Tras el fracaso cosechado por el Vel Satis, que de alguna forma sí ha logrado enriquecer el mundo del automovilismo, llega ahora el Renault Latitude con un poco menos de brío, pero igualmente elegante y amplio... Resulta curioso - y es tan sano como digno de alabar - que algunos fabricantes no sean capaces de cejar en el empeño de consolidarse en un segmento en el que en realidad no se les ha perdido nada. Aunque la tendencia actual de este segmento no es la de dejarse llevar por "modelos raros", Renault apuesta por convertir al Latitude en lugar de un vehículo de masas. ¿Podrá conseguirlo?...
Un modelo raro
El Latitud es uno de esos modelos diferentes y escasos que acabará pasando probablemente a formar parte de la flota de vehículos del Sr. Skarkozy con fines representativos. En sus líneas se ha buscado un aire muy elegante, quizá poco arriesgado, pero perfectamente válido si tenemos en cuenta la poca creatividad del segmento.
De alguna forma nuestro vecino ha perdido definitivamente el valor de firmar un nuevo Avantime, otro Mégane racial o incluso un Vel Satis, modelo que ha sido infravalorado por muchos. Además, debemos tener en cuenta que, sobre todo en el caso de los automóviles del segmento intermedio, no resulta siquiera importante dar con un diseño que sea compatible a escala universal. De todas formas, estos vehículos no llegarán nunca a ser éxitos de ventas, y no nos referimos sólo al mercado alemán.
En otro orden de cosas, incluso los genes del Renault Latitude le convierten en un tipo raro, ya que en realidad es un coreano. Renault ya hizo esto mismo con el Koleos, acuérdense, al que simplemente cambió el nombre y el logo. En ambos casos el objetivo de la marca del rombo es beneficiarse de las ventajas de la asociación creada entre Renault, Nissan y Samsung. En Corea, el Latitude abandona la cadena de montaje con el nombre Samsung SM5, y precisamente así es como se ha puesto en venta en algunos mercados asiáticos. En una época de ahorro de costes de producción, la estrategia comercial es perfectamente válida y comprensible.
Diseñado a la medida de las necesidades europeas
Sea como fuere, el Renault Latitude ha sido adaptado a las necesidades del mercado europeo, su diseño se ha perfeccionado y, sobre todo, se ha optimizado en el aspecto de los motores, el chasis y los acabados. Pese a todo, y siempre según Renault, su diseño sigue siendo muy Samsung, quizá conscientes de que las pretensiones de los franceses son más elevadas de lo que el Latitude puede ofrecer en realidad. Tanto más cuando se trata del nuevo modelo superior de la marca.
Sin embargo, al montarnos en él nos recibe el habitual interior objetivo, bien organizado y atractivo de los Renault. Los materiales utilizados y el acabado de los mismos son simplemente buenos, aunque. el aspecto del Laguna más básico es algo superior. Por ejemplo, los enormes asientos parecen más cómodos de lo que en realidad son. La superficie de la banqueta es corta, la sujeción lateral escasa y la posición de conducción en general demasiado elevada, pero esto es algo que sólo en un deportivo podría considerarse como un defecto. Lo que aquí prima es la comodidad.
Profusión de olores
Igual de especial es el sistema de aire con difusor de perfume. En este caso el cliente podrá elegir entre seis olores diferentes que, si se utilizan diariamente, garantizan un aroma agradable durante aproximadamente un mes.
Para que no se cuelen muchos olores de fuera en el interior del vehículo, el Latitude viene equipado con un climatizador trizona con regulación automática del aire en circulación e ionizador de aire. Éste último es un sistema cuyo objetivo es limpiar el aire de esporas, bacterias y sustancias alergénicas, es decir, una buena noticia para todos los que sufren alergias.
Otro aspecto positivo es que, gracias a sus 4,90 metros de longitud, 1,83 metros de ancho y a su altura razonable, el Latitude dispone de una espléndida oferta de espacio. Tan sólo las personas de mayor envergadura podrían tener ciertos problemas con la altura del techo. De todas formas, el techo corredizo acristalado no estará disponible en Alemania, aunque no nos preocupa mucho ya que éste reduce considerablemente el espacio a la altura de la cabeza. El maletero ofrece 477 litros de capacidad sin aprovechar el hueco de la rueda de repuesto.
Tres motores
Los franceses ofrecerán tres motorizaciones diferentes para su modelo superior. El motor de gasolina de 140 CV desempeñará un papel más bien secundario, pese a que la posibilidad de elegir entre gasolina y E85 resulta bastante atractiva. Por motivos medioambientales el etanol (E85) no es la solución óptima. Además, aún existen pocos surtidores de E85 y el consumo de combustible se dispara desde los 7,9 litros de gasolina súper hasta los 10,7 litros de etanol, por lo que la ventaja económica del etanol se esfuma prácticamente. Por el contrario, las emisiones de CO2 se reducen en casi nueve gramos por kilómetro.
Por estos motivos, creemos que los motores que más se venderán serán los diésel. El motor 2.0 dCi de 175 CV es capaz de generar un par motor de 360 newtons/metro a tan sólo 2.000 revoluciones. Dicha potencia la gestiona exclusivamente un cambio automático con convertidor de par de seis velocidades con un comportamiento muy atento y cómodo que direcciona toda la fuerza al eje delantero. Equipado de esta manera, el motor de 4 cilindros resulta muy silencioso (pero más ruidoso que el Laguna), no presenta casi vibraciones y su consumo tan sólo asciende a 6,5 litros. Su rendimiento se podría calificar de intermedio, ya que necesita 9,9 segundos para alcanzar los 100 km/h y su velocidad máxima es de 205 km/h. Un Skoda Superb alcanza los 220 km/h y tarda 0,9 segundos menos en llegar a los 100 km/h.
El diésel de 3 litros y 240 cv es mucho más potente. Éste lanza unos modestos 450 Nm al cigüeñal, impulsando al V6, equipado también de forma exclusiva con cambio automático, con superioridad y de forma cómoda. Evidentemente, uno no necesita el 3.0 dCi, pero de alguna forma sí resulta muy adecuado.
Al menos el incremento en el consumo se mantiene dentro de unos límites razonables en comparación con el 4 cilindros. Un aumento de 0,7 litros es un precio bastante justo por ese lujo de más. Dos de las particularidades que más elogian los franceses son sus motores impulsados por cadenas de distribución (algunos fabricantes de la competencia utilizan correas dentadas caras de mantener) y la posibilidad de limpiar el filtro de partículas de hollín (de serie en los modelos diésel) en todas las situaciones de conducción, lo que impide la obturación del interceptor de partículas.
Desde 23.800 euros
Ese es el precio de salida del Latitude, que a base de añadir niveles de equipamiento y aumentar la potencia de sus motores puede llegar a rozar los 40.000 euros (es el caso del acabado Initiale para el motor de 240 cv).
En cuanto al equipamiento, lo más destacado es el sistema de climatización de tres zonas, el asiento del conductor con masaje y memorias, el mencionado difusor de aromas y el sensor de toxicidad, así como el nuevo sistema de navegación Carminat TomTom Live.
Esta gran berlina francesa tendrá que ponerse las pilas a la hora de competir contra la competencia ya consolidada, incluso contra la que procede de Francia (Renault Laguna, Citroën C5 / C6 y Peugeot 508). Se trata de una cara más entre la multitud para gente a la que no le gusta llamar la atención, pero que pese a todo busca algo de lujo. ¿Existe una especie como ésta? .
