Nosotros lo hemos podido probar brevemente en el infierno verde alemán. Con todos ustedes, el Jaguar XFR -S Sportbrake y sus 550 cv de potencia. Si usted está buscando opciones para gastarse el dinero en el segmento de los coches de lujo es probable que el nombre de Jaguar haya pasado por su cabeza en más de una ocasión. De hecho, en los últimos años la marca británica ha ganado varios puestos en la lista de candidatos de los consumidores y cada vez está más presente en los deseos de los conductores europeos. El Jaguar XF, después del facelift al que ha sido sometido hace poco, representa ya una durísima competencia hacia rivales “top ventas” como el BMW Serie 5 o el Audi A6. Sus armas son muy claras: un interior muy personal, motores modernos y eficientes -sobre todo el diesel de 3 litros- así como una buena puntuación en los ranking de fiabilidad en el segmento de los coches de representación.
A título informativo, creemos que merece la pena comentar que de los 2.800 clientes alemanes que el XF tuvo el año pasado, casi el 95 por ciento correspondieron a las tres opciones diesel (200, 245 y 275 cv). El otro cinco por ciento se reparte entre cuatro motores de gasolina.
A la altura de los dioses
En este contexto, la oferta del V8 turboalimentado con 550 cv y tracción trasera supone algo totalmente marginal dentro del pastel de ventas del XF. Aún así, tanto él como sus rivales resultan tan prestigiosos e importantes a nivel de imagen para las marcas que se podrían seguir fabricando incluso si no se vendiera ninguno.
Entre los competidores del XFR-S Sportbrake destacan principalmente los considerados “dioses del Olimpo” alemanes, como los Audi RS6 Avant y RS7 Sportback, el Mercedes AMG E 63 o los M5 y M6 del lado de BMW. Así que, asumiendo que esto es una pura cuestión de prestigio, lo primero que debe ir por delante es el precio: 128.700 euros en el mercado español.
Lo esencial
Y como el precio no es algo que deba preocupar al dueño de una máquina de 550 cv vamos a pasar a lo que realmente importa, que no es otra cosa que un sinfín de mecánica. La puesta a punto general del XFR-S se basa en una transmisión automática de ocho velocidades, en un diferencial controlado electrónicamente, una suspensión adaptativa, amortiguadores neumáticos para nivelar el eje trasero y un tarado de suspensión un 30% más deportivo.
En cuanto a sus capacidades atléticas, la velocidad está limitada a 300 km/h y para soportar las cargas que se producen a este ritmo se han equipado unos neumáticos Pirelli de 20 pulgadas en medidas 265/35 delante y 295/30 detrás. Los frenos son de alto rendimiento, con un diámetro de 380 mm y ventilados aunque no perforados.
En la carretera
Una vez puesto en la carretera, lo primero que llama la atención es que el XFR-S Sportbrake es visualmente un modelo bastante civilizado. Lo mismo ocurre con las sensaciones dinámicas, ya que en un primer momento reflejan quietud y comodidad pero que, a medida que se presiona el acelerador, convierten el chasis en algo verdaderamente auténtico sin ser demasiado seco. Aquí influye positivamente también la dirección activa que interviene en función de la velocidad con un grado de precisión asombroso. Un aspecto a mejorar es que los frenos podrían tener un poco más de recorrido para dosificar mejor pero esto no interfiere para nada en el rendimiento final.
Por su parte, la conocida transmisión automática de ocho marchas de ZF se ha configurado de un modo deportivo en el XFR-S. Así, gracias a la electrónica, los cambios de marcha se producen sólo a plena carga para aprovechar todo el potencial de aceleración, aunque el modo de confort siempre devuelve al conductor la suavidad de otros modelos Jaguar no deportivos. En cualquier caso, el tiempo que pasa desde que ordenamos el cambio de marcha hasta que éste se produce es mínimo en cualquiera de los modos de conducción. Los 680 Nm de par en este XFR-S están disponibles a partir de 2.500 vueltas, mientras que la potencia máxima se consigue entre 6.500 y 7.000 revoluciones.
En el circuito
En el Nordschleife pudimos dar un par de vueltas con nuestro deportivo británico con condiciones de agarre variables por culpa de la lluvia. Tanto el chasis como el motor nos convencieron rápidamente en seco y en mojado. La respuesta del motor de cinco litros es fabulosa y el control del bloqueo diferencial en el eje trasero proporciona un agarre enorme. Incluso en condiciones de mayor humedad el grip conseguir por los neumáticos es muy alto y la confianza que devuelve el chasis a las manos del conductor permiten explorar los límites del coche con relativa facilidad.
Precisamente en esa zona límite el XFR-S es afortunadamente un coche predecible, en parte gracias a una dirección precisa y a que la tendencia es siempre hacia un ligero subviraje que se corrige rápidamente gracias a la tracción trasera.
Conclusión
El peso de dos toneladas (sin conductor) no ha conseguido desmerecer los 550 cv de fuerza del XFR-S. De hecho, con un cero a cien de 4,8 segundos y una velocidad máxima de 300 km/h este modelo es uno de los ingleses más rápidos del mercado y se pone inmediatamente detrás del RS6 Avant o el E 63 AMG Estate (estos consiguen bajar de 4 segundos).
Hay que decir que el XF no puede ofrecer todo el arsenal tecnológico y de entretenimiento que sus rivales de Munich, Ingolstadt o Stuttgart, pero esto queda compensado inmediatamente gracias a la elegancia y a la personalidad de su habitáculo. Si hablamos de extras, en el catálogo hay disponibles algunas cosas que no deberían pasarse por alto como el control de velocidad adaptativo con frenada de emergencia (1.700 euros), luces inteligentes con cambio automático de cortas a largas (350 euros) o sintonizador de TV (1.000 euros).