Aunque para no entrometerse demasiado en los planes de la matriz VW a Skoda no le queda más que aplicar algunos recortes. Ha llegado un punto en el que el nombre de Skoda es sinónimo de buena calidad y abundante espacio a un precio asequible. Sobre todo el Superb establece referentes en su categoría, cuesta menos que un VW Passat y ofrece casi la misma libertad de movimiento a la altura de las piernas que una berlina de clase superior. El nuevo Octavia de tercera generación gana terreno en esta disciplina y con una longitud de 4,66 metros se sitúa a la cabeza del segmento de los compactos en términos de tamaño. Con una longitud casi igual a la de un Audi A4 uno se sentirá a gusto tanto delante como detrás.
Si bien los ingenieros han prescindido del truco del doble portón trasero –como en el Superb–, este nuevo modelo, que en términos estéticos se asemeja a la clásica berlina de trasera escalonada, se presenta con un enorme portón como los que solemos ver en los modelos de trasera aerodinámica. A través de esta generosa abertura y con un plano de carga situado a menos de 70 cm de altura con respecto al suelo se pueden cargar fácilmente un compartimento de carga con una capacidad de entre 590 litros y 1.580 litros con el banco trasero abatido. Un detalle práctico es, por ejemplo, el hecho de que la moqueta del maletero se pueda dar la vuelta, de forma que el piso suave y blando se convierte en una superficie antideslizante que repele la suciedad. Y si lo deseamos también podemos abatir hacia adelante el respaldo del asiento del copiloto, gracias a lo cual podremos transportar objetos extra largos.
Una carrocería discreta
Para que el Octavia, que se sitúa en algún punto entre el VW Jetta y el Passat y al igual que el nuevo Golf está diseñado con piezas de la plataforma modular transversal, se diferencie de los automóviles de la marca alemana es evidente que algún sitio hay que recortar. Aquellos que piensen que se trata de una misión imposible teniendo en cuenta el diseño de VW al ver el nuevo Octavia se darán cuenta de que están equivocados. Si calificáramos el lenguaje de formas de los de Wolfsburgo de sencillo para el nuevo Skoda solo nos quedaría el adjetivo aburrido.
Sin embargo, como es sabido el diseño es cuestión de gustos y por eso nosotros preferimos referirnos a la carrocería del modelo checo como neutral y sin florituras. Grandes superficies, ópticas angulosas (en las que solo los diseñadores son capaces de reconocer lo que ellos mismos califican de «cristal de Bohemia») y unas pocas aristas y pliegues poco llamativos conforman un conjunto que apenas llama la atención ni tampoco levanta pasiones, pero que al menos no resulta feo. Claro que también los hay que creen ver en él la zaga de un Audi y otros el famoso ángulo final de las ventanillas de un BMW.
Un interior sólido
En el interior también son patentes los recortes, ya que el nuevo Skoda carece de los plásticos de máxima calidad que podemos encontrar en los modelos de la matriz alemana. A pesar de todo el Octavia se muestra sólido, seguro de sí mismo y correcto. Además, el hecho de que otros sean mejores no significa que el Skoda sea malo, y a muy pocos conductores de un Octavia les molestará la chapa sin revestir de las puertas o echarán de menos las superficies de tacto agradable de un Golf o un Passat. A lo sumo podrían mostrar su malestar los ocupantes de la zona posterior, puesto que los revestimientos de las puertas traseras están fabricados en plástico duro, mientras que en la parte delantera se ha optado por materiales más suaves.
Por el contrario parece que en VW tenían un buen día cuando decidieron sobre la tecnología de navegación, ya que el Skoda cuenta también con el navegador más moderno de la casa con una enorme pantalla táctil, sensor de movimiento y control por gestos, tal y como conocemos de los teléfonos inteligentes modernos. Asimismo, estamos seguros de que en la central de Skoda situada en la bucólica y bohemia ciudad checa de Mladá Boleslav también se alegraron al descubrir los numerosos sistemas de asistencia que les había cedido la matriz alemana. El Octavia puede presumir de disponer de regulador de velocidad y asistente de luz larga en carretera, sistema de reconocimiento de señales de tráfico y asistente de cambio involuntario de carril, sistema de alerta por cansancio y asistente de estacionamiento, sistema de frenado automático en ciudad y freno automático multicolisión.
Cuatro gasolina, cuatro diésel, cuatro cambios
En el momento de su llegada al mercado en febrero de 2013 el Octavia III contará con ocho motores, todos ellos cuatro cilindros de inyección directa con turbocompresión. La gama de los gasolina está compuesta por el 1.2 TSI de 86 y 105 CV, un 1.4 TSI de 140 CV y el 1.8 TSI de hasta 180 CV. Éste último es el tope de gama momentáneo. También es el que consume más, ya que a pesar de que este propulsor emparentado con el motor del Golf GTI anuncia un consumo de tan solo 5,7 litros en la práctica resultará bastante difícil mantenerlo por debajo de los dos dígitos. Para los demás gasolina las cifras oficializadas oscilan entre 4,9 y 5,3 litros.
En el extremo interior de la escala de consumos se encuentra el Octavia Greenline con una variante de 110 CV del 1.6 TDI que tan solo consume 3,4 litros a los 100 kilómetros y que, en teoría, es capaz de recorrer así hasta 1.470 kilómetros. Sin el paquete Greenline el bloque de 1,6 litros desarrolla 105 CV y consume 3,8 litros, a lo que se suma una versión menos potente de 90 CV y un 2.0 TDI que pone a disposición de su conductor 150 CV. Las mecánicas diésel más y menos potentes consumen 4,1 y 4,5 litros, respectivamente.
A excepción de los respectivos motores básicos todos los gasolina y diésel están equipados con sistema automático de parada y arranque. Además de los cambios manuales de cinco marchas (1.2 TSI de 86 CV y 1.6 TDI) y de seis velocidades Skoda ofrece el cambio de doble embrague DSG con siete relaciones de transmisión para el 1.2 TSI más potente, el 1.8 TSI y el 1.6 TDI de 105 CV. El 2.0 TDI de 320 Nm de par motor tan solo cuenta con seis marchas automáticas.
Una buena elección: el 1.2 TSI
En nuestra primera prueba nos convenció el 1.2 TSI de 105 CV que seguramente también será la primera elección para la mayoría de los futuros clientes. Si se viaja solo o con un acompañante su par motor de 175 Nm disponible entre las 1.400 y las 4.000 revoluciones resulta más que suficiente para avanzar a buena velocidad y para no tener que planear con demasiada antelación cualquier maniobra de adelantamiento por carreteras de doble sentido. Incluso cargado con pasajeros en la parte trasera y con equipaje en el maletero este propulsor no llega a alcanzar su límite, aunque en este caso se muestra menos alegre. Según el ordenador de a bordo el consumo de combustible tras nuestra primera toma de contacto fue de casi 9 litros.
La caja de cambios de seis velocidades bien escalonadas se maneja con gran soltura y suavidad, por lo que no necesariamente habría que sustituirla por el cambio de doble embrague. Incluso la selección de modos de conducción, que con los perfiles Eco, Sport, Normal e Individual puede regular de forma diferente la dirección, la respuesta a la aceleración, el DSG y el sistema de aire acondicionado es poco más que un juguetito, ya que en realidad no se necesita.
Eje multibrazo solo para las mecánicas más potentes
En cualquier caso la dirección directa del Octavia permite maniobrar el coche con firmeza y seguridad. Incluso en las curvas más rápidas el Skoda se mantiene tranquilo hasta que en algún momento un ligero y controlable deslizamiento sobre las ruedas delanteras indica que es hora de levantar el pie del acelerador. Una primera prueba deberá demostrar si el eje trasero multibrazo, que de momento solo sustituirá al habitual eje trasero de brazos acoplados en el 1.8 TSI, podrá aportar algo en este sentido.
Lo que sí se le nota al Skoda es que ha seguido un régimen. Ahora pesa hasta 102 kilos menos que su predecesor, lo que le permite mostrarse más ligero y rápido y aumenta su dinamismo en curva. En cambio, la estabilidad direccional se beneficia de una mayor distancia entre ejes (11 cm más hasta los 2,69 metros) y de un gran ancho de vía. Ambas cosas otorgan al modelo checo un mejor asentamiento y una mayor suavidad de marcha. Y hablando de suavidad, la insonorización también resulta convincente.
Ideas inteligentes
Por lo tanto, el Octavia es sin lugar a dudas una berlina sólida y agradable de conducir. Sin embargo, éste resulta realmente «simply clever» con una serie de soluciones que si bien son sencillas serán de gran utilidad en el día a día. En este sentido, y al igual que en el Rapid, tras la tapa del depósito del Octavia se esconde un útil rascador de hielo. Esto significa que las puertas pueden mantenerse cerradas hasta haber liberado por completo el coche, de forma que la nieve no caerá sobre los asientos.
Ya en el interior diferentes piezas de ajuste para el portavasos permiten sujetar con seguridad botellas y vasos de distintos tamaños y un sistema de sujeción especial para el móvil impide que se desplace de un lado a otro cuando no se encuentra dentro de la «phonebox» opcional que por inducción establece una conexión con la antena exterior con el objetivo de mejorar considerablemente la recepción. En el enchufe de 230 V situado en la parte trasera se pueden conectar y cargar todo tipo de aparatos.
Como es habitual en Skoda el ticket del aparcamiento se puede sujetar con un clip al parabrisas y una vez que nos ponemos en marcha de nuevo lo podemos tirar directamente al cubo de basura situado en el hueco portaobjetos de la puerta. El chaleco reflectante está almacenado muy a mano debajo del asiento y ya en el maletero los dispositivos de sujeción adicionales de disposición aleatoria y equipados con velcro sirven de complemento al sistema de redes y las anillas de amarre.
Un básico asequible con muchas opciones disponibles
En el equipamiento básico Attract no queda más remedio que renunciar a alguna que otra amenidad. Por 15.990 euros (1.2 TSI de 86 CV) se dispone de freno multicolisión, elevalunas eléctrico delantero y radio con conexión USB y entrada auxiliar, aunque no del enchufe de la parte posterior, por ejemplo. El aire acondicionado, los sensores de aparcamiento y los asientos calefactados también están disponibles de forma opcional y algunas opciones, como un ordenador de a bordo o el sistema automático de ayuda al aparcamiento están reservadas a las líneas de equipamiento superiores Ambition y Elegance.
Claro que Skoda todavía tendrá que anunciar el suplemento que cargará a los demás motores y versiones, aunque por menos de 20.000 euros será difícil hacerse con un Octavia de tercera generación.
Conclusión
Con la tercera generación del Octavia Skoda pretende establecer nuevos referentes en el segmento de los compactos, pero parece evidente que a día de hoy la berlina checa ha superado los límites de la categoría del Golf. Con una longitud de 4,66 metros el Octavia juega en la liga intermedia, aunque al menos el precio básico sí se mantiene al nivel del segmento compacto. Es cierto que Skoda se mantiene fiel a sus valores básicos –mucho espacio y una sólida calidad– y los combina con alguna que otra solución inteligente para conformar un paquete muy conseguido.
Con una amplia paleta de motorizaciones, buen un comportamiento en circulación y numerosas posibilidades para mejorar su aspecto el nuevo Octavia cumplirá casi cualquier requisito y sabrá contentar tanto a conductores ocasionales como a aquellas personas que viajan mucho. De esta forma, el nuevo modelo dará un empujón adicional al importador n.º 1 de Alemania y aumentará su cuota de mercado a más de un 5%. En comparación cabe destacar que Opel ya ni siquiera alcanza el 8%.
Sobre todo cuando en mayo de 2013 Skoda presente el modelo familiar logrará ampliar considerablemente la clientela objetivo de su nueva generación. Todavía habrá que esperar un poco más para disfrutar de la versión propulsada por gas natural y de la variante RS orientada a los caracteres más deportivos. Además, el Octavia III volverá a estar disponible con tracción integral y en una versión «Scout» con protección plásticas más robustas. En este sentido resulta evidente que el eslogan «simply clever» no solo es aplicable a los automóviles de la casa checa, sino también a su estrategia de modelos.