Ahora ha llegado el momento de que este coreano compacto demuestre si el niño mimado de su clase, el todopoderoso VW Golf, tiene realmente motivos para preocuparse. Los coreanos han aprendido rápido, ya que cuando hace veinte años Hyundai se presentó por primera vez en el segmento europeo de los compactos con el Pony, lo único que provocó en el entorno de VW fueron sonrisas condescendientes. Sin embargo, de generación en generación la calidad ha ido mejorando de forma continuada y con la nueva edición del i30 presenta además un diseño mucho más fresco y moderno.
El apartado estético fue el que centró la mayor parte de las críticas de su predecesor: demasiado aburrido, simple y muy poco llamativo. Esto es algo que en el centro de diseño de Hyundai situado en Rüsselsheim se tomaron muy a pecho y lo que les impulsó a idear para el nuevo i30 una carrocería más marcada con imponentes pasos de rueda, una enorme parrilla y aristas y pliegues bien situados y combinados. En la parte delantera llaman la atención sus ópticas con luz de conducción diurna tipo LED de serie, mientras que en la zaga lo hacen sus faros traseros horizontales, así como el alerón situado en la unión del techo con la luna trasera.
Mala visibilidad
La línea de techo tipo coupé logra una puesta en escena elegante, aunque junto con unos montantes C relativamente anchos y una luneta trasera elevada y estrecha empeoran la visibilidad hacia atrás, por lo que los sensores de aparcamiento son una opción que no puede faltar. En función de la posición de conducción que adopte cada uno sobre unos asientos cómodos, aunque un poco blandos, el prolongado montante A también puede llegar a dificultar la visibilidad, algo que sobre todo en curva podría tener como resultado contorsiones imposibles por parte del conductor.
Con una longitud total de 4,30 metros, el nuevo Hyundai ha crecido ligeramente, aunque su batalla de 2,65 metros se mantiene intacta. Pese a que la distancia entre ejes no ha aumentado, gracias a una organización optimizada los pasajeros cuentan ahora con un poco más de espacio libre. En este sentido ha mejorado sobre todo la libertad de movimiento a la altura de las piernas en la parte trasera, ya que en la zona de la cabeza es algo más escasa debido a la línea descendente del techo. La capacidad del maletero ha aumentado hasta los 378 o 1.316 litros, dependiendo de la posición del respaldo del banco trasero. Sin embargo, un pequeño inconveniente es que para lograr un piso de carga plano es necesario subir la superficie de asiento del banco trasero.
Acabados casi perfectos
Pese a su apariencia algo futurista, el salpicadero presenta una organización ejemplar; los botones están situados allí donde uno espera y ni siquiera el sistema de navegación con pantalla táctil presenta dificultad alguna en su manejo. Los acabados y la selección de materiales también merecen nuestros elogios, si bien hemos detectado dos puntos débiles. Por un lado, las palancas de cambio fabricadas en plástico duro de color negro presentan un aspecto algo deteriorado incluso en las unidades nuevas.
Por otro, la cortinilla parasol del techo panorámico de cristal parece verdaderamente un trapo y al abrirla queda al descubierto un brillante soporte metálico entre los montantes C que bien podría haberse revestido. Aparte de esto no se puede criticar nada más y, pese a estos pequeños detalles, el Hyundai supera la prueba con un sobresaliente.
Amplio equipamiento de serie
El i30 gana más puntos gracias a su extenso equipamiento de serie. Además de elevalunas eléctricos delanteros, ordenador de a bordo, sistema de arranque en pendiente y faros antiniebla, el equipamiento de serie incluye aire acondicionado, radio CD con conexión USB y entrada auxiliar, así como una dirección asistida configurable en tres niveles, todo ello desde 13.590 euros. El escalonamiento se establece en cinco equipamientos diferentes con lo que podemos llegar a equipar al i30 hasta superar los 23.000 euros en su motorización diesel de 128 cv.
Sistema Stop&Start solo para el diésel más potente
La gama de motorizaciones del i30 presenta cilindradas de 1,4 o 1,6 litros. En el caso de los gasolina el más pequeño desarrolla 99 CV, mientras que el grande alcanza los 135 CV. Con éste último el i30 estaría suficientemente bien motorizado y, además, su silencioso propulsor todavía contaría con potencia suficiente para realizar adelantamientos. La velocidad máxima es de 195 km/h y el consumo se sitaa en torno a los 6 litros, cifras también válidas para el grupo motor más potente.
En el apartado de los diésel, el 1.6 desarrolla 110 o 120 CV, mientras el 1.4 se queda en 90 CV. Las tres versiones presentan un consumo de unos 4 litros a los 100 kilómetros, aunque el diésel más potente en la variante «Blue» se puede equipar con neumáticos de baja resistencia y sistema Stop&Start, con lo que el consumo disminuye hasta los 3,7 litros. Durante nuestra prueba de conducción, el diésel más pequeño supo convencernos con un funcionamiento suave y muy silencioso a partir de las 1.500 vueltas y un gran empuje a partir de las 2.000 revoluciones. Sin embargo, en la zona alta de revoluciones se queda pronto sin aliento y más allá de los 120 km/h el aumento de la velocidad se produce de forma bastante correosa.
Pese a que su velocidad máxima es de 170 km/h, cualquiera que suela hacer trayectos largos por autopista debería decantarse por una de las variantes más potentes. Todos los motores vienen equipados de serie con un suave cambio de seis velocidades, aunque en el caso de los motores 1.6 Hyundai permite encargar un cambio automático con convertidor de par de seis niveles que, no obstante, dispara el consumo del conjunto.
Chasis conseguido
El hecho de que Hyundai eligiera la ciudad de Dresde para presentar su nuevo i30 y que los trayectos de prueba nos condujeran por el entorno de la capital del estado sajón, en parte por carreteras adoquinadas y vías pecuarias muy machacadas, demuestra que los coreanos son plenamente conscientes de la valía del chasis de su nuevo modelo de serie, y con razón. El compromiso entre confort y dinámica de movimiento puede calificarse sin lugar a dudas de conseguido, ya que incluso los baches más pronunciados o los empedrados en mal estado no lograron desviar el rumbo de nuestro i30.
A esto cabe añadir la ya mencionada dirección asistida regulable. Mediante un botón situado en el volante es posible regular la fuerza direccional en tres niveles, de forma que las maniobras en el modo confort resultan más fáciles y en modo deportivo el conductor recibe una respuesta más definida de la dirección. Sin embargo, las diferencias no son excesivas y una vez que el conductor encuentre su modo preferido seguramente no realizará muchos cambios en este sentido.
Conclusión
El VW Golf no tiene que preocuparse por una posible pérdida de su posición privilegiada en el segmento, aunque sea solo por el nombre que se ha hecho, pero el Hyundai i30 viene pisando fuerte y seguramente logre robarle algún que otro cliente. Este compacto coreano se sitúa al mismo nivel cualitativo que el de Wolfsburgo, ofrece espacio suficiente a sus ocupantes y cuenta con un chasis fabulosamente bien tarado. Lo que le falta aún es un motor con el que divertirse, aunque es probable que el gasolina turbo anunciado para el Veloster de tres puertas –y que desarrollará unos 190 CV– también tenga cabida en el i30. Además, todavía no hemos visto la variante de dos puertas y la versión familiar CW.
