Este increíble deportivo biplaza – que llega al mercado en versiones GT y GT S - es un coche exigente pero tremendamente agradecido con su propietario. Además es rápido, muy rápido en circuito. Posiblemente es uno de los coches más perfectos que se hayan construido. En el tráfico habitual de las ciudades, y metido en la corriente junto con otros dos coches, el AMG GT se reconoce como un verdadero atleta entre la multitud. Un ídolo de masas que puede exhibir sus músculos pero no utilizarlos, ya que para ello necesitaría un escenario a la altura de sus capacidades. El conductor, sentado al final de un interminable capó, es el único que puede decidir qué faceta quiere presentar del AMG GT, si bien la de un insaciable y potentísimo biplaza en el circuito o bien la de un elegante deportivo con el que llegar tranquilamente al despacho de la oficina.
Sin embargo, aunque pretendamos darle un enfoque tranquilo, el AMG GT está preparado desde el primer momento para mostrar su lado salvaje. Nada más apretar el botón de encendido, y aunque esté seleccionado el modo de conducción eficiente en el AMG Dynamic Select, las reacciones al volante y el sonido son los de un auténtico coche de competición. Sea cual sea el modo elegido (también hay modos Sport, Sport+ y un cuarto programa para configurarse individualmente) el sonido que se cuela en el interior del habitáculo es sencillamente espectacular.
Qué puede hacer
Este modelo, que se comercializa en variantes GT y GT, ofrece una mecánica capaz de dar 462 o 510 caballos respectivamente. En la versión más potente, el sonido del escape que hemos mencionado anteriormente se puede modificar también en el programa de configuración individual. Este modelo puede acelerar en 3,8 segundos y su velocidad está electrónicamente limitada a 310 km/h, con un par motor de 610 Nm disponibles entre las 1750 y las 4750 vueltas.
Por su parte, el consumo oficial es de 9,4 litros, lo cual nos debería dar absolutamente igual si tenemos en cuenta lo que es capaz de hacer en términos dinámicos. El único punto criticable es que, incluso en el modo de conducción más tranquilo (C) la suspensión es seca y puede resultar incómoda si vamos a circular a menudo por ciudad o zonas con badenes o resaltos sobre el asfalto.
De cara al circuito, sin embargo, la puesta a punto de este biplaza de 4,55 metros y tracción trasera es totalmente efectiva. El comportamiento en general es de un coche fácil de controlar a todas las velocidades, pero exigente en cuanto a la forma de entregar la tracción y el nivel de permisividad de sus sistemas de asistencia para prevenir errores. De serie el AMG GT viene con un diferencial de deslizamiento limitado en el eje trasero asó como una puesta a punto del ESP en tres etapas mezclada con un centro de gravedad bajísimo y un reparto de pesos de 47:53, lo cual es un cóctel explosivo a la hora de hacer tandas rápidas o ejercicios de slalom. El agarre del eje trasero puede incluso mejorarse gracias a un alerón trasero retráctil.
Para el AMG GT S la relación de peso-potencia es de 3,08 kilos por cv de potencia, lo cual le asegura una posición top frente a sus competidores. De los 1570 kilos de peso (medidos sin conductor, sin equipaje y con el depósito lleno al 90 por ciento), 231 kilos pertenecen a la carrocería. El chasis está fabricado en aluminio, mientras que el cuerpo y el capó están hechos de magnesio y sólo algunos elementos menores, como la tapa del maletero, están fabricados en cero. Por cierto, dentro del maletero el espacio disponible es de 350 litros.
¿Qué lo impulsa?
El corazón del AMG GT es un motor de 4 litros y ocho cilindros biturbo que supone un nuevo desarrollo de los especialistas en dinámica de Affalterbach. Este propulsor está fabricado a mano, por lo que cada unidad lleva la firma de su ensamblador oficial. También es excepcional la disposición de los turbos fuera de las bancadas de cilindros, un diseño de motor que ha permitido que cumpla con la normativa de emisiones Euro 6. Por último, y debido a las fuertes aceleraciones a las que se supone que estará sometido cualquier AMG GT, la lubricación es por cárter seco.
La potencia de este propulsor se transmite a través de un doble embrague de siete marchas, que es operado mediante levas en el volante. La gestión de este cambio está tan bien hecha que permite conducir de forma muy suave en ciudad a pesar de contar con tanto par motor bajo el pedal.
Lo que no es perfecto
Cualquiera que pague lo que cuesta un AMG GT se llevará sin duda la admiración de todos sus vecinos, jefes y compañeros de batallas automovilísticas. Sin embargo, esta situación puede torcerse cuando los vecinos comprueben día a día el alto nivel de ruido que acompaña al GT en todo momento, independientemente de la velocidad a la que circule.
En el listado de pegas, también hay que comentar que los botones del techo quedan demasiado alejados del puesto de conducción y algunos de ellos deberían estar situados en la consola central. Además, la palanca con la que se gestiona el cambio manual queda demasiado retrasada, lo que obliga a retrasar demasiado el brazo en plena conducción.
Lo que cuesta
El precio de partida del AMG GT, que estará disponible a partir del mes de marzo de 2015, es de 141.800 euros, mientras que en el caso del más potente, el AMG GT S, el precio es de 163.400 euros. Hay una tercera opción en el catálogo, denominada Edition 1, únicamente disponible sobre el GT S e incluye sobre el equipamiento de éste los asientos AMG Performance, llantas de 20 pulgadas, techo construido en fibra de carbono y un pack aerodinámico exclusivo. El precio de esta versión es de más de 180.000 euros.