Por enésima vez, este clásico de la modernidad ha sido objeto de diversas medidas de renovación y, al mismo tiempo, se presenta con dos variantes AMG muy prometedoras. A principios de la década de 1970, Mercedes comenzó a desarrollar junto con Steyr-Daimler-Puch (el actual Magna-Steyr) un todoterreno. Este proyecto, impulsado en gran medida por el Sha Reza Pahlevi –en ese momento accionista mayoritario de Daimler-Benz–, tenía como objetivo utilizar el vehículo desarrollado para las patrullas fronterizas en Persia, así como para las aventuras cinegéticas del propio Pahlevi. Cuando en 1979 comenzó por fin su producción en la fábrica austríaca de Graz, el Sha Pahlevi acababa de ser destronado, pero para la Clase G comenzaba una historia de éxito que dura hasta nuestros días. Guardabosques y amantes de la vida al aire libre aprecian este Benz por igual, y dentro de ámbito de aplicación se incluyen versiones que van desde el papamóvil hasta las variantes Wolf y Serval utilizadas por el ejército alemán.
No existen muchos vehículos que sean capaces de mantenerse durante más de tres décadas a la altura de los tiempos y sin apenas variaciones estéticas. Sin embargo, incluso después de la última revisión a la que ha sido sometida, la Clase G presenta el mismo aspecto que hace 33 años. Los diseñadores han conservado una vez más el estilo anguloso de este viejo coloso, aunque esta vez se presenta con espejos exteriores nuevos que le hacen parecer algo más jóven y luces de conducción diurna tipo LED debajo de sus ópticas redondas que le confieren un cierto aire de modernidad.
Salpicadero más moderno
Los retoques de su interior han ido un poco más allá y tanto el cuadro de instrumentos como la consola central muestran orgullosos su nuevo aspecto adaptado a la actual estética de la casa. La pantalla independiente del sistema multimedia «Command» resulta incluso demasiado moderna, aunque a cambio los tres botones plateados correspondientes a los bloqueos del diferencial parecen encajar a la perfección en el renovado conjunto estético.
Y por supuesto que estos cambios no afectan para nada a las prestaciones. Este imponente todoterreno de 2,5 toneladas de peso, que en su versión G 350 BlueTec sigue montando un diésel V6 de 211 CV o un gasolina de ocho cilindros y 387 CV en la variante G 500, sigue siendo tan difícil de manejar como siempre y, al mismo tiempo, es confortable como el asiento de nuestro salón. Sin embargo, su enorme inclinación lateral es una característica tan encantadora como su imponente peso, que al frenar casi parece querer seguir avanzando. En el apartado del confort y la seguridad la nueva Clase G puede presumir de contar con algún que otro asistente nuevo como el programador de velocidad con regulación de distancia «Distronic Plus», el sistema de supervisión de ángulos muertos y una cámara de visión trasera que facilita las maniobras de este 4x4 de casi 5 metros de longitud.
Dos variantes AMG
El que hasta ahora era el modelo tope de gama, el G 55 AMG, ha sido retirado coincidiendo con esta nueva revisión, aunque solo para ser reemplazado por dos variantes de alto rendimiento obra del preparador de la casa con sede Affalterbach. El lugar del V8 Kompressor lo ocupará en el futuro el G 63 AMG con un nuevo motor biturbo de ocho cilindros y 5,5 litros de cilindrada, mecánica que también gira en la mayoría de los modelos 63 actuales. Con una potencia de 544 CV y un par motor de 760 Nm la Clase G es ahora más rápida, aunque este incremento traiga consigo un descenso de sus aptitudes todoterreno.
Si bien este potente Clase G con estructura de planchas de acero y ejes rígidos es capaz de llegar más lejos que la mayoría de los demás todoterrenos por caminos escabrosos, estamos seguros que nadie se planteará en serio abandonar las vías asfaltadas con unas llantas de 20 pulgadas y el chasis deportivo AMG. En cambio, en carretera este peso pesado se muestra excepcional y con enorme ligereza y un potente sonido V8 alcanza la marca de los 100 km/h en tan solo 5,4 segundos. Su velocidad máxima está limitada electrónicamente a 210 km/h, lo que parece confirmar los rumores de que los desarrolladores –desde 1992 presentes también en la fábrica de producción de Graz– no querían desafiar demasiado las leyes de la física.
Éxito total
El segundo modelo AMG y futuro tope de gama es el nuevo G 65 AMG. Por primera vez, si pasamos por alto una serie pequeña fabricada en el año 2003, debajo de su anguloso capó ruge un motor de doce cilindros. El conocido V12 con doble turbo desarrolla en este caso 612 CV y 1.000 Nm, lo que garantiza una «dinámica de propulsión sin parangón». Sin embargo, para realizar nuestra prueba de conducción no tuvimos la suerte de poder contar con él, ya que aún no estaba disponible.
Éste no solo ocupa el primer puesto de la lista de precios de la Clase G, sino que se sitúa a la cabeza de todos los demás modelos de la casa Mercedes. Con un precio de 264.180 euros en Alemania (aquí todavía no están disponibles), en la actualidad el G 63 AMG es el modelo más caro de la marca. A una distancia prudencial encontramos el G 63 por 137.505 euros. A la vista de estos precios, las otras dos motorizaciones parecen casi económicas. El diésel está disponible por 85.311 euros, mientras que el gasolina cuesta 99.948 euros. En el futuro, el G 500 será el único que además de la variante Station Wagon contará con una versión descapotable por unos 1.000 euros más. Dependiendo del modelo, el gasto en combustible habrá que calcularlo en función de un consumo de entre los 11 y los 17 litros a los 100 km, aunque es más que probable que en la práctica estas cifras aumenten considerablemente.
Conclusión
Parece que las innumerables revisiones, remodelaciones, actualizaciones, restylings y demás medidas de modernización de la Clase G no han hecho otra cosa que mantener al día este gran clásico de los todoterrenos. Y eso es también lo que ha ocurrido con la revisión más reciente, la cual ha traído consigo, entre otras cosas, dos nuevos modelos AMG.