Sin embargo, a cinco horas de vuelo en dirección oeste aterrizaba en San Diego el nuevo CLS 63 AMG para la realización de la primera prueba de conducción del año. El resultado ha sido la confirmación de que con un deportivo de primera clase no sólo se puede ir a gran velocidad, sino que también permite conducir de forma muy relajada.
Independientemente del sol de California y de los 20º de temperatura exterior, con sus restrictivos límites de velocidad los EE.UU. no son precisamente el lugar ideal para la presentación de un deportivo de 525 CV de potencia. Sin embargo, la marca de la estrella suele elegir este país para presentar la mayoría de los modelos AMG. Y mientras que a nosotros de vez en cuando nos gusta probar estos colosos a toda velocidad por las autopistas alemanas, a los norteamericanos les basta con saber que disponen de una potencia casi ilimitada. En este sentido, el concepto clave es el denominado «ramp performance», es decir, la capacidad de acelerar al máximo al entrar en la autopista y ser el primero en alcanzar la velocidad de 65 millas por hora permitida para, a continuación, volver a rodar con toda la tranquilidad del mundo. Estamos hablando, por supuesto, de una disciplina que el CLS domina a la perfección.
Consumo reducido, pero sólo sobre el papel
Si en Alemania tuviésemos unas limitaciones de velocidad tan restrictivas como en los EE.UU., quizá la diferencia entre los consumos reales y los datos oficiales no sería tan abismal. Al fin y al cabo, los pilotos siempre se comportan como es debido durante las mediciones para el ciclo EU realizadas en circuitos de pruebas. En comparación con su predecesor, el nuevo CLS 63 AMG es un 32% más eficiente en el consumo de gasolina, llegando a situarse justo al límite de la marca de los 10 litros. Sin embargo, según la forma de conducir que tenemos en Alemania, no debería sorprendernos que el consumo siguiera manteniéndose entre los 15 y 20 litros a los 100 km.
La razón principal de esta reducción en el consumo es el nuevo motor de 8 cilindros desarrollado por AMG que, tras haber sido sometido a una reducción de cilindrada, sólo dispone de 5,5 litros (en lugar de los 6,2 litros de su predecesor). Para contrarrestar esto, ahora dispone de dos turbocompresores. Sin embargo parece estas dos turbinas de gas de escape son las responsables de que el consumo real del CLS conducido a una buena velocidad sea elevado. Resumiendo: el turbo consume, lo que consume el turbo.
Un «cuasi» retardo
Otro defecto a destacar es que, como ya ocurriera con la Clase S y con el CL Coupé que en sus respectivas versiones 63 AMG también están impulsados por este nuevo propulsor, en el caso del CLS se echa de menos el arranque espontáneo y directo del motor de aspiración del modelo anterior, víctima del efecto turbo de la nueva generación.
Una vez superada ese momento de calma anterior a la tempestad, el CLS 63 AMG se impulsa hacia adelante como si no hubiera mañana y 4,4 segundos después ya ha alcanzado la marca de los 100 km/h. Si se lo permitimos, continuará avanzando hasta que el limitador electrónico lo detenga a los 250 km/h. Y, sin embargo, resulta imposible obviar ese minúsculo retardo hasta la traducción de la orden del acelerador, ya sea al arrancar o al acelerar en marcha. En este caso, el profundo sonido de sus cuatro salidas de escape no puede disimular el hecho de que no puede competir con el ensordecedor gorgoteo de un 8 cilindros original norteamericano, aunque sí demuestra con creces la fuerza del CLS.
Al máximo nivel
El hecho de que nuestras quejas se mueven al más alto nivel de prestaciones resulta evidente incluso para aquellos que intentan avanzar desesperadamente con un utilitario de 3 litros de cilindrada y que para medir el tiempo de aceleración bien podrían utilizar un calendario en lugar de un cronómetro. Sin embargo, son sólo estas pequeñeces las que podemos echar en cara a un automóvil casi perfecto. Sin lugar a dudas, el CLS 63 AMG es un coche de este tipo, como no cabría esperar de otra manera por un precio de 115.000 euros. Al fin y al cabo, a lo que hemos venido a California es a rodar tranquilamente y no a registrar mejores tiempos.
Para que todo el mundo vea que aquí se ha invertido el equivalente al precio de una vivienda en propiedad, los diseñadores de este elegante cuatro puertas le han adjudicado un aspecto marcial que se diferencia de la carrocería del modelo de serie por sus enormes faldones, sus gomas anchas, sus grupos ópticos tipo LED y su enorme difusor. Los que firmen pronto el contrato de compra podrán asegurarse un «Edition 1». En esta versión, el CLS se presenta en un atractivo gris manganita mate y con unos asientos de piel Designo montados en un interior forrado en gran medida en piel Alcántara. Sin embargo, los modelos que no forman parte de las ediciones especiales también ofrecen a conductor y acompañantes mucho lujo, los mejores materiales y un acabado extraordinario.
Opciones de configuración
Para transformar de la mejor manera posible esta enorme potencia en dinámica de conducción se ha modificado el eje delantero, ensanchando la batalla 24 milímetros para lograr una mayor estabilidad. Delante se han montado muelles de acero, mientras que el eje trasero cuenta con una suspensión neumática. El conductor tiene la posibilidad de elegir entre tres modos de configuración diferentes pulsando tan sólo un botón. Sin embargo, pese a que este Mercedes invita a realizar la prueba de conducción a una velocidad moderada, incluso en el modo Confort el CLS AMG no llega a neutralizar todas las irregularidades del piso. En cambio permite trazar a la perfección las curvas, incluso a velocidades bastante elevadas, y obedece sin dilación a cualquier movimiento del ancho volante revestido en piel.
Sus 700 Nm de par motor – con kit AMG Performance son 800 Nm y 557 CV que otorgan una ventaja meramente psicológica para el conductor – los gestiona el conocido cambio automático deportivo de siete velocidades (por primera vez con palanca de cambio de diseño renovado), cuyo comportamiento también se puede regular a diferentes niveles. Desde un comportamiento suave, hasta una selección de marchas más dura con cambios realizados con doble embrague. Además, la caja denominada AMG Speedshift MCT domina todas las modalidades: desde las salidas a gran velocidad como la aceleración máxima y la técnica stop&start. Aunque los arranques de competición se adaptan a la perfección al CLS 63 AMG, el hecho de detener el motor de un bólido de estas características sigue resultado cuanto menos insólito. Al menos esta función se puede desactivar.
Conclusión
Quizá sea precisamente la multitud de opciones de configuración del chasis, el cambio automático y la curva característica del acelerador lo que no termina de convencer a los fanáticos más puristas de los deportivos del CLS 63 AMG. Sin embargo, todas estas posibilidades hacen de este deportivo un automóvil completo con el que también se puede recoger a los niños del cole o llevar a la abuela a su tertulia sin que por ello acabe con una hernia discal. ¿No es esta idoneidad para el día a día con toda su potencia, precisión y la posibilidad de registrar unos tiempos excelentes en la Nordschleife un bonito regalo de 120.000 euros?