El debate sobre el ser o no ser de un Porsche ya tuvo lugar en tiempos en los círculos especializados, más concretamente en 2002, cuando el lanzamiento del Cayenne supuso la aparición en el mercado del primer modelo de eminente carácter práctico. La prensa amarilla predijo entonces el fracaso de este hermano del VW Touareg, pero pronto se vio cuán equivocada estaba: los ricos y famosos no dejaron ni un solo Cayenne en los concesionarios. Por fin era posible reunir familia, perro y Porsche en un modelo. Ahora se espera una acrobacia semejante del Panamera, ensamblado en Leipzig y del que se pretende vender hasta unas 20.000 unidades al año.
ADN de Porsche
A la vista del diseño de Michael Mauer, no cabe duda de que esta berlina de cuatro puertas es un Porsche con el ADN característico de la marca: guardabarros de mayor altura que el capó, la enorme entrada de aire en lugar de la parrilla del radiador, los marcados hombros sobre las ruedas traseras o el renovado habitáculo de línea coupé. En resumen: un simple vistazo ya basta para identificarlo como Porsche.
La misma impresión se desprende del interior: el conductor se siente como en un 911, lo que se debe en parte a la profundidad del asiento. A pesar de ello, tanto el acceso como la salida se realizan cómodamente, incluso al asiento trasero. El equipo de ingenieros ha logrado un amplio espacio interior en sólo 1,40 metros de altura que permite a pasajeros de hasta 1,90 metros disponer de suficiente amplitud en el asiento trasero.
Gran consola central
A diferencia de los mandos circulares del 911 con el enorme cuentarrevoluciones en medio, la gran consola central del Panamera, que separa al conductor del copiloto y que se prolonga entre los asientos traseros, tiene una nueva configuración. Como modelo se ha tomado el discreto superdeportivo Carrera GT que se ensamblaba hasta 2006, si bien los ingenieros del Panamera se han inclinado más por un diseño elegante que por una estética deportiva purista.
Las nuevas filas de botones que flanquean la palanca de cambios recuerdan más bien a un lujoso teléfono Vertu, si bien no ofrecen una calidad semejante. El plástico empleado no corresponde a un vehículo de este segmento de precio, un error que Porsche ya cometió con el 911.
Espejito, espejito mágico
También es motivo de crítica el excesivo reflejo en el parabrisas, más evidente sobre todo con el equipamiento de piel de color claro. Por lo demás, es difícil encontrar defectos de carácter grave. Quizás la deficiente visibilidad por culpa del parabrisas trasero plano, pero para compensarla existen sensores de aparcamiento. Hablando de la parte trasera: en el maletero de 445 litros de capacidad caben cuatro bolsas de golf y al abatir los respaldos de los asientos se obtiene una superficie llana de carga para un volumen de hasta 1.250 litros.
Con las múltiples posiciones de los asientos traseros individuales, Porsche intenta que los pasajeros de la segunda fila viajen lo más cómodamente posible. La inclinación de los respaldos y la superficie de apoyo de las piernas pueden ajustarse al gusto de cada ocupante, mientras que la calefacción y la refrigeración de los asientos se encargan de que la temperatura sea en todo momento la adecuada. Además, el asiento del copiloto puede empujarse hacia delante desde la parte trasera para conseguir más espacio para las piernas.
El placer de conducir
Con todo ello, el Panamera cumple los requisitos para una berlina con chófer, si bien es poco probable que su dueño entregue la llave de arranque voluntariamente: a diferencia del Cayenne, algo pesado por su diseño, la conducción del Panamera es la de un auténtico Porsche y se disfruta tanto como la del 911.
El responsable de este disfrute es un potente motor de ocho cilindros de 4,8 litros, conocido ya del Cayenne pero que se ha visto sometido a múltiples modificaciones (sobre todo por cuestiones de espacio) para integrarlo en el Panamera. Éste es también el motivo por el que no se ha recurrido a motores bóxer, ya que no cabrían en los 1,93 metros de anchura del Panamera y no era cuestión de desarrollar un vehículo más ancho.
Atmosférico y turbo
Como motor atmosférico en el Panamera, el V8 dispone de 400 CV y de un par de giro de 500 Nm que se alcanza entre las 3.500 y las 5.000 vueltas. En la versión básica con tracción trasera, el conductor debe asumir el cambio de marchas o desembolsar 3.150€ adicionales para una transmisión de doble embrague PDK. En las versiones con tracción total 4S y Turbo, ello es tarea de la transmisión integral.
La versión Turbo saca con ayuda de sus dos turbocompresores unos 100 CV más del motor de inyección directa de gasolina y su par máximo de giro de 700 Nm se alcanza a un régimen de entre 2.250 y 4.500 vueltas. Con el paquete Sport Chrono, se puede disponer brevemente de hasta 770 Nm gracias a la función overboost y realizar así el sprint estándar, con ayuda de la función de salida rápida Launch Control, en 4 segundos en lugar de en 4,2.
Dos caras
Ya sea en la versión S o en la Turbo, en el Panamera se esconden dos automóviles: un coche de carreras y una cómoda berlina de viaje. Se puede rodar tranquilamente disfrutando del paisaje sin que se note apenas el sonido del motor, ya que la muy recomendable transmisión PDK sube de marcha en el momento oportuno en el modo de confort y mantiene un bajo régimen de revoluciones incluso en ciudad y en la séptima marcha.
No obstante, una pisada decidida al acelerador basta para que la transmisión baje de marcha a la velocidad del rayo. El motor ruge alegremente y el Porsche sale disparado como si la carretera fuera suya. Mediante las teclas Sport y Sport Plus se puede endurecer en dos niveles la suspensión neumática y la dirección. También la admisión del carburante tiene lugar de forma bastante más rápida. A la hora de superar curvas, el Panamera hace gala de la misma precisión que el 911, sin que sea necesaria la intervención del ESP.
Cuestión de peso
Su peso de unos 1.800 kilos (la versión Turbo pesa casi dos toneladas) se hace notar, si bien ello no conlleva que el vehículo pierda la trayectoria ni siquiera en los cambios bruscos de dirección. Los modelos con tracción total en especial parecen rodar pegados al asfalto y no se desvían de su senda ni un solo milímetro. Únicamente las cifras de consumo de este tipo de tracción se apartan considerablemente de la estimación de fábrica.
Gracias al dispositivo de arranque y parada automáticos (de serie a partir del 4S) y otras mejoras en, por ejemplo, la gestión del motor y la aerodinámica (por encima de los 90 km/h se despliega un alerón), el Panamera S consumiría en el mejor de los casos 10,8 litros (con transmisión PDK). Con el cambio manual, la estimación de consumo del fabricante no baja de los doce litros y medio. La tracción total del 4S supone, por el contrario, sólo un aumento de 0,3 litros e incluso la versión Turbo consigue su mejor marca con 12,2 litros.
Factible
Quien se contenga, evite la tecla Sport y sólo roce levemente el acelerador podría llegar a alcanzar las cifras de consumo mencionadas. Sin embargo, el que conduzca el Panamera como el Porsche que es, no bajará de los 15 litros e incluso quizá tenga que contar con un radical suplemento adicional.
Más eficiente será el motor de seis cilindros de próxima aparición, cuya fecha de introducción en el mercado resulta tan desconocida como la de la anunciada versión híbrida. Tampoco se sabe cuándo hará su aparición la versión diésel, si bien no hay duda de que lo hará en algún momento, puesto que ya el Cayenne demostró que la combinación Porsche y diésel es factible.
Hasta que llegue el motor de gasolina V6, el precio de salida del Panamera es de 105.000€. Por el 4S con tracción total y PDK, Porsche pide 114.000€. La versión Turbo costará al menos 150.000€, si bien más de un comprador invertirá algo más, ya que sólo por la carrocería metalizada del Turbo habrá que desembolsar 1.140€ más. Y eso por no hablar de los casi 10.000€ que suponen la incorporación de frenos cerámicos, entre otras cosas.
Conclusión
Con el Panamera, Porsche se adentra en un nuevo terreno. Hasta ahora, esta marca no se había planteado una berlina de cuatro puertas. Sin embargo, este primer intento ha puesto el listón muy alto y le hará la vida un poco más difícil a rivales tales como el Maserati Quattroporte o el BMW M5. El Panamera aúna como ningún otro modelo un carácter deportivo y un alto grado de confort. A fin de cuentas, viene con una gran ventaja de serie: es un Porsche.
Traducción: María Dolores Lozano