Primer contacto: PGO Cevennes – Retro-atractivo

La marca francesa PGO, cuya sede en Francia produce unos 80 coches al año de forma casi artesanal, llega a España para ofrecer tres interesantes productos que no cuentan con ninguna asistencia técnica: Hemera, Speedster II y Cevennes son tres modelos que comparten la misma plataforma pero que cuentan con carrocerías diferentes. La mecánica es también compartida y su apariencia retro es el rasgo en común más importante. Ya están disponibles en nuestro país. En la estación de Sans, en Barcelona, el día parece el adecuado para un descapotado paseo por la costa. Entre taxis y monovolumenes cargados de maletas, el aspecto para un apasionado del automóvil sería de lo más desolador, aunque sabemos que sólo es una cuestión de paciencia. Diez minutos después, Fabio, responsable comercial de PGO, sale de un Cevennes sin aparentes esfuerzos a pesar de medir casi 1,90 metros y retira de forma manual la capota para invitarme a subir en él.  

Todo parece diferente, y me gusta. La sensación al subir en un vehículo que tan sólo se levanta 1,2 metros del suelo es peculiar, pero más todavía es guardar tu chaqueta y bolso bajo el capó o colocarte el cinturón de seguridad con los anclajes en el lado de las puertas. “Es todo como en los viejos tiempos”, dice Claudio orgulloso mientras fija manualmente la capota. Mi vista desde la posición del copiloto me permite comprobar algunas carencias inmediatamente. La tela de la capota, al quedar recogida, impide la vista a través del retrovisor central y el espejo de mi lado queda oculto para el conductor tras el marco del parabrisas. Él no parece preocupado por un detalle tan absurdo, sólo gira la cabeza algo más de lo normal para incorporarse con seguridad a la carretera y el problema está solucionado.

Recorridos unos pocos kilómetros, mi sensación a bordo es de ir cómodo a pesar de la evidente estrechez de la carrocería. Tengo espacio para las piernas e incluso para dejar algún objeto en las puertas mientras escucho sin molestias aerodinámicas las explicaciones de Claudio sobre clientes potenciales de la marca. Aún no hemos superado los 50 km/h y ya se antoja curiosa la experiencia de acelerar a fondo con él. Un par de fotos en el alto de Montjuic y el camino sigue en dirección a las playas de Gavá.  

Sin reservas

Esa breve subida a Montjuic sirvió para comprobar la potencia del Cevennes, que ni siquiera llega a pesar una tonelada. Su motor, salido de la fábrica de Peugeot, da 140 cv y es el mismo propulsor de 16 válvulas que montan algunos modelos de la marca tan frecuentes en nuestras carreteras. Según la ficha técnica, con él podemos acelerar en menos de 7 segundos y alcanzar los 200 km/h. Parece demasiado para un coche sin ningún tipo ayuda, ¿o no?.

Es mi turno. Claudio y yo cambiamos las posiciones y lo único necesario para mí es ajustar levemente la profundidad del asiento del conductor. De todas formas, no hay muchos ajustes adicionales que puedan hacerse. Fijo la atención en los ocho contadores circulares retroiluminados que llevamos en el salpicadero: control de presión del aceite, temperatura del agua, voltímetro, etc. “Esto seguro que vuelve loco a más de uno”, digo pensando en voz alta. La unidad del Cevennes que condujimos incorporaba el cambio automático opcional (2.500 euros) que tiene las posiciones especiales Sport - para estirar el régimen de cambio - y Nieve - para aplicar mayor tracción a las ruedas

El arranque se realiza a través de un botón tras el volante: sencillo, rápido y sin molestas vibraciones a pesar de tener el propulsor pegado al cogote. Una vez en marcha, la primera rotonda hace que los primeros recuerdos sobre coches sin dirección asistida empiecen a venirme a la cabeza. Entrada muy suave para mis manos todavía en recta y fuerza extrema en pleno giro. A baja velocidad, y con unas gomas nada despreciables (205/40 ZR 17), es sólo una cuestión de brazos. Lo confirmamos tras pasar a un tramo con curvas más reviradas: con pequeños golpes de volante conseguimos hacer deslizar una y otra vez el eje trasero ya que ningún sistema de control de estabilidad o tracción vigila por nosotros. Si buscamos un paso por curva más suavizado y tranquilo, su chasis de acero y la carrocería compuesta por fibra de vidrio viran prácticamente planos.

En carretera, el reto era comprobar la capacidad del Cevennes para acelerar en recta. Incorporándose a izquierdas en una vía rápida la visibilidad es mucho más fácil por lo comentado anteriormente acerca de los retrovisores. Por la baja velocidad y el régimen de vueltas, deduzco que vamos en segunda velocidad con la posición Sport. Apretamos el acelerador a fondo y el resultado, tras un segundo, es un empuje lineal hasta un régimen por encima de las 6.000 vueltas. Los dos cambios de marcha son rápidos hasta la cuarta y última marcha, la sensación de aceleración en el asiento es poderosa y el ruido se multiplica por varios enteros detrás del parabrisas. Mil kilos (más nuestro peso) son coser y cantar para el Cevennes, que empuja con valentía, pero no para su dirección hipersensible a cualquier movimiento. A una velocidad fuera de la legalidad, fácilmente alcanzable, el cuidado debe extremarse.

En general, la sensación es divertida, pura y muy próxima a la que se puede obtener en un kart. Aquí se produce lo que los entendidos han venido a buscar: puro y duro entendimiento entre coche y conductor.

Datos técnicos

Datos técnicos

Bonito sueño

Los que ya estén pensando en vender su coche y cambiarlo por éste deben recordar que un Cevennes como único coche en nuestro garaje sería tan bonito como poco práctico. Durante toda la mañana con él tuvimos que abrir más de 10 veces el capó (en este caso también maletero) y plegar cuatro veces la capota de forma manual. Dos chaquetas, dos bolsos de tamaño medio y una mochila fue todo lo que tuvimos meter en su pequeño maletero porque era incómodo llevar cualquier cosa en los pies o en las rodillas. PGO salva el inconveniente del espacio de carga ofreciendo como equipamiento extra un bonito portaequipajes trasero a un precio de unos 500 euros.

Siendo otro su atractivo, es normal que PGO no ofrezca nada tan lujoso como para volverse loco de amor por él. En su equipamiento de serie se incluye el aire acondicionado, los elevalunas eléctricos y la tapicería de cuero, además de las llantas de 17 pulgadas. A elección del cliente quedan en el catálogo otros dos diseños de llantas, configuraciones para el escape, 14 colores de tapicería y un asistente acústico de aparcamiento. El color de la carrocería tiene una carta a elegir de 15 tonalidades diferentes, así como la moqueta y la capota (8 y 7 colores respectivamente).

Un poco de historia

Los franceses Prevost, Gillies y Olivier, de cuyos nombres tomaron las iniciales, crearon en los años ochenta la empresa PGO. Por entonces, su producción se limitaba a réplicas de algunos modelos históricos como el Lotus Seven o el AC Cobra. Su calvario comenzó cuando Porsche demandó a la compañía y le impedía hacer réplicas de su modelo 356, un hecho que propició el declive económico de la marca. Gracias a la compra de la compañía por un grupo kuwaití, la empresa consiguió salir adelante. Hoy en día, los dueños aseguran que el parecido con Porsche puede ser evidente, pero que en ningún caso se trata de réplicas.

Una vez a flote, la fábrica multiplicó su nivel de producción y apareció en importantes salones del automóvil. El más recordado fue el del Salón de París de 2006, en el que exhibió el Beauty, una carrocería adornada con más de 150.000 cristales Swarovski que necesitaron 500 horas de trabajo. El motivo fue una donación benéfica en una subasta y la intención de “dar brillo a la marca”, según comentó su director ejecutivo.  

Resumen

El Cevennes es un bonito biplaza para veteranos en esto de las cuatro ruedas. Por eso muchos jóvenes no lo entenderían. ¿Casi 40.000 euros por un coche sin tecnología?. Aquí suscribo las palabras de Claudio: “conducir un BMW Z4 puede resultar tan apasionante por su puesta a punto como aburrido por su facilidad. Por fortuna, aquí hablamos de otra cosa”.

Como bienvenida al mercado español, Renovatio Cars (el único importador de PGO en nuestro país) ofrece 3.000 euros de descuento a los diez primeros clientes, con dos años de garantía sin límite de kilometraje. Con este dinero ahorrado, la opción de cambio automático y portaequipajes, por ejemplo, nos saldría gratis.