La realidad es que los coreanos han establecido en Rüsselsheim su centro de desarrollo y allí es precisamente donde ha nacido el nuevo Kia Ceed, un modelo mucho mejor que el anterior diseñado para arrebatar algo de terreno al número uno del segmento. Empecemos con la rumorología. Las malas lenguas afirman que la gente de Kia veía pasar todos los días tantos Opel por delante de las instalaciones de su centro de desarrollo que la similitud estética del nuevo Ceed con el Astra no es ninguna casualidad. De hecho, es cierto que este coreano recuerda un poco al modelo alemán del Grupo VW, sobre todo por la parte de atrás. Sin embargo, e independientemente de cualquier parecido, el diseñador jefe de Kia –Peter Schreyer– ha conseguido convertir el hasta ahora más bien conservador Ceed en un modelo elegante y dinámico.
Gran calidad
El nuevo Ceed de 4,31 metros de longitud, que de momento estará disponible en versión cinco puertas, mira con decisión al futuro a través de unos grupos ópticos de diseño mucho más marcado entre los que se encuadra la imponente y típica parrilla de la casa coreana que simula el perfil de unas pesas. El modelo familiar SW no llegará hasta el otoño. La elevada línea de las ventanillas otorga a este compacto un aire más dinámico y los faros traseros horizontales –aquí es donde se hace más patente el parecido con el Astra– hacen que parezca aún más ancho.
Se nota que los ingenieros se han esforzado mucho con el habitáculo, ya que a primera vista invita a entrar y relajarse en su interior. Sus esmerados acabados y la selección de materiales de alta calidad dan fe de la clara intención de la casa coreana de marcar de cerca al niño mimado del segmento, el VW Golf. Quizá una comparación directa permitiría al Golf sumar algún que otro punto adicional en su marcador personal, pero en general el Kia no tiene nada que envidiarle. Tampoco en lo que respecta a la facilidad de manejo. Todo sigue un orden lógico e intuitivo, tal y como demuestra, por ejemplo, el sistema de navegación táctil opcional. Lo único que quizá confunda un poco a primera vista es la profusión de botones en el volante.
Pantalla en lugar de velocímetro
Una de las soluciones más elegantes la encontramos en el cuadro de instrumentos. De los tres instrumentos redondos de fácil lectura el intermedio ha sido sustituido por una pantalla TFT en la que, además de un colorido indicador multifunción, también se muestra un velocímetro pseudoanalógico. Al mismo tiempo, el Ceed sorprende con otras virguerías técnicas como el sistema de alerta de cambio involuntario del carril o un sistema de calefacción para el volante y con alguna que otra solución práctica como la multitud de opciones de almacenamiento. Sin embargo, el mecanismo de plegado del respaldo del banco trasero está algo anticuado, ya que si lo que queremos es una superficie de carga plana primero tendremos que levantar las superficies de asiento. Una vez hecho esto, el volumen del maletero aumenta de 380 a 1.318 litros, es decir una capacidad superior a la de la generación actual. En el caso del familiar, el espacio de carga aumenta hasta los 1.664 litros.
Pese a que el Ceed está basado en una plataforma completamente nueva, la batalla sigue siendo de 2.650 mm. Por lo tanto, la oferta de espacio tampoco ha variado mucho, es decir, está bien pero no es nada del otro mundo. En cualquier caso, el habitáculo ofrece espacio para que cuatro pasajeros puedan viajar en todo momento cómodamente. El peso tampoco ha sufrido ninguna variación importante, siendo éste de aproximadamente 1,3 toneladas.
Motores más potentes en el aire
Las cuatro mecánicas que estarán disponibles en el momento de su llegada al mercado tampoco son unas desconocidas. Kia ofrece dos diésel y dos gasolina de 1,4 y 1,6 litros de cilindrada y el espectro de potencias oscila entre los 90 y los 135 CV. Un rango relativamente pequeño que en caso de que Kia pretenda ganar posiciones frente a los de Wolfsburgo deberá mejorar considerablemente. Aunque la casa coreana todavía no quiere pronunciarse al respecto existen muchas probabilidades de que en el futuro el Ceed monte un propulsor turbo de 200 CV.
Hasta que llegue ese momento podríamos decir que las cuatro motorizaciones ofertadas son suficientes, máxime cuando Kia parte de la base de que la mayoría de los compradores se decantará por el gasolina básico de 100 CV. Con un par motor de 137 Nm a 4.200 vueltas no exhibe una aceleración demasiado rápida (12,8 segundos para llegar a los 100 km/h), pero su velocidad máxima de 182 km/h –aunque con mucha carrerilla– le permite rodar tranquilamente en autopista y, además, destaca por su funcionamiento silencioso.
Doble embrague para el gasolina
Sin embargo, los que tengan previsto recorrer largas distancias con frecuencia se alegrarán de saber que disponen de un 1.6 de inyección directa que cuenta con 35 CV y 30 Nm más. Esto les permitirá realizar maniobras de adelantamiento con mayor tranquilidad. Sigue sin ser el rey de la aceleración y cualquier conducción rápida requerirá del conductor un importante trabajo de cambio para el que contará con una caja manual de seis velocidades de serie bastante bien regulada. Para esta mecánica Kia ofrece también un cambio de doble embrague que cambia sin sobresaltos, pero que reacciona de forma algo lenta y que suma casi un segundo más al tiempo de aceleración (de 9,9 a 10,9 segundos). El consumo, independiente del cambio, es de 6,1 litros, mientras que el del 1.4 es de 6,0 litros.
Para el 1.6 –al igual que para el diésel más potente– hay disponible un paquete EcoDynamics con sistema automático Stopp&Start, neumáticos de baja resistencia y otras medidas de reducción del consumo que permiten alcanzar la cifra de 5,2 litros a los 100 km. No obstante, esta versión más eficiente no puede equiparse con ruedas de 17 pulgadas, techo panorámico de cristal o con el cambio de doble embrague. Si bien no todo el paquete, en el futuro el sistema automático Stopp&Start sí estará disponible también para el 1.4, en cuyo caso el consumo de combustible desciende hasta los 5,8 litros.
Caja automática para el diésel
El Ceed más eficiente es el 1.6 CRDi de 128 CV con paquete EcoDynamics que firma un consumo de 3,8 litros a los 100 km. También es el más rápido, ya que con una velocidad máxima de 197 km/h supera en 2 km/h al gasolina más potente. Gracias a sus 260 Nm, disponibles a partir de las 1.900 rpm, también presenta la mejor aceleración y destaca con una progresión más brillante que la de los motores de gasolina. Los conductores que sean demasiado vagos para cambiar de marcha ellos solos pueden sustituir la caja de cambios de seis velocidades por un cambio automático con convertidor de par también de seis marchas, aunque en este caso tendrán que aceptar un ligero aumento del consumo.
Además, también hay disponible un diésel menos potente de 90 CV y 220 Nm. Este par motor está disponible a partir de las 1.500 vueltas y permite un funcionamiento silencioso y una buena aceleración a bajas revoluciones. Sin embargo, en la zona alta de revoluciones se queda pronto sin aliento. Al igual que en el caso de las motorizaciones de gasolina se impone un lema: cuanto más frecuentes sean las salidas a autopista, mayores serán las ventajas del modelo más potente. En este caso, Kia cifra su consumo en algo más de cuatro litros.
Dirección variable
De su hermano el Hyundai i30, con el que el Kia Ceed comparte una gran cantidad de componentes tecnológicos, ha tomado prestada también una nueva virguería. «Flex Steer» se denomina el sistema con el que con tan solo pulsar un botón el conductor puede seleccionar tres niveles diferentes de asistencia a la dirección que van desde el modo suave –por ejemplo, para maniobrar– al modo deportivo para un estilo de conducción más dinámico. Sin embargo, las diferencias son escasas y con una configuración estándar adecuada el sistema resulta algo superfluo, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de los conductores jugará con él durante los primeros kilómetros y luego seguirá conduciendo en modo normal.
En cambio, Kia prescinde de un chasis adaptativo como el que VW ofrece para el Golf. Pero tampoco lo necesita, ya que el compromiso alcanzado entre confort y dinámica de movimiento logró convencernos ya en nuestra primera toma de contacto. Si bien el Kia es más bien rígido, ni siquiera las irregularidades más evidentes de la calzada molestarán a sus ocupantes.
Desde 13.790 euros
Kia por fin ha desvelado los precios oficiales del nuevo Cee´d. Hasta ahora lo único que imaginábamos era que probablemente el nuevo Ceed no sería el más barato de su segmento pero que estaría muy por debajo del precio mínimo a pagar por su competidor alemán. El Ceed de gasolina más económico costará 13.790 euros, mientras que la versión diesel de 90 cv empezará en los 14.700 euros. Si nos decantamos por la variante de gasoil más potente y cambio automático, el precio a pagar será de 19.290 euros, de los cuales 2.500 euros corresponden únicamente a dicha transmisión.
Después de esto, los que quieran comparar el Cee’d con el VW Golf valorarán la gran diferencia en los precios de acceso, en las que el alemán no ha podido (ni le hace falta) descender de los 17.200 euros.
Conclusión
Si el antiguo Kia Ceed era bueno, el nuevo es aún mejor. Con unas excelentes calidades y un diseño más moderno este nuevo coreano se acerca poco a poco a la competencia alemana y en la actualidad es capaz de medirse cara a cara no solo con otros importadores, sino también con el mismísimo VW Golf. Lo que le falta para llegar a la altura del primus son claramente nuevos motores.
Si bien los propulsores de 1,4 y 1,6 litros desempeñan su trabajo de forma aceptable, ni son especialmente eficientes ni verdaderamente potentes. En la oferta de Kia se echan en falta propulsores más pequeños con reducción de cilindrada o modelos deportivos más potentes. Además, los coreanos deberían revisar una vez más la configuración de su cambio de doble embrague para adaptarlo a las nuevas tendencias. En cambio, la configuración de su chasis sigue siendo impecable.
En otoño Volkswagen sacará a la luz una nueva reedición del Golf, momento en el que se repartirá de nuevo la baraja y el Kia tendrá que demostrar lo bueno que es realmente.
