Esto mismo le ha ocurrido al Chevrolet Cruze, al que simplemente le han recortado su conservadora trasera de berlina convirtiéndolo en un atractivo cinco puertas y en un oponente del Golf a tener en cuenta.
A decir verdad, la berlina del Cruze no es en realidad tan conservadora, pero una trasera escalonada es una trasera escalonada y ésta trae consigo un cierto aire de conservadurismo. Por suerte, Chevrolet ha dejado caer la guillotina sin piedad sobre la parte posterior del Cruze, haciéndolo no sólo más compacto sino mucho más atractivo a la vista. Si bien todos los esfuerzos no han sido suficientes para lograr dar con un resultado similar al del Alfa Giulietta, sí se puede decir que el Cruze tiene ahora una apariencia mucho más elegante y moderna.
Dado que, en conjunto, la carrocería sólo se ha recortado unos centímetros, la variante de trasera recta alcanza los 4,5 metros de longitud, algo que, a su vez, trae consigo una amplia oferta de espacio en su interior. Ni la parte delantera ni la trasera suscitan crítica alguna, y gracias al asiento del conductor regulable en altura y al volante regulable en altura y profundidad (a partir del equipamiento LT) cualquier conductor encontrará fácilmente la posición de conducción adecuada. El maletero también presenta unas dimensiones generosas, con 413 litros de capacidad que, a su vez, llegan a alcanzar los 900 litros (hasta la altura de las ventanillas) con el respaldo del banco trasero abatido.
Acogedor
Sus amplios espacios se presentan, además, modernos y cómodos y en general Chevrolet ha logrado dar con un diseño interior actual en lo que a la selección de materiales y a la arquitectura se refiere. El puesto de conducción también resulta impecable en términos de visibilidad y funcionalidad, tan sólo los botones del aire acondicionado ofrecen un aspecto algo pobre con unos indicadores luminosos que apenas si resultan visibles.
La variada mezcla de materiales de las líneas de acabado superiores merece una mención especial. En este sentido, por ejemplo, la gran moldura decorativa de textil que recorre todo el salpicadero se encarga de crear un ambiente de calidez y confort. Pese a la enorme presión a la que está sometida la casa Chevrolet con respecto a los precios, ésta ha sido capaz de diseñar un interior que nada tiene que ver con el paisaje triste de plástico duro de antaño. Tan sólo si se mira con más detenimiento se podrán observar algunas irregularidades en las uniones y alguna que otra pieza de plástico no siempre bien acabada.
Motores de gasolina algo flojos
En lo que respecta a la motorización, el futuro propietario tiene la opción de elegir entre una mecánica diésel de 163 CV inaugurada por el Orlando y dos motores de gasolina de cuatro cilindros de 1,6 o 1,8 litros de cilindrada. El gasolina más pequeño desarrolla 124 CV, mientras que en el caso del grande son 141 CV. A pesar de estos valores nominales ciertamente prometedores, ninguna de las dos mecánicas de gasolina supo impresionaros de forma especial en el desarrollo de su potencia. La variante 1.6 resulta demasiado comedida y no llega a generar su par motor máximo de tan sólo 153 Nm hasta las 4.200 vueltas. Su tiempo de aceleración supera la marca de los 12 segundos y su velocidad máxima alcanza tan sólo 190 km/h. Chevrolet cifra su consumo en 6,6 litros.
Por el contrario, los cambios de marchas con la caja de cinco velocidades se realizan de forma fácil y rápida. Y eso es bueno, ya que incluso las pendientes menos empinadas obligan a reducir la marcha si uno quiere mantener el impulso. En la zona baja de revoluciones el motor básico carece simplemente de brío y fuerza y si lo que se pretende es mantener al Cruze de 1,3 toneladas de peso a un régimen de revoluciones elevado, entonces el cuatro cilindros emitirá un sonido rotundo y algo forzado. Sin embargo, gracias a su excelente aislamiento el Cruze no resulta nunca demasiado ruidoso o molesto.
Un 1.8 con demasiada sed
Algo más potente y silencioso es el 1.8, que alcanza su par motor máximo de 176 Nm a 3.800 revoluciones. Su tiempo de aceleración es de 10 segundos y su velocidad máxima alcanza exactamente los 200 km/h. Sin embargo, ni siquiera este propulsor trabaja a un régimen extraordinariamente elevado ni se muestra demasiado ágil. Además, en la práctica los motores de gasolina certificados para la normativa Euro 5 registran un consumo muy por encima de los datos oficiales. En este sentido, y según el ordenador de a bordo, durante nuestra prueba de conducción –realizada a una velocidad más que aceptable– el 1.8 consumió 9,9 litros, en lugar de los 6,6 litros a los 100 km señalados por el fabricante.
Al menos las ruedas delanteras motrices no se ven desbordadas por el rendimiento de los gasolina, y la fuerza se traslada de forma bastante limpia a la calzada. En general, el chasis encaja bien con la impresión general de solidez que transmite el Cruze. La plataforma no resulta ni demasiado dinámica ni demasiado blanda. Tanto a la dirección, que resulta algo indirecta, como a la suspensión se les nota que no pretenden ser demasiado blandas. Si bien en el 1.8 el chasis se presenta relativamente rígido, el diésel ofrece un mejor confort de rodadura, además de un excelente comportamiento en carretera que invita a trazar las curvas a gran velocidad. Sin embargo, el segmento de los compactos cuenta con chasis más sensibles que además transmiten un mayor dinamismo.
Un diésel con un magnífico empuje
Por el contrario, el motor diésel de dos litros genera un potente par motor, parece más desarrollado y firma un nivel de diversión bastante elevado en términos de dinámica longitudinal. El efecto de los 360 Nm sobre las ruedas delanteras se mantiene dentro de unos límites razonables, lo que permite al Cruze registrar un tiempo de aceleración de 8,5 segundos. En cambio, su velocidad máxima no es tan espectacular, ya que pese a su cambio de marchas de seis velocidades tan sólo alcanza los 205 km/h. Según el fabricante, el consumo del Chevrolet Cruze diésel de 1,5 toneladas de peso es de 5,6 litros.
El Cruze está disponible desde 12.250 euros con el motor 1.6 y el equipamiento más sencillo. La variante básica del Cruze sorprende e impresiona con un equipamiento de seguridad completo (seis airbags, EPS, ABS), cierre centralizado, radio CD, volante regulable, elevalunas eléctrico delantero y un sistema de regulación de altura para el asiento del conductor. Por el momento, la opción más cara está representada por el 1.8 LTZ y cambio automático, modelo por el que debemos pagar al menos 17.800 euros.
Llegados a este punto se impone una comparativa de precios con el primero de la clase, el VW Golf, desafío del que el Cruze sale reforzado. Por el contrario, en comparación con la variante diésel del Cruze en su línea de equipamiento superior LTZ, que nosotros recomendamos encarecidamente, el Golf 2.0 TDI Highline de cinco puertas con equipamiento similar costaría 6.000 euros más.
Conclusión
Mucho coche por poco dinero. Chevrolet confirma que sigue manteniéndose fiel a esta premisa con el nuevo y atractivo Cruze de trasera recta. Abundante espacio para ocupantes y equipaje, un diseño moderno y acogedor tanto por dentro como por fuera, así como un completo equipamiento de seguridad son algunas de las cosas que ofrece este compacto de generosas dimensiones.
Sin embargo, sus motores de gasolina más bien lentos no nos han llegado a convencer. En cambio, la mecánica diésel es fenomenal y, además, trae emparejada la mejor configuración del chasis, así como un amplio equipamiento por un precio relativamente económico.