Todo hacía presagiar que el segmento se encontraba en vías de extinción. Sin embargo, Renault vuelve a entrar de lleno en él con el modelo Wind y su nuevo techo pivotante. El diseño de este nuevo Renault de tan sólo 3,83 metros de longitud es extravagante, aunque no insólito para la casa del león, ya que gracias al Avantime, al Vel Satis y, no en última instancia, al BeBop los franceses siempre han tenido vehículos especiales en cartera. Por este motivo, Renault se ha asegurado sin duda un sitio destacado en el Hall of Fame automovilístico, aunque no en lo que a su comercialización se refiere, ya que todos ellos han pasado sin pena ni gloria por el mercado. El 17 de septiembre de 2010 llega a los concesionarios el Renault Wind, esta vez con grandes posibilidades de éxito.
La segunda impresión es la que cuenta
A primera vista, el Wind puede resultar algo extraño, ya que su frontal dinámico parece no encajar muy bien con su zaga elevada dotada de una enorme tapa y sus aletas compactas. Algo que también resulta singular es el hecho de que el techo pivotante tan sólo se abre por encima de las cabezas de ambos ocupantes y que, por detrás de ellos, esté situado un arco fijo con cristal en su interior, por lo que «targa» sería el término más adecuado. Al menos en el interior continúa entrando aire pese a este diseño. La capota de lona, de accionamiento eléctrico, bascula 180º sobre un eje y, una vez desbloqueada manualmente, desaparece en 12 segundos entre la tapa del maletero que se abre hacia atrás hasta alcanzar la posición de 90º y el propio maletero. Este proceso sólo es posible con el freno de mano echado, es decir posición de estacionamiento. Esto no importa, ya que sus competidores tampoco destacaban en este aspecto e incluso el Peugeot 207 CC, así como el Smart Cabrio, también deben permanecer parados para poder accionar el techo.
Un gran maletero y una enorme versatilidad
Algo en lo que sí supera a la competencia es en el tema de la carga del maletero, ya que el Wind siempre tiene una capacidad de 270 litros debajo de su pesada tapa. Delante del compartimento de carga se encuentra situada una separación de plástico equipada con una pequeña luneta de cristal. Esta combinación hace que la visibilidad hacia la parte posterior resulte muy limitada. Incluso hacia adelante la visibilidad es más bien restringida debido a unos montantes A sumamente anchos. Además, el parabrisas es estrecho y el espejo interior está situado en una posición demasiado destacada. Por otro lado, incluso los ocupantes más altos se sentirán muy a gusto dentro de este pequeño descapotable, ya que los asientos son excelentes tanto en ejecución como en sujeción. El manejo es típico de la casa Renault y, dicho sea de paso, no pudimos detectar ningún defecto de acabado o desliz en la selección de materiales.
La dirección es suave y cómoda, aunque sobre todo a velocidades elevadas resulta algo imprecisa. Lo mismo ocurre con el cambio manual de cinco velocidades. Sin embargo, ninguna de las dos cosas es grave, ya que la clientela esperada, compuesta en su gran mayoría por mujeres de entre 25 y 40 años, no suelen conducir con muchas pretensiones deportivas, aunque el comportamiento en circulación del nuevo Renault Wind lo permitiría.
Los ingenieros de Renault han dado (una vez más) con una configuración fantástica (procedente del Twingo RS) que consigue mantener el equilibrio entre confort y deportividad. Pese a las llantas de 17" de serie con lacado bicolor, la amortiguación del pequeño Wind resulta elástica y suave, algo que con total seguridad no le debe a una carrocería no exenta de vibraciones. El ESP instalado de serie entra en funcionamiento en el momento preciso, aunque también se puede desconectar por completo.
Una bomba de aire sin la fuerza del viento
En cambio, lo que no se puede desconectar el elevado peso (1.250 kg) del nuevo Renault Wind. Es 125 kilogramos más pesado que el Twingo RS, cuyo motor de 130 CV también toma prestado el Wind. El cuatro cilindros de 1,6 litros de cilindrada tiene el mismo comportamiento en el Wind que en el Clio GT. Hasta pasada la marca de las 4.000 revoluciones este motor de aspiración no desarrolla algo similar a lo que podríamos denominar dinámica. Alcanzadas las 6.500 vueltas un indicador de estado nos avisa de que debemos cambiar de marcha y a 7.000 revoluciones se acaba la diversión. El consumo homologado es inferior a 7 litros.
Por este motivo, nuestra recomendación es el TCe 100. Este motor turboalimentado de 1,2 litros desarrolla 101 CV y, con un par motor de 152 Nm, tan sólo ocho números menos que su hermano mayor. Sin embargo, a partir de las 3.500 vueltas ya podemos disfrutar de su potencia, lo que significa 1.000 vueltas antes que en el caso del PSI de 130 CV. Renault cifra el consumo del TCe 100 en 6,3 litros. Su velocidad máxima es de 190 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 10,5 segundos. Según la casa, el 80% de los compradores se decantarán por esta mecánica.
Para ello, tendrán que poner sobre la mesa al menos 16.900 euros. A cambio obtendrán un equipamiento con ESP, cuatro airbags, accionamiento semieléctrico del techo, llantas de 17", asientos deportivos, faros antiniebla, programador de velocidad, ordenador de a bordo y, por ejemplo, espejos exteriores calefactables y regulables eléctricamente. El climatizador cuesta 1.000 euros, mientras que por el sistema de manos libres, incluidos unos altavoces mejorados y una conexión USB, tendremos que pagar 450 euros más. A partir de 18.300 euros estará disponible el Wind 1.6.
Conclusión
Con el nuevo Renault Wind los franceses amplían el casi extinguido mercado de los descapotables pequeños y asequibles. Su diseño es muy caprichoso y resulta extremadamente llamativo. La estructura simple del techo muestra un aspecto sólido, se puede accionar rápidamente y, pese a la escasa apertura, la sensación es la de un verdadero descapotable. El chasis es fantástico y convencerá tanto a los conductores acostumbrados a la comodidad como a los ávidos de deportividad.
Aunque no se puede decir lo mismo del motor de aspiración de 130 CV, ya que su funcionamiento se asemeja al de una bomba de aire. Mucho ruido y pocas nueces. En tal caso, mejor nos decantamos por el motor turboalimentado de 100 CV porque los 1.400 euros que nos ahorramos merece la pena invertirlos mejor en un par de extras.
*Nota: los precios reflejados en este artículo corresponden exclusivamente al mercado alemán