo medio homologado de 3,3 l/100 km y una aceleración de 10,9 segundos.
Ahora bien, la novedad la acapara el nuevo motor 2.0 H. Un sistema que genera 180 CV de potencia y 192 Nm de par, como resultado de combinar el motor de gasolina de cuatro cilindros con reglaje variable inteligente eléctrico de válvulas (VVT-iE) con otro eléctrico y con una batería de níquel-hidruro metálico más capaz.
En marcha, las diferencias entre uno y otro son evidentes. Con el 1.8 H apenas hay variación frente a sus hermanos, mientras que el 2.0 H sí se percibe como un motor más vivo, al que le cuesta menos ganar velocidad. Cifra un 0 a 100 km/h más bajo, de 7,9 segundos, mientras que el empuje es, sencillamente, espectacular. Aquí la asistencia del motor eléctrico se hace más patente lo que se traduce en un comportamiento más deportivo sin renunciar a un consumo de carburante contenido.
Durante la ruta, combinando tramos urbanos, de autopista y con mucha carretera secundaria, y circulando a un ritmo elevado por estos últimos, el gasto medio registrado no superó los 7 l/100 km. Si queremos mejorar el dato pero perder prestaciones, el 1.8 H consiguió nada menos que 5,8 l/100 km.
En lo que a conducción eléctrica se refiere, Toyota prefiere no centrarse en la autonomía 100% eléctrica, sino que hace hincapié en las bondades de un sistema que es capaz de desconectar el motor de combustión durante un amplio número de situaciones, incluso a velocidades elevadas, aumentando así la eficiencia global. Ahora bien, se mantiene el botón EV que fuerza el uso del motor eléctrico. Comando al que se une un selector de modos compuesto por los programas Eco, Normal y Sport a los que se suman otros dos adicionales en el 2.0H.
También en familiar
Otra de las grandes novedades de esta 12ª generación del Corolla es la llegada simultánea de otras dos carrocerías más: Touring Sports y Sedán. La primera mantiene el aspecto del cinco puertas sumando un voladizo trasero y una distancia entre ejes mayor. La carrocería pasa a medir 4,65 metros, mientras que la batalla asciende a los 2,70 metros, mejorando sustancialmente la habitabilidad.
Sin embargo, si por algo destaca esta carrocería es, evidentemente, por su volumen de carga, el cual aumenta hasta los 598 litros en su configuración inicial (581 en el 2.0 H) y puede llegar a los 1.606 litros al abatir los asientos. Además, suma un portón trasero eléctrico con función manos libres muy práctico.
A llenar el hueco del Avensis
Por su parte, la carrocería Sedán llega como gran primicia. La idea de Toyota es la de llegar a un cliente más “prestigioso” y preocupado con la imagen., En el apartado estético ofrece cambios en su frontal, con una aspecto menos agresivo que en los cinco puertas y Touring Sports. El habitáculo es idéntico a sus hermanos, mientras que en lo que a espacio se refiere, calca la batalla del familiar, con 2,70 metros, que, además, es la misma de la que hacía gala el Avensis, de quien recoge el testigo.
El maletero, por su parte, ofrece una capacidad excelente, entre medias de sus dos hermanos, 471 litros, a los que se accede mediante una boca de carga amplísima incluso pese a ser una tapa y un portón. Eso sí, de momento, Toyota solo lo comercializará con el motor de acceso, el 1.8 H de 122 CV.
Así queda la gama
Con todo, Toyota ha querido que la nueva familia Corolla sea apta para cualquier conductor que busca un vehículo diferente, con una tecnología ultra eficiente y con una dotación de equipamiento elevada.
Los Corolla cinco puertas asociados al motor 1.8 H puede escogerse con tres acabados: Active, Active Tech y Feel!, costando 20.850, 21.150 y 22.400 €, respectivamente. Para el 2.0 H, se parte del acabado Feel!, por 24.750 € para luego sumar el Advance, 27.950 €, y el Advance Luxury, el más equipado de todos, por 29,950 €.
La carrocería Touring Sports mantiene dicha configuración sumando 1.250 € a los precios aquí expuestos. Mientras, los Corolla Sedan 1.8 H puede asociarse a todos los acabados salvo al Advance Luxury, con una tarifa que arranca en los 21.450 € del Active y llega a los 25.900 € del Advance.
En definitiva, Toyota no solo acierta con el regreso del Corolla sino que atina con un producto diferente en todos los sentidos que, a buen seguro, no dejará indiferente a nadie que tenga la oportunidad de poder conducirlo.