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Primer contacto: Mercedes-Benz Clase B F-Cell – Muchas expectativas

El gran objetivo que se han marcado la casa Mercedes Benz es lograr una conducción de cero emisiones. Junto con vehículos equipados con baterías, los de Stuttgart tienen previsto fabricar también automóviles con propulsión por pilas de combustible. Y, además, quieren hacerlo pronto.

Parece que la tecnología ya está madura en su mayor parte y, en la actualidad, se encuentra integrada en varios prototipos que ya están siendo probados. Nosotros hemos realizado un recorrido de prueba de unos 100 kilómetros por la ciudad de Mónaco y sus alrededores con uno de estos Clase B F-Cell. Una prueba totalmente libre de ruido y emisiones.
Sus fabricantes están convencidos del éxito de su tecnología y también creen que ésta se impondrá de forma generalizada. Los estrategas de Mercedes creen firmemente que la pila de combustible tiene grandes posibilidades de sustituir a largo plazo al clásico motor de combustión. El generador de corriente es fiable, silencioso, logra grandes autonomías, no genera emisiones de ningún tipo y, según la casa Mercedes, a partir de 2015 será asequible para nuestros bolsillos.

Sin embargo, Mercedes reconoce que aún quedan algunos obstáculos por superar y que, en especial, el suministro a gran escala de hidrógeno inocuo para la atmósfera constituye uno de los grandes problemas. No obstante, con la recién estrenada campaña a favor de este tipo de hidrógeno, denominada  "H2 Mobility", se pretende resolver este problema estructural antes de 2010 a través de una alianza de gran alcance entre socios industriales y el gobierno federal.

Rápido y silencioso

Con un fervor que roza la súplica, los responsables de Mercedes alaban el gran potencial que presenta su tecnología para una fabricación en serie a gran escala, así como el desarrollo de la correspondiente infraestructura de suministro. Parece que es necesario mostrarse así de seguro de uno mismo para convencer realmente a los demás del potencial de esta nueva tecnología y del inminente cambio que sufrirá nuestra movilidad. Si los de Sttutgart no logran encender la llama entre la población, es posible que este ambicioso proyecto esté abocado al fracaso.

En cualquier caso, las características de conducción del Clase B F-Cell han dado lugar a grandes esperanzas y crean grades expectativas en lo que respecta a este automóvil del futuro limpio y que, en realidad, está bastante más cerca de lo que creemos. Aparte de las grandes pegatinas "F-Cell" situadas en los laterales, en principio el vehículo tiene casi el mismo aspecto exterior que el Clase B normal. A primera vista, el interior tampoco revela ninguna pista sobre la nueva tecnología de propulsión. La llave de contacto se introduce como siempre en el bombín y con un giro hacia la derecha se pone en marcha el vehículo. Sin embargo, a este movimiento no le sigue el correspondiente rugido del motor. Tras situar la palanca de cambio en la posición D, tan sólo nos queda desplazar el pie del pedal del freno al pedal de aceleración y el coche comienza a circular de forma tan ágil como silenciosa. Lo único que nos acompaña a lo largo de la prueba es un ligero zumbido similar al de una turbina.

El principio de funcionamiento de la pila de combustible

Dicho de forma muy simplificada: en una pila de combustible el hidrógeno reacciona con oxígeno. En dicha reacción se genera agua y corriente eléctrica. Pero describamos el principio de funcionamiento con mayor detalle. Una pila de combustible dispone de dos electrodos, el polo negativo que es el ánodo y el polo positivo que es el cátodo. En el lado del ánodo las moléculas de hidrógeno almacenadas en el depósito se dividen en protones de carga positiva y electrones de carga negativa. Los protones llegan al lado del cátodo a través de una membrana impermeable sólo para ellos. Por el contrario, los electrones son conducidos hasta el cátodo a través de un cable eléctrico. En el camino, los electrones cargados generan un flujo de corriente. En el otro lado de la pila, en el cátodo, los electrones reaccionan con las moléculas de oxígeno procedentes del aire formando iones de oxígeno de carga negativa.  Cada ión de oxígeno negativo, junto con dos protones de carga positiva, dan lugar a una molécula de agua. Al final del proceso se ha generado una corriente eléctrica, así como agua. La corriente obtenida impulsa, a su vez, los motores eléctricos.

Dos fuentes de corriente

En la pantalla a color situada en la consola central, en lugar de ver la información del sistema de navegación podemos controlar, de forma alternativa, la gestión de la energía. Aquí podemos apreciar si el motor eléctrico de 100 kW de potencia situado en el eje delantero se alimenta exclusivamente de energía procedente de la batería de iones de litio, o si es necesario convertir el depósito de hidrógeno de a bordo en energía eléctrica en la pila de combustible. A más tardar cuando pisemos a fondo el pedal de aceleración entrará en funcionamiento la pila de combustible. Incluso en este caso el conductor no se da cuenta de que una segunda fuente de energía suministra al motor la corriente necesaria. Para él, el comienzo de la producción de corriente en la pila de combustible tiene lugar de forma absolutamente suave y sin ningún retardo apreciable.

La batería por sí sola sólo es capaz de impulsar a este prototipo hasta una velocidad media. El Clase B F-Cell obtiene la mayor parte de la corriente necesaria para lograr una aceleración rápida y alcanzar velocidades más elevadas de la pila de combustible. Los tres depósitos situados en el piso del vehículo almacenan unos cuatro kilos de hidrógeno. Este gas comprimido a 700 bares resulta suficiente para generar corriente para recorrer unos 400 kilómetros.

Tres euros para 100 kilómetros

A lo largo de nuestro recorrido de prueba — de unos 100 kilómetros de longitud — probamos una y otra vez el impresionante potencial de la dinámica longitudinal de un par motor de 290 Nm con algún que otro “sprint” intermedio. Según el ordenador de a bordo, con nuestra forma de conducir conseguimos que el consumo de combustible alcanzara aproximadamente 1,3 litros por 100 kilómetros. Sin embargo, para nuestra tranquilidad el indicador del depósito se mantuvo bastante a la derecha.  Menos mal, porque en el sur de Francia no existe ninguna estación de servicio de hidrógeno pública.

Y es que los puntos de recarga todavía brillan por su ausencia. Por ejemplo, en Alemania sólo existen siete estaciones de servicio de hidrógeno públicas en las que un litro de hidrógeno cuesta entre ocho y nueve euros. Con un consumo de un kilo a los 100, en términos de consumo de combustible un vehículo equipado con pilas de combustible no resulta más caro que un automóvil con un motor de gasolina de características similares. Mercedes calcula que, en un futuro, el precio rondará los tres euros por kilo. A la vista del progresivo aumento de los precios del crudo, y en lo que respecta a los costes de funcionamiento, un vehículo equipado con pilas de combustible debería ser absolutamente competitivo en comparación con un automóvil convencional.

Hasta los 170 km/h

El Clase B F-Cell alcanza de forma relativamente rápida los 120 km/h. Al hacerlo, el motor no se muestra en absoluto fatigado o sobreexcitado. Se dice que este Clase B puede llegar incluso a los 170 km/h, algo que, teniendo en cuenta los límites de velocidad imperantes en Francia, no quisimos probar. Sin embargo, en ningún momento tuvimos la impresión que nuestro prototipo no pudiera alcanzar ese nivel. Por lo demás, el Clase B F-Cell se conduce como cualquier otro automóvil, aunque se aprecia un cierto exceso de peso y, seguramente por este motivo, el reglaje del chasis no acaba de ser igual de sensible y cómodo que el de un Clase B normal. .

Después de la serie pequeña llega ahora la serie grande

Entre 2010 y 2012 Mercedes pretende fabricar una pequeña serie del Clase B F-Cell. La idea es fabricar un total de 200 vehículos. Estos automóviles se alquilarán sobre todo a empresas, pero también a particulares. No obstante, Mercedes continúa aún buscando de socios. En cada caso, aproximadamente la mitad de los vehículos debería venderse a particulares en Europa y en los EE.UU. Aunque ya existen interesados, la casa Mercedes deberá buscar de forma activa otros compradores. En este caso, se demandan pioneros aventureros y solventes, ya que el alquiler de un Clase B F-Cell no será barato y la escasez provisional de estaciones de servicio de hidrógeno restringe aún más la viabilidad para su uso diario. En este sentido, 20 vehículos de esta serie a pequeña escala se concentrarán en Hamburgo, donde de forma paralela, y hasta 2014, parece que se construirán un total de cuatro estaciones de servicio de hidrógeno.

Tan sólo un año después está previsto que dé comienzo la producción a gran escala de un vehículo de pila de combustible de Mercedes. La versión de esta serie estará basada en la próxima generación del Clase B y debería ofrecer el nivel técnico y la viabilidad para el uso diario que hemos podido experimentar con el prototipo actual. En términos de precios, el modelo de serie debería situarse al nivel de un modelo compacto bien equipado, es decir que costaría entre los 30.000 y los 50.000 euros.

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