Este modelo tradicional fascina desde hace casi 60 años con un exquisito aura de exclusividad y es capaz de encandilar a propios y extraños por encima de cualquier clase y de toda racionalidad. Nosotros hemos vuelto a experimentar este hechizo, así como algunos momentos mágicos nuevos, durante nuestra primera salida con el nuevo SL. La visión de un SL entre el tráfico rodado, no importa si nuevo o antiguo, anima a los transeúntes a girar la cabeza como atraídos por una extraña e inexplicable fuerza. Elegante, bien definido, con un capó infinito y una cédula de los ocupantes en una posición bastante retrasada, la nueva reedición apasiona con el mismo perfil básico y seductor de todos los SL. Todo esto se ha adornado con algunas reminiscencias del SL original como las aberturas laterales situadas detrás de los pasos de rueda delanteros o la enorme estrella especialmente plástica y sujeta por dos travesaños horizontales situada en la enorme parrilla.
En cambio, otros detalles de esta nueva eminencia deportiva son producto de las nuevas tecnologías y evoluciones, como los marcados toques LED en las ópticas y el espectacular faldón delantero que adornan un frontal colocado en una posición algo elevada (que sigue los dictados de la tecnología de seguridad de los peatones) y con un aspecto que irradia seguridad en sí mismo. El gran número de aristas que recorre la carrocería de principio a fin es otro de sus detalles distintivos producto de una de las prácticas más habituales hoy en día en la construcción de automóviles.
Mejores marcas en el apartado de la aerodinámica
Aún está por ver si esta composición es capaz de sacar el máximo provecho de todos sus mágicos encantos pero, a fin de cuentas, se puede decir que se trata de un verdadero y clásico SL capaz de hacer que sus predecesores parezcan bastante anticuados. Y, además, su nueva carrocería no le ha impedido apurar su aerodinámica, ya que consigue reducir su Cd de 0,32 a 0,27.
El habitáculo también ha sido sometido a importantes medias de renovación y modernización y, gracias al elevadísimo nivel de calidad de los acabados –incluso para la propia casa Mercedes– y la exquisita sensación de lujo que transmite, el SL no tendrá ningún problema en encandilar incluso a los ocupantes más exigentes. En este sentido, nos encontramos ante un interior está plagado de superficies de cuero adornadas con molduras decorativas para las que el cliente podrá elegir diferentes maderas nobles o aplicaciones metálicas, a lo que hay que sumar innumerables ornamentos en estética aluminio. La consola central, que a pesar de su exquisita decoración se presenta perfectamente ordenada, alberga una gran pantalla central a color que ofrece una imagen sumamente nítida de la multitud de funciones –muchas de ellas nuevas– del intuitivo sistema multimedia «Comand Online». Mientras que para el SL 350 el sistema «Comand Online» cuesta 2.620 euros, en el modelo superior –el SL 500– éste forma parte del equipamiento de serie.
Mercedes-Benz SL 350
Mercedes-Benz SL 500
3.498 cc (V6)
306 cv a 6.500 rpm
370 Nm a partir de 3.500 rpm
Aceleración: 5,9 segundos
V.Máxima: 250 km/h
Consumo mixto: 7,5 litros
Desde 104.500 euros
4.663 cc (V8)
435 cv a 5.250 rpm
700 Nm a partir de 1.800 rpm
Aceleración: 4,6 segundos
V.Máxima: 250 km/h
Consumo mixto: 9,1 litros
Desde 135.000 euros
$("div#tabInfoboxContent").tabs();
## Excelente sonido
Su habitáculo especialmente acogedor se ha mejorado con algunas innovaciones de las que sus predecesores no podían presumir aún. Así, su conexión para el iPhone permite conectar e integrar de forma sencilla y funcional el teléfono en el amplio sistema multimedia con conexión a Internet. Otra particularidad es el sistema de bajos frontal o Frontbass. En este sentido, Mercedes ha aprovechado los espacios vacíos de los soportes longitudinales delanteros de la carrocería como caja de resonancia para los bajos del sistema de audio. En combinación con la instalación de sonido de más de 6.000 euros firmada por Bang & Olufsen, la experiencia acústica del SL se encuentra entre lo mejor que los actuales automóviles de lujo pueden ofrecer. Aunque los ocupantes no vayan a utilizarlo muy a menudo, si alguna vez deciden hacerlo y elevan el volumen al máximo no tendrán que preocuparse por las molestas resonancias de otros sistemas, ya que éste emitirá un sonido claro y agradable en todo momento, proporcionando una vivencia musical única.
Lo que también proporciona un placer inigualable a la hora de conducir el nuevo SL es el sistema Magic Sky Control (casi 3.500 euros), introducido por primera vez en el SLK de 2011. En este caso, la zona del techo situada justo encima de los ocupantes dispone de un cristal que se oscurece de forma electromagnética, pero que al pulsar un botón transmite una tensión eléctrica que hace posible disfrutar de una clara visibilidad y de una sensación casi a cielo abierto, pero con el techo cerrado. De forma alternativa se pueden bloquear de nuevo los rayos de luz, ya que pulsando una vez más el botón el cristal se oscurece en cuestión de segundos. Al no recibir tensión, las partículas electromagnéticas de distribuyen de forma uniforme por el cristal.
Momentos mágicos
Otra novedad es el sistema de limpiaparabrisas que, según el fabricante, cuenta también con características «mágicas». Gracias a las 160 toberas integradas directamente en el limpiaparabrisas, el sistema Magic Vision Control de serie proporciona una dosificación perfecta y eficaz, sin pulverización de niebla, que funciona incluso con la capota abierta sin salpicar a los ocupantes. Por otros 300 euros también podemos encargar un sistema de calefacción para las 160 toberas.
Sin embargo, hay un nuevo sistema que destaca por encima de todos y es el de acceso manos libres al maletero. Integrado en el paquete Keyless Go, esta maravilla de la tecnología tiene un precio adicional de 2.100 euros. Al igual que algunos modelos de VW y BMW, por primera vez un Mercedes-Benz es capaz de detectar la presencia de nuestro pie debajo del faldón trasero y abrir automáticamente el portón trasero si el dueño del pie también está en posesión de la llave. Si bien este sistema funciona a la perfección, no creemos que se le vaya a dar mucho uso en un SL, ya que no es precisamente un automóvil para transportar grandes y pesados bultos. Además, la bolsa de palos de golf siempre deja las manos libres para abrir el maletero.
Con espacio y potencia
Y, sin embargo, las cualidades de este biplaza de más de 4,60 metros de longitud para el transporte son sorprendentes, ya que su maletero tiene una capacidad de 364 litros, con la capota abierta, y de 504 litros con la capota en su posición. Además, detrás de los respaldos de los asientos delanteros también cuenta con espacio adicional para almacenar cosas, aunque en comparación con generaciones anteriores es ahora algo más escaso.
No obstante, al sentarse detrás del volante y comenzar a conducir todo esto pasa a un segundo plano, ya que el SL nos entusiasmará con su impresionante capacidad de aceleración. Para nuestra primera salida la casa solo puso a nuestra disposición el SL 500, un bólido en el que tradicionalmente suele trabajar –y muy bien– un potente propulsor V8. Con la nueva generación, y a pesar de las medidas de reducción de cilindrada (de 5,5 a 4,7 litros) a las que ha sido sometida y del mayor nivel de eficiencia conseguido, el SL 500 ha logrado incrementar en gran medida su nivel de rendimiento. Gracias a sus dos turbocompresores y a un sistema de inyección directa de gasolina el nuevo SL desarrolla 435 CV y genera un par motor de 700 Nm.
Un bólido para caballeros
No estamos hablando solo de potencia en estado puro, sino que además el SL es capaz de transformar toda esta fuerza en un excelente ejercicio de propulsión. Éste ocho cilindros, que según el nuevo ciclo NEFZ registra un consumo de tan solo 9,1 litros, se combina de serie con una caja de cambios automática de siete velocidades de funcionamiento suave y agradable. Desde hace poco también hay disponible de serie un sistema automático de parada y arranque, mientras que el sistema Launch Control se reserva para las variantes Performance de AMG. Por lo tanto, en el caso del SL 500 para lograr un tiempo de aceleración óptimo tan solo es necesario cambiar el pie del pedal de freno al pedal de aceleración. Una vez hecho esto, la potencia del motor clava a los ocupantes en sus asientos multicontorno regulables y dibuja una sonrisa en su rostro que tardará tiempo en desaparecer.
Al parecer en tan solo 4,6 segundos podemos plantarnos en 100 km/h, algo que no hemos medido para comprobarlo, pero que nos creemos a pies juntillas. Lo que más sorprende es que, a pesar de que al acelerar a tope los ocupantes quedan irremediablemente pegados a los asientos y disfrutan de otra dimensión de propulsión, el vehículo ejecuta la orden de forma suave y sin sobresaltos. En ningún momento oímos que las ruedas chirríen ni notamos sensaciones raras en la zaga, al menos sobre el piso seco. Aunque la electrónica de regulación controla a la perfección el temperamento de su V8, ésta no inhibe en ningún momento la sensación de diversión y solo notamos su presencia al llegar a los 250 km/h. Esta regulación de la velocidad máxima es algo inevitable, pero a los que les gusten las sensaciones fuertes al menos pueden configurar el ESP de forma algo más tolerante. Incluso así, una mano mágica parece guiar en todo momento la trayectoria del SL 500 para devolverle de forma suave a su trazada original tras algún intento de evasión aislado.
Construcción ligera
Las aceleraciones intermedias tampoco suponen ningún problema para este bólido de 1,8 toneladas de peso. Si bien su V8 no resulta tan espontáneo como un motor de aspiración de altas revoluciones, su impresionante par motor de 700 Nm disponible entre las 1.800 y las 3.500 vueltas genera un empuje excepcional tras un ínfimo segundo de reflexión. Este arrebato de fuerza viene acompañado de un profundo gruñido que en ningún caso resulta tosco o molesto. Imposible que las pretensiones deportivas de esta potente máquina pasen desapercibidas para los ocupantes y su entorno, aunque por lo demás el SL 500 exhibe una suavidad de marcha sin precedentes.
Además del aumento de potencia y de la mejora aerodinámica, la evidente reducción de peso a la que ha sido sometido este biplaza descapotable hace posible un rendimiento mejorado. Las medidas de reducción de peso han dado lugar a una carrocería completamente nueva realizada casi al 90% en aluminio y magnesio y que deja el acero únicamente para puntos estratégicos como los montantes A. El peso de esta nueva carrocería se ha visto reducido en 110 kg hasta los 254 kg, de forma que, en conjunto, el SL 500 ha adelgazado 120 kg hasta los 1.785 kg.
Tres chasis a elegir
Es evidente que el SL sigue sin ser un peso pluma y que aún le queda mucho para mostrar la ligereza del SL original, pero parece que al trazar las curvas a gran velocidad sí se nota que ahora hay menos masas suspendidas empujando hacia el exterior de la curva. Su nuevo chasis también parece querer aportar un toque adicional de ligereza al conjunto. Incluso en su configuración estándar éste permite seleccionar entre un reglaje cómodo o deportivo con tan solo pulsar un botón. Sin embargo, e independientemente del modo que escojamos, el chasis básico no está realmente a la altura de las pretensiones deportivas de un SL, sino más bien de las un jubilado que lo único que quiere es llegar relajado hasta el campo de golf que, dicho sea de paso, puede estar a muchos kilómetros de distancia, ya que pocos roadster resultan tan cómodos como el SL.
Pero ahí no queda la cosa, ya que Mercedes ha encontrado el compromiso perfecto entre confort y deportividad en el tren de rodaje perfeccionado ABC (aproximadamente 3.000 euros) que aumenta el confort al mismo tiempo que optimiza el dinamismo de la conducción. En este caso el conductor también puede elegir dos ajustes, aunque en ambos casos –Confort y Sport– la suspensión resulta más sensible y transmite un mejor contacto con la calzada, lo que le permite al SL mostrarse más exacto en la ejecución de las órdenes direccionales del conductor. Y para los que prefieran las sensaciones más potentes también hay disponible un chasis deportivo opcional que forma parte del paquete deportivo AMG (7.000 euros), aunque en este caso tendrán que asumir una cierta pérdida de esa serenidad tan característica del SL.
Precios a la altura
Tal y como ya hemos mencionado al principio, el término «barato» no encaja muy bien en el mundo de un Mercedes SL. El modelo básico, el SL 350, cuesta ni más ni menos que 104.500 euros, mientras que el SL 500 está disponible por 135.000 euros. Pese a contar con un equipamiento básico bastante completo, muchos de los atractivos de esta nueva reedición solo están disponibles en la lista de componentes opcionales, por lo que cualquier SL equipado al gusto del consumidor puede costar unos 30.000 euros más. Llegados a este punto creemos que sobra cualquier comparación con sus competidores, ya que, como también hemos dicho antes, la razón no es precisamente a lo que uno recurre a la hora de decirse por una máquina como ésta.
Conclusión
Si hay que hacerlo, se hace bien. El que se lo pueda permitir tendrá en el Mercedes SL 500 un coche de ensueño de otra dimensión. El nuevo roadster tiene un aspecto más independiente, aunque sigue manteniendo la tradición de sus predecesores y además ofrece una serie de optimizaciones que, en comparación con sus antecesores, le permitirá atraer a más compradores.
Aunque carece de algunas de las grandes innovaciones de nuestra época, gracias a sus nuevas características, entre las que se encuentran la construcción ligera, la reducción de cilindrada de sus motores, una mayor eficiencia a mucha más potencia, un techo acristalado y un sistema de limpiaparabrisas mágicos, un interior especialmente lujoso, nuevas medidas aerodinámicas, una excelente acústica y un chasis ABC perfeccionado, este modelo tradicional e icónico de Mercedes ha logrado superar con éxito el salto del pasado al presente. Y todo ello sin perder esa magia que tanto nos gusta.