A la vista de esta opción tan de moda, hemos querido analizar este pequeño utilitario con mayor profundidad.
Para el Honda Jazz –de más de tres años de antigüedad– la primavera de 2011 no sólo ha traído consigo una conseguida revisión, sino también una nueva variante mecánica: un nuevo propulsor híbrido que se ha convertido en toda una sensación. ¿Por qué hablamos de sensación? Pues sencillamente porque que Honda se ha convertido de esta manera en el primer fabricante en equipar un utilitario con esta tecnología orientada al ahorro de combustible. Hasta ahora, la combinación –cara pero eficiente– de motor de gasolina y motor eléctrico estaba reservada a las categorías más altas.
Para que la versión híbrida destaque frente a la monotonía del Jazz normal, este eléctrico a tiempo parcial dispone de algunas características distintivas exclusivas. Una parrilla propia, unidades antiniebla azules, un listón cromado en la zaga y grupos ópticos traseros con cristal transparente son algunos de los componentes que configuran su exclusiva estética estándar. Además, también dispone de una pintura exterior opcional reservada de forma exclusiva para el Hybrid, en verde claro, por supuesto.
Juego cromático
Su interior también nos sorprende con ciertas tonalidades verdes, algo que ya hace presagiar su evidente carácter ecológico. La retroiluminación del tacómetro es verde, al menos si el conductor del Jazz Hybrid es capaz de mantener una conducción eficiente. Si, por el contrario, el estilo de conducción resulta menos eficiente, entonces su iluminación cambiará a tonos azulados.
Por lo demás, su puesto de conducción vistoso y funcional presenta una arquitectura interesante y, pese a contar con algunas zonas de plástico duro y superficies de aspecto más bien barato, ofrece un aspecto agradable y moderno. Una lujosa novedad del Jazz es, por supuesto, el equipamiento opcional en piel que hace de este pequeño utilitario un lugar acogedor y cómodo.
Un genio de la variabilidad
Independientemente de si están equipados en piel o no, los asientos del Jazz siguen siendo su principal atractivo. Al plegar el respaldo del banco trasero en la proporción 60:40, de forma paralela también se desplaza hacia abajo la zona de asiento, creando así una superficie de carga profunda y plana. De esta forma, en lugar de los 303 litros de capacidad normal, su volumen de carga aumenta hasta los 1.320 litros.
Por cierto que, en comparación con la versión normal del Jazz, su capacidad se ve reducida en 80 litros, espacio que en la versión Hybrid ocupa su gran batería del motor eléctrico. Los que necesiten aún más espacio todavía pueden plegar el asiento del copiloto para cargar así objetos de hasta 2,40 metros de longitud. Otro pequeño truco es que el banco trasero no sólo se puede abatir dejando una superficie plana, sino que también se puede levantar, de forma similar a lo que ocurre con la butaca de una sala de cine. En este caso, y gracias a la ausencia del túnel de transmisión, el Jazz permite transportar objetos elevados de hasta 1,30 metros de altura.
El otro talento especial del Jazz Hybrid es su doble motorización que, dicho sea de paso, es idéntica a la unidad de propulsión del Insight. En primer lugar, el motor de gasolina de 1,3 litros arranca de forma silenciosa con tan sólo pulsar un botón. Al colocar la palanca del cambio automático continuo CVT en posición D el Jazz comenzará a andar con un nivel de ruido sorprendentemente bajo. Si no pisamos a fondo el acelerador, su propulsor de 88 CV funciona siempre a un régimen de revoluciones bajo, con el apoyo suave y a intervalos del motor eléctrico de 14 CV.
La fuerza de dos corazones
Sin embargo, el Jazz también puede mostrarse más impetuoso. Si le exigimos toda su potencia, entonces el motor eléctrico transmite todo su par motor a la propulsión, dando lugar a un pequeño pero perceptible golpe de efecto. Su potencia total de más de 200 Nm hace que las ruedas delanteras luchen brevemente por mantener la tracción. De forma paralela, su cuatro cilindros también alcanza un nivel de revoluciones bastante alto. En lugar de mostrar un incremento lineal de las revoluciones después de engranar cada nueva marcha, gracias al cambio continuo CVT al acelerar a fondo el motor gira al máximo nivel hasta alcanzar la velocidad deseada.
Esta interacción algo peculiar entre el cambio y el motor no es sinónimo de placer al volante y, al pisar a fondo el acelerador y solicitar toda su potencia, su motor de gasolina se vuelve bastante molesto en términos acústicos. Al menos, según datos oficiales este utilitario de 1,2 toneladas de peso registra un tiempo de aceleración de 0 a 100 km/h de algo más de 12 segundos y su velocidad máxima alcanza los 175 km/h. Dado que esto no situará al pequeño japonés de doble corazón entre los utilitarios más «atléticos», su chasis rígido bien podría soportar algo más de suavidad.
Por suerte, al llegar al siguiente semáforo regresa la más absoluta calma, ya que su sistema Start&Stop detiene el motor justo antes de detenerse ante el semáforo en rojo. Al levantar el pie del pedal del freno o si algún grupo auxiliar –como el sistema de aire acondicionado o la radio– precisa más electricidad que la que es capaz de suministrar la batería del sistema eléctrico de a bordo, entonces el motor arranca de nuevo de forma inmediata.
Los trucos de la tecnología híbrida para ahorrar
El Jazz es capaz de ahorrar aún más combustible gracias a la conversión de la energía de frenado en corriente eléctrica. Mientras que el motor eléctrico constituye una ayuda a la propulsión en la fase de aceleración, a la hora de frenar genera energía eléctrica que se almacena en la batería de níquel-hidruro metálico situada en la zaga que, dicho sea de paso, resulta algo pequeña con su capacidad de carga de tan sólo 0,5 kWh. Si bien en los automóviles de propulsión convencional al frenar la energía se convierte en calor, gracias a su sistema de recuperación el Jazz puede aprovechar dicha energía de nuevo para la propulsión, lo que trae consigo un efecto positivo para la eficiencia y el medio ambiente.
En la práctica, en el momento de comenzar a rodar uno percibe claramente la presencia de ese motor eléctrico que hace las veces de generador, ya que a continuación, y sin accionar el freno, la marcha del Jazz se ralentiza de forma mucho más evidente que en el caso de la versión no híbrida. Si el motor eléctrico se encuentra en pleno proceso de carga de la batería, el tacómetro brillará con un color verde mucho más intenso y de la pantalla del cuadro de instrumentos brotarán pequeñas florecillas virtuales.
Un botón verde situado a la izquierda en el salpicadero ayuda a ahorrar un poco más. Con él activamos el denominado modo «Eco» con el que el par motor se reduce ligeramente, la respuesta a la aceleración es más lenta y la recuperación más intensa. Además, las fases de detención del motor se prolongan y el climatizador funciona con mayor frecuencia en modo de recirculación de aire.
Consumos mínimos gracias al modo 100% eléctrico
Los que sean capaces de aprovechar al máximo todas las opciones de conducción eficiente podrán mover el Jazz con un consumo de aproximadamente 4 litros. Al menos tras nuestra pequeña toma de contacto de una hora de duración y caracterizada por una conducción eficiente, el ordenador de a bordo indicaba 4,1 litros, mientras que tras una conducción normal el consumo aumentó hasta los 5,8 litros. Según datos oficiales de Honda, el consumo homologado es de 4,5 litros, es decir, 0,10 litros más que el aerodinámico Insight. Sin embargo, el ordenador de a bordo del Jazz es capaz de marcar un cifras de consumo aún más bajas, siempre que se conduzca en modo 100% eléctrico.
Este modo ecológico, que dicho sea de paso no existe en el Insight, se puede activar a velocidades comprendidas entre los 35 y los 50 km/h. Cuando más llena esté la batería, más lejos llegaremos y menor será el consumo de combustible. En un circuito cerrado Honda nos pidió que realizásemos una pequeña competición de conducción «eléctrica». La idea era cargar primero la batería realizando una vuelta de reconocimiento al circuito conduciendo de forma normal para, posteriormente, aprovechar dicha energía y conducir en modo 100% eléctrico el mayor tiempo posible y con la mayor frecuencia posible a lo largo de las dos siguientes vueltas.
El modo eléctrico se activa de la siguiente manera: alcanzada una cierta velocidad se levanta ligeramente el pie del acelerador y, a continuación, se vuelve a pisar con mucha cautela y suavidad. Sobre una superficie llana o con una ligera pendiente descendente el Jazz es capaz de mantener la velocidad sin que el motor de gasolina se ponga en marcha. Recorridas dos vueltas en modo 100% eléctrico, nuestro ordenador de a bordo indicaba un consumo de 2,6 litros. Parece ser que otros colegas lograron superar esta prueba con un consumo de incluso 2,3 litros. Con todo, Honda no parece querer afirmar con rotundidad qué autonomía tiene el Jazz en modo completamente eléctrico, si bien creemos que no son más que 1 o 2 kilómetros.
Un precio seguro de sí mismo
La tecnología del Jazz Hybrid funciona de forma impresionante, y ofrece muchas opciones para una conducción eficiente y divertida, sensación que se ve reforzada por el aspecto alegre y moderno de su habitáculo. Sin embargo, el precio de adquisición no es barato. La versión de acceso «Comfort» cuesta 17.800 euros y ofrece, junto con cuatro puertas de acceso, un cambio automático, un climatizador y una radio con reproductor de CD.
Por cierto que, con este precio de salida, el Jazz Hybrid es 2.000 euros más barato que el Honda Insight, si bien éste último pertenece a una categoría superior. Sin embargo, según informa el portavoz de Honda Alexander Heintzel, el Insight será sometido en breve a una revalorización, sobre todo en lo que respecta a su interior, lo que traerá consigo una nueva configuración de precios que permitirá incrementar la diferencia entre el Jazz Hybrid y el Insight.
Conclusión
Por fin se puede adquirir un utilitario de propulsión híbrida. Honda lo ha hecho posible gracias al Jazz. Si bien sus 18.000 euros de precio de acceso no le convierten en una ganga, su tecnología práctica y eficiente ofrece algunos aspectos claramente fascinantes. Además, el Jazz es un excelente utilitario con un sistema de asientos especialmente inteligente y variable. Y, aparte de su practicidad y eficiencia, tanto su interior y exterior reformados como su nuevo equipamiento en piel le dan un cierto toque de lujo, lo que permitirá destacar entre la multitud.