El sol se escondía detrás de unas nubes bajas que no permitían al termómetro subir de los 10º C y, para colmo, llovía a raudales. Solo el Bentley ponía el toque de color –incluso con la capota cerrada y un tiempo inhóspito el Continental GTC sabe transmitir sensaciones primaverales. Incluso en un ambiente extremadamente húmedo y bajo un cielo gris invernal el Bentley Continental GTC azul aguamarina es capaz de brillar con luz propia delante del hotel de Cannes, como si el tiempo no fuera con él. Mientras que los transeúntes desfilaban a su lado a paso ligero resguardados debajo de inmensos paraguas, este descapotable de 227.000 euros parecía disfrutar de un sol que nosotros éramos incapaces de percibir y pese a estas condiciones climáticas tan desfavorables nos transmitía sensaciones primaverales. Sin embargo, a pesar de todos los inconvenientes nada nos podía hacer perder las ganas de montarnos en este espectacular cabrio.
Qué bien que uno no tenga que estar mucho tiempo al aire libre para poder inspeccionar las novedades que presenta este modelo actualizado. Los perfiles cromados en torno a los faros traseros saltan rápidamente a lavista y, además, ya son viejos conocidos de su hermano mayor, el Speed. Y el emblema W12 situado en las aletas, en fin –desde que el Continental está también disponible con motor V8, los doce cilindros han pasado forzosamente a un segundo plano.
De una sola pieza
Por lo demás, el Bentley muestra una imagen inalterada sobre sus imponentes gomas. En contra de la tendencia hacia unas carrocerías cada vez más elaboradas, cargadas de detalles y –si me apuras– recargadas, como es el caso del Lamborghini Veneno presentado recientemente en el Salón de Ginebra, el Continental parece hecho de una sola pieza. Su diseño sólido y rebosante de fuerza se las apaña bien sin líneas ni aristas extravagantes. Tanto es así que incluso alguien con poca experiencia podría hacer un boceto de este modelo británico en una simple servilleta tras observarlo unos minutos. Intentad hacer eso con el Lambo...
En su interior no ha cambiado nada desde la revisión general a la que fue sometido en 2011, y eso es algo bueno ya que en su habitáculo no hay sitio para más cuero o madera noble. Todas las superficies libres se han revestido, cubierto o brillan con una fría estética de aluminio. Juntos, estos tres materiales de excelente calidad crean un ambiente de lujo difícil de ver en otros modelos de la misma categoría y en el que uno solo se puede sentir a gusto.
Poco trabajo para los tiquismiquis
Está claro que los más críticos lograrán encontrar algún que otro defecto y seguro que se cabrearán con el interruptor ciego que encontraremos en el volante en caso de no encargar el volante calefactado. Y quizá también se podrían quejar de que los enormes y pesados asientos bien tolerarían una posición algo más baja, pero, en cualquier caso, incluso los ocupantes de gran envergadura se sentirán como reyes. Seguro que tampoco les pasa desapercibido que el espacio en el banco trasero de este descapotable de 4,81 metros de longitud solo resulta cómodo para pasajeros de tamaño más reducido.
Pero estos son también todos los «defectos» que podrían encontrar los más tiquismiquis –por suerte, deslumbrados por el lujo que nos rodea los demás ni siquiera reparamos en esas nimiedades. Resulta mucho más divertido encender la calefacción de los asientos, conectar la función de masaje, comenzar a rodar suavemente, a ser posible con la suspensión neumática en modo confort, y disfrutar del momento.
Diversión sobre un piso mojado
Los doce cilindros ocultos bajo el capó ronronean como gato panza arriba por encima de las 1.000 revoluciones y el techo de lona multicapa no solo nos protege de la lluvia, sino que también nos aísla del mundanal ruido. Ni el ruido de rodadura ni el del viento tienen cabida en su interior, y solo cuando pasa un coche a gran velocidad a nuestro lado sentimos la necesidad de mirar alrededor para comprobar si todas las ventanillas están realmente cerradas.
Más allá de la virada carretera de costa la cosa se vuelve algo más ruidosa, cuando dejamos vía libre al doce cilindros y éste nos lo agradece con un profundo rugido que nos permite intuir la fuerza que es capaz de desarrollar. Sin embargo, aunque este propulsor de 6 litros desarrolla una potencia de 610 CV las ruedas del Bentley nunca llegarán a patinar al pisar a fondo el acelerador –todo gracias a la tracción integral. Y gracias también a la distribución del par motor (700 Nm) entre los dos ejes el Continental GTC garantiza la máxima diversión en curva incluso sobre pisos mojados, ya que su zaga se mantiene siempre justo ahí donde debería estar.
Nuevo cambio automático de ocho velocidades
Con el chasis regulable en cuatro posiciones en modo deportivo y la palanca del cambio de marchas en posición «S» nos disponemos a iniciar nuestra excitante aventura por las carreteras del interior de la Costa Azul. Ahora también podemos aprovechar al máximo la única novedad técnica de la nueva generación. En lugar de seis marchas como hasta ahora, gracias al nuevo cambio automático de la marca ZF el doce cilindros del Continental GTC tiene a su disposición ocho relaciones de transmisión perfectamente escalonadas y cuyo cambio tiene lugar de forma aún más rápida (800 ms).
Los que quieran seguirán pudiendo intervenir en este juego gracias a las levas situadas de forma algo incómoda en el volante, pero teniendo en cuenta la habilidad de la nueva caja automática a la hora de cambiar las relaciones estamos seguros que la mayoría preferirá disfrutar de los trayectos virados desde un segundo plano. Este juego tiene lugar de forma tan rápida y precisa que solo las revoluciones y el sonido del motor nos avisan de que está teniendo lugar.
Un peso pesado
A pesar de contar con dos turbocompresores, el W12 ejecuta las órdenes del pedal del acelerador de forma tan directa como si se tratara de un motor de aspiración convencional. También las órdenes direccionales las sigue de la forma más precisa posible, aunque en este punto sus 2.495 kilos de peso no le permiten hacerlo al milímetro. Es inevitable que su imponente masa empuje hacia el exterior de la curva.
Sin embargo, esto no supondrá ningún quebradero de cabeza para los conductores menos experimentados, ya el Bentley es demasiado caballeroso como para hacer que su propietario tenga dificultades a la hora de gobernarlo. Por un lado, el deslizamiento sobre las ruedas delanteras es muy discreto y fácilmente controlable y, por otro, el ESP ayuda con breves y suaves –casi imperceptibles– intervenciones para estabilizar de nuevo el vehículo.
La primavera como razón de ser
Concluido nuestro trayecto de prueba echamos un vistazo al ordenador de a bordo que nos informa del consumo: 23 litros. Es evidente que las dos marchas adicionales no logran calmar la sed de este descapotable, al menos no en la forma en la que lo condujimos nosotros. Sin embargo, tras la última etapa de la prueba que nos llevó a recorrer unos cuantos kilómetros por autopista, y a poner a prueba la famosa estabilidad direccional de Bentley, la imagen se relativizó.
Al final de la prueba el indicador marcaba 16 litros, una cifra razonable para tratarse de un deportivo de lujo con una potencia abrumadora. Y mientras reflexionamos sobre el hecho de que el Bentley Continental GTC es el descapotable perfecto para disfrutar de la primavera, las nubes cargadas de lluvia dan paso a un cielo azul y un sol brillante. Justo a tiempo para devolver el coche...