entre carga y carga, es respetuoso con el medio ambiente, silencioso, pequeño, manejable y fácil de aparcar. Eso sí, además de una potencia escasa, las comodidades “básicas” a las que nos han acostumbrado los coches actuales brillan especialmente por su ausencia… En menos de lo que pensamos, la estampa de un coche enchufado a la corriente para recargar sus baterías se convertirá en algo habitual. Tanto es así, que ya estamos hablando de una realidad que pude comprobar nada más llegar al concesionario acordado; allí estaba nuestro protagonista, terminando su peculiar “repostaje” y poniéndose a punto para la prueba. No les puedo negar que es una imagen cuanto menos chocante y que a su vez, despierta una enorme curiosidad. Una curiosidad enfocada a pensar qué se debe sentir al volante, cómo se comporta o cómo será la conducción.
Diminuto
El REVA L-ion mide tan sólo 2,63 metros de largo, 1,32 de ancho y 1,51 de alto. Es un coche muy pequeño, catalogado como cuatriciclo (categoría L7e), por lo que no llega a considerarse un turismo. Pese a ello, la matriculación es obligatoria y se necesita la licencia A o B para poder conducirlo. Sobre su estética hay poco que decir, habrá opiniones para todos los gustos, quizá destacando entre todos los elementos las formas y el aspecto de los grupos ópticos traseros.
La sencillez exterior es también la nota predominante en el interior, donde llama la atención un freno de mano con apariencia de bastón, como en algunos modelos de antaño, y la singular forma de apertura y cierre de las ventanillas (debemos desplazarlas lateralmente de forma manual). El aspecto, el acabado y el tacto de los diversos materiales y toda la botonería, es muy pobre. Contamos con lo básico e incluso en algunas ocasiones con menos. Decimos esto porque, por ejemplo, la única manera de regular los retrovisores es sacar los brazos por fuera y hacerlo con nuestras propias manos. Por supuesto, el aire acondicionado es un lujo que deberemos pagar como extra, al igual que la fuente de sonido o el cierre centralizado. No hay más que decir, simple y llanamente tenemos lo justo y necesario; un volante, pedales y toda la carretera por delante.
El espacio en el habitáculo es escaso. El REVA L-ion está homologado para 3 ocupantes; detrás pueden viajar dos niños de hasta 12 años o un adulto. Lo de viajar es en teoría, ya que en las plazas traseras apenas hay sitio y son casi impracticables. Delante, tanto en anchura como en espacio para las piernas, se echa en falta algo más de amplitud, no así en altura, donde conductores de hasta 1,85 no llegan a tocar con el techo aunque obligatoriamente vayamos sentados en una posición muy elevada al ir las baterías colocadas bajo los asientos. Éstos sólo se pueden desplazar longitudinalmente y el volante no tiene ningún tipo de regulación.
Preparados, listos… ¡ya!
Llega la hora de la verdad, introducimos la llave, giramos y…no oímos absolutamente nada. Es imposible saber si el vehículo está encendido, pero sorpresa, pisamos levemente el acelerador y el Reva L-ion comienza a moverse de inmediato. No hay palanca de cambios; existe una ruleta situada en la parte izquierda del salpicadero con la que deberemos seleccionar el modo de funcionamiento de la transmisión automática. Cuenta con 4 posiciones R (reverse), N (neutral), F (forward), B (boost), correspondientes a la marcha atrás, el punto muerto, avance sin emplear toda la potencia, y avance utilizando todo lo que el coche puede dar de sí.
Recorremos varios kilómetros con la F seleccionada. Dentro se rueda en completo silencio. Además de un ligero ruido de rodadura, este silencio tan sólo se ve interrumpido en ocasiones por la intervención de los ventiladores que refrigeran las baterías. Por lo demás, en este sentido nada que ver con los coches que emplean motores térmicos, muchísimo menos “discretos” y más contaminantes.
Una vez acostumbrados a esta atmósfera silenciosa la conducción no difiere mucho del resto de vehículos “normales”. Además de otras variables, en fases en las que el motor se encuentra en retención, el REVA L-ion es capaz por sí solo de regenerar parte de la energía cinética y almacenarla de nuevo en las baterías. Un indicador en el salpicadero nos avisa de cuándo se produce cualquiera de los dos fenómenos: descarga; se ilumina en color rojo, recarga; lo hace en verde.
Sólo para la ciudad
Elegimos ahora la posición B y notamos que responde con mucha más fuerza a las solicitaciones del pedal derecho. Este modo no es tan “ahorrativo” como el F y descarga más rápidamente las baterías, pero hay un considerable aumento en lo que se refiere a la capacidad de empuje y aceleración. Aún así, este vehículo no permite demasiadas concesiones y se nota que está pensado por y para la ciudad. Fuera de ella la potencia sería a todas luces suficientes ya que el REVA L-ion desarrolla un total de sólo 19 CV, con una velocidad máxima de 80 Km/h.
No tiene ningún tipo de dispositivo de ayuda a la conducción. Sobre su comportamiento dinámico, tampoco se le pueden pedir milagros. Cumple su misión de llevarnos de un sitio a otro y punto. La suspensión tampoco es un dechado de virtudes y se muestra demasiado seca, con una escasa capacidad de absorber las irregularidades sin sacudir bruscamente a sus ocupantes. A su favor debemos decir que resulta fácil maniobrar con él en la jungla de la ciudad, es un coche ágil y gracias a su reducido tamaño se puede estacionar en cualquier sitio. Además, no podemos olvidar lo más importante; es 100% ecológico con el medio ambiente al no tener emisiones de C02 y nos permite ahorrar cientos de euros en combustible ya que el coste de una recarga completa de sus baterías es de aproximadamente 1 €. Si atendiéramos al coste por kilómetro, éste sería de aproximadamente una sexta parte del coste de uso de un vehículo convencional, por no hablar de su mantenimiento, mucho más llevadero a causa de que las averías de los motores eléctricos son mucho más simples y sencillas de reparar. Sin duda, los beneficios para nuestro bolsillo son evidentes.
En cualquier enchufe
El REVA L-ion se puede recargar conectando el cable de carga a cualquier enchufe tradicional, esto es, una toma de alimentación de 220 V / 15 A. El tiempo total de carga es de 6 horas, aunque las baterías pueden alcanzar el 80% de su capacidad con prácticamente sólo la mitad, 3h y 25 minutos. Además, existe la posibilidad de realizar una recarga rápida (en tan sólo una hora) en puntos de carga trifásica, mediante el interfaz situado en el parachoques posterior, debajo de la matrícula. La autonomía total del vehículo se cifra en aproximadamente 120 kilómetros.
Plan Movele
Sin olvidar que estamos hablando de un cuatriciclo y no un turismo (la compañía ha presentado recientemente en el salón de Frankfurt sus primeros turismos “enchufables”, el NXR y el NXG), podemos decir que REVA, a través de su distribuidor oficial para nuestro país, la empresa Emovement, ha sido la primera en poner a la venta un coche eléctrico con baterías de ión-litio en España. Ya existían otros automóviles eléctricos, pero éstos emplean otras soluciones con tecnología de plomo ácido, de fibra de vidrio absorbente (AGM) o de NiNa Sodium, entre otras.
Por último, no podemos pasar por alto que este vehículo está incluido además en el recientemente presentado catálogo de automóviles con derecho a subvención del nuevo plan Movele (ayudas destinadas a la promoción de la movilidad sostenible en las ciudades mediante los vehículos eléctricos). Gracias a ello, obtendremos un descuento por la compra del REVA L-ion “Standard” de 3.163 €, 3.500 € en el caso del REVA L-ion “Deluxe”. El gran problema es que esta tecnología de ión-litio, que sin duda es el presente y el futuro más inmediato en el mundo de los eléctricos, bajo mi punto de vista aún es demasiado cara. Con las ayudas ya incluidas, por el REVA L-ion “Standard” deberemos desembolsar un total de 15.182 € y por el “Deluxe”, 16.845 €.
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