Karen me es encomendada por un buen colega. Va a sustituirle en la presentación del Porsche Cayman cerca de Cádiz porque él se encuentra indispuesto. «Michael, acompaña a Karen, que es la primera vez que asiste a una presentación de coches». Cosas así no hay que pedírmelas dos veces.
Qué bonito es
Al llegar al hotel en Chiclana de la Frontera, examinamos atentamente el nuevo Cayman S con PDK (cambio automático de doble embrague), el único modelo en el lugar de los hechos. Por fuera no parece que haya muchos cambios. Le cuento a Karen que los faros de tipo tubo son nuevos y que se supone que recuerdan al Carrera GT y que las luces de posición LED ya las tenía el Cayenne. Además, se ha modelado el parachoques delantero y al encargar los faros de xenón (con función de luz de curvas) se añaden gratuitamente las luces diurnas LED, lo que en cierto modo da la impresión de ser un complemento de equipamiento posterior. En los flancos y en el fantástico guardabarros trasero arqueado no ha cambiado nada (por suerte). Las luces traseras iluminan ahora con diodos en lugar de bombillas, al menos para las funciones con luz roja. La lista de novedades se completa con un nuevo parachoques con doble tubo de escape modificado.
Karen está entusiasmada
Karen prefiere que empiece yo conduciendo. El automático no acaba de gustarle, le parece más divertido cambiar manualmente. Espera y verás, que igual cambias de opinión. Para empezar, esto ya no es un automático, sino el genial PDK, incorporado al 911 a principios del verano y que aquí se ha adaptado a las necesidades de un motor central deportivo. Siete marchas, perfectamente distribuidas, la última extralarga para ahorrar combustible. El Cayman de color bronce tiene, además, asientos deportivos adaptables opcionales (2.722€), que se adaptan a la perfección a la anatomía de ambos pasajeros. No tan ergonómicos son, sin embargo, los huecos y la elección del material del volante, que en los modelos PDK es muy antideslizante y diferente al de los interruptores manuales. En este segmento de precios se puede esperar algo más. Por otro lado, queda a un alcance muy cómodo de las manos. Con el volante frente a mí, bien encajado en el asiento, empezamos nuestra ronda de pruebas.
Comienzo tranquilo
Los primeros metros conduzco suavemente porque, primero, no quiero asustar a Karen y, segundo, los neumáticos están fríos y por ello más deslizantes. El nuevo programa de estabilidad adaptado PSM (Porsche Stability Management) tiene trabajo suficiente ya en la aceleración normal. Tras unos 30 kilómetros, los neumáticos ya se han calentado y tienen agarre. A Karen le sorprenden la manejabilidad y el sonido del motor. «Suena bastante», dice. Efectivamente, gracias al nuevo sistema de escape el sonido es mucho más robusto que antes. Discreto desde luego no es y puede que incluso moleste a más de un pasajero. Cambiamos de conductor.
Karen se monta con algo de respeto, coloca de forma ejemplar el asiento, el volante y los espejos y comienza su primera vuelta en un vehículo con doble embrague y 320 CV. Por cierto, el Cayman S ha ganado 25 CV. «Uf, cómo se lanza». Sí, la verdad es que impresiona. Con el paquete opcional Sport Chrono y la función Launch Control que éste incluye, el Cayman S sale disparado como una flecha, ayudado por un nuevo motor Boxer de inyección directa de 3,4 litros, alcanzando los 100 km/h en 4,9 segundos. Karen no acaba de atreverse y más que pisar el acelerador, lo acaricia, con lo que los 4,9 segundos estimados por Porsche y que conseguiría hasta una abuela gracias a su función de arranque rápido se convierten en 10, 11 ó 12, poco habituales para este vehículo. No importa, se trata de probarlo, no de ganar una carrera. Gracias a la conducción prudente de mi conductora el consumo medio del seis cilindros baja de los 12,6 anteriores a los 9,3 litros, que es exactamente el consumo vaticinado por Porsche. Mis respetos, Karen.
¡Písale un poco más!
La increíble maniobrabilidad de este modelo no deja indiferente. «Va totalmente seguro en carretera», dice Karen. Cierto. Los profesionales que rodean al director de producción, Hans-Jürgen Wöhler, han cuidado cada detalle y han optimizado una vez más el paquete completo. La distribución de las cargas entre el eje delantero y el trasero es de 46/54 y, gracias a la instalación baja del motor central trasero Boxer, el centro de gravedad está muy bajo. «Así de ágil no conduzco nunca». «Le puedes meter tranquilamente una marcha más», le digo, ya que el PSM está activado en el nivel de mayor sensibilidad e impide inmediatamente el deslizamiento, patinaje o chirriado de las ruedas. Éste se puede desactivar en dos niveles, como nos demuestra un colega que intenta tomar la rotonda que se avecina derrapando con su Cayman S blanco, provisto de bloqueo mecánico del diferencial (1.242€). El intento se queda en nada más que eso. « ¿Pero ese tío está loco o qué?», me pregunta Karen. «No, sólo está probando», le contesto. Seguimos rodando y disfrutando del confort de la conducción, que realmente es muy alto cuando no está pulsada la tecla Sport o Sport Plus.
Un Porsche a precio de ganga
De vuelta en el hotel, Karen se baja con una sonrisa de oreja a oreja. «La verdad es que conducirlo es un disfrute, pero ¿cuánto cuesta la broma?» Cuando le digo que con el equipamiento de nuestro modelo de prueba sale por unos 90.000€, se queda con la boca abierta. Le parece bastante caro. Bueno, el Cayman S está a la venta a partir de 71.900€. El precio del Cayman menos potente, con motor Boxer de 2,9 litros y 260 CV de potencia, empieza en los 55.720€. Un 911, por el contrario, no sale por menos de 93.000€ sin equipamiento adicional.
Para tratarse de un Porsche, el precio del Cayman es relativamente razonable. Además, garantiza la diversión al volante como sólo lo hace un motor central deportivo. Algunos lo ven incluso mejor que el 911, por mucho que la casa Porsche lo niegue y afirme que en materia de conducción el Cayman no le llega al 911 ni a la suela de los zapatos. Sea como sea, Karen está más que satisfecha con su primera experiencia al volante de un Porsche. A la mañana siguiente, conduzco yo casi todo el trayecto mientras Karen, en su puesto de copiloto, reflexiona sobre el mundo de los coches que alcanzan los 280 km/h hasta que se duerme y me hace dudar sobre la forma de tomar la fantástica rotonda que se avecina.
Conclusión
El Porsche Cayman S se ha refinado, mejorado, equilibrado y revisado técnicamente. El nuevo motor cumple la norma Euro 5 y convence con su sonido, su empuje y su consumo. El precio en este caso es secundario, ya que quien se compra un Porsche lo hace porque quiere, no porque lo necesite. Y quien puede, normalmente quiere.
Traducción: María Dolores Lozano