De hecho, la marca del felino presume de haber dado alguna que otra lección a los de Ingolstadt en temas como la construcción ligera de automóviles. El nuevo XF, por ejemplo, pesa 1.545 kg, es decir, casi 200 kilos menos que el modelo de 2008, y unos 80 kilos menos que el Audi A.6 con el motor más parecido. ¿Cómo se consigue esto? Principalmente utilizando una carrocería en la que el 75 por ciento es aluminio, algo insólito en este segmento. Este no es el único logro del que Jaguar quiere presumir con el nuevo XF. Hay mucho más. La pretensión de ser el “best-in-class” indiscutible ha llevado a los del Reino Unido a batir otros récords, como por ejemplo en materia de consumo. El nuevo motor diésel gasta solamente 3,9 litros y emite unas emisiones de CO2 de tan solo 104 gramos por kilómetros. Esto no lo ha conseguido ni Audi ni Mercedes hasta ahora. Tampoco BMW, al menos con un modelo de producción en serie convencional.
Herencia del F-Type
Pero aquí no acaba la cosa. El XF puede moverse de una forma ágil y muy precisa gracias al trabajo que los ingenieros han realizado sobre la suspensión, en especial sobre la delantera, heredada del F-Type y que permite configurar la respuesta de los amortiguadores. En la puesta a punto de serie el tacto es deportivo, pero prima la comodidad en todo momento. La dirección tiene un tacto preciso y muy nítido, gracias a la cual este sedán pasa por curva de una manera muy controlada y con una sensación de facilidad de manejo que en este segmento no es fácil de conseguir. Como hemos dicho, para los que necesiten deportividad, Jaguar ofrece de manera opcional el chasis adaptativo del F-Type.
Con una batalla de casi tres metros de longitud, hablar de comodidad en el XF son palabras mayores. Tanto los ocupantes de la fila delantera como de la trasera se sentirán extremadamente cómodos y relajados, mientras que en el maletero la oferta de espacio es también la mejor del segmento con 540 litros, ampliables a 885 en caso de abatir los respaldos de la fila posterior.
Sensación de calidad impecable
A los mandos del nuevo XF uno se siente tan a gusto como en casa. En la versión automática encontramos el clásico mando giratorio que hace las veces de palanca de cambio, el botón rojo de encendido y unas salidas de ventilación cerradas que esperan al arranque del motor para dejar que fluya el aire hacia dentro del habitáculo. Todo lo que tiene que ver con el acabado y la calidad de los materiales utilizados es sencillamente incuestionable.
Rápidamente empezamos a entretenernos con todo el arsenal tecnológico, empezando por el Head-Up display controlado por láser (no es una pantalla reflejada) y también por el panel de control central con una pantalla de 10,2 pulgadas y sin botones (el manejo es similar al de un iPad, por ejemplo). A través de este ordenador de control, con 60 Gb de capacidad de almacenamiento, se puede establecer conexión a Internet y tiene algunas funciones curiosas de navegación como la utilización de rutas anteriores para evitar congestiones o cómo combinar el coche con el transporte público si con ello se llega antes al destino.
Primeros kilómetros
Durante la presentación del XF pudimos cubrir una distancia no muy larga en los alrededores de Múnich. En concreto, lo hicimos a los mandos del motor diésel de 180 cv. Este bloque, de dos litros, desarrolla un par máximo de 430 Nm a un régimen de 1.750 revoluciones. Con este nivel de fuerza disponible se puede dar gas a fondo y disfrutar pegándonos al respaldo del asiento. Incluso es deportivo el sonido de éste cuatro cilindros, que nada tiene que ver con el típico traqueteo de casi cualquier diésel. Los que prefieran motores de seis cilindros tienen a su disposición el tres litros de 300 cv (ojo, con 700 Nm), mientras que los amantes de la gasolina podrán optar por un bloque también de tres litros con 340 o 380 cv de potencia.
Aquellos acostumbrados a ver un XF (ya sean propietarios o haya uno en la familia o vecindario) apreciarán inmediatamente los cambios estéticos. Sin embargo, alguien que no esté familiarizado con él no apreciará las diferencias, ya que estamos hablando de haber reducido tan sólo siete milímetros su longitud y sólo tres milímetros su altura, modificaciones que sugieren una estética algo más deportiva pero que no dejan de ser unos pocos milímetros.
Desde 43.000 euros
Y por último, el precio. Jaguar ha establecido el precio de partida del XF en 43.000 euros para la versión diésel de 163 cv con la que se pueden conseguir consumos por debajo de cuatro litros. El motor diésel de 180 cv cuesta un mínimo de 44.420 euros y 46.960 si lo escogemos automático (el consumo de ésta es de 4,3 litros, lo mismo que la versión manual). La lista de combinaciones de motor, equipamientos y cajas de cambio es bastante extensa y llega hasta los 81.310 euros del XF S de 380 cv con cambio automático y tracción integral. Aquí, lógicamente, el equipamiento incluido es sencillamente exquisito, aunque si todavía queremos más podemos acercarnos sin problemas a los 100.000 euros entre faros Full LED, el ordenador de control InControl Touch PRO, llantas de 20 pulgadas, etc.