El nuevo S8 de Audi demuestra cómo gracias a la desconexión selectiva de cilindros uno puede mantenerse bastante por debajo de un consumo homologado ya de por sí extraordinario. Y pese a esta sobresaliente eficiencia, estamos hablando de una berlina de alta tecnología que también haría un buen papel dentro de un circuito. Las variantes de alto rendimiento de los buques insignia de Audi cuentan con una larga tradición, casi igual de larga que la de aumentar la potencia y el consumo con cada nueva reedición. La nueva generación del S8 –disponible en los concesionarios a partir de 2012– también es capaz de dejar atrás a su predecesor sin problemas, aunque en lo que respecta al consumo esta vez los de Ingolstadt han dado un giro de tuerca radical. Si el motor de aspiración V10 de 450 CV de potencia de su predecesor firmaba un consumo de 13,4 litros, ahora estaríamos hablando de una potencia de 520 CV con un consumo de 10,2 litros. La reducción asciende, por lo tanto, a un 23%.
La clave de esta increíble cifra de ahorro es el nuevo gasolina V8. La renuncia a dos cilindros, una inyección directa de gasolina en combinación con una sobrealimentación biturbo «twin scroll», diversas medidas de reducción del peso de la carrocería, un cambio automático de ocho velocidades y, sobre todo, la tecnología de desconexión selectiva de cilindros logran llevar la reducción de consumo a un nivel superior. Si bien ninguna de las técnicas de mejora de la eficiencia es nueva, Audi ha logrado perfeccionar su tecnología de desconexión selectiva de los cilindros a través de una solución inteligente. Gracias al sistema «Acustic noise control» (ANC), una invasión de contrasonidos impide que el conductor note el cambio de ocho a cuatro cilindros.
Un motor suave pese su funcionamiento V4
Los gasolina de 8 cilindros son especialmente apreciados por su extraordinaria suavidad de marcha. El cliente exige un gran empuje, pero está dispuesto a aguantar ruidos y vibraciones molestos. Sin embargo, en modo 4V al nuevo ocho cilindros del S8 le resulta imposible mantener esa suavidad de marcha. En este caso se producen vibraciones que los ocupantes percibirían de no ser porque éstas son eliminadas gracias a una contrafrecuencia que las solapa de forma selectiva.
Aquí entran en juego dos soportes especiales del motor que, gracias a una bobina electromagnética integrada y a una membrana flexible como la de un altavoz, generan sus propias vibraciones. Las molestas vibraciones generadas por el motor son analizadas a través de un sistema de sensores y anuladas convenientemente mediante las contravibraciones procedentes de los soportes activos.
Un sistema similar se utiliza, por ejemplo, en los auriculares de los pilotos, quienes gracias a unas contrafrencuencias oportunas no perciben los sonidos molestos del exterior. Audi también aprovecha este principio para el habitáculo. En este caso, una serie de micrófonos situados tanto en la parte delantera como en la trasera, registran los sonidos molestos y los eliminan también con las correspondientes contrafrecuencias.
Un oasis de silencio, calma y tranquilidad
Las marcas Lexus y Acura utilizan sistemas similares para lograr una agradable sensación de tranquilidad en el interior de algunos modelos. Sin embargo, la idea de Audi es «aislar» todo el habitáculo de forma más equilibrada y completa que en el caso de las marcas de lujo japonesas. En la práctica, las medidas acústicas adoptadas en el S8 tienen un efecto sorprendente, ya que esta berlina de lujo se convierte en un oasis de silencio en casi cualquier situación imaginable. Esta sensación se incrementa gracias a su amplia oferta de espacio, su completo equipamiento de confort, su cambio automático de ocho velocidades y un chasis suave.
El que se decida por una conducción tranquila, también podrá rebajar el consumo de esta potente máquina al nivel de un clase media. Tanto es así, que nuestro ordenador de a bordo nos sorprendió con la agradable noticia de un consumo de tan sólo 8 litros tras un recorrido de prueba de 60 kilómetros. Para lograr una conducción eficiente también resulta de gran ayuda el indicador de consumo en forma de barras situado en el cuadro de instrumentos y que se ilumina en verde –en lugar de en blanco– tan pronto como en el motor sólo se produzca combustión en los cilindros 1, 4, 5 y 7.
También es posible ir rápido con cuatro cilindros
A cualquiera que sea capaz de integrar la información de este indicador en su estilo de conducción, le resultará sencillo provocar a menudo esa reducción de cilindros, logrando así unos consumos relativamente reducidos. El modo V4 se mantiene activo hasta un máximo de 3.500 vueltas y, en ocasiones, es posible llegar a los 180 km/h. Incluso en pendientes con poca inclinación el empuje de los cuatro cilindros puede resultar suficiente.
Sin embargo, si se pisa un poco más el acelerador, entonces se desata de inmediato el enorme potencial del S8. Los puntos de cambio resultan imperceptibles, como también les resultará imposible a los ocupantes notar el funcionamiento algo más áspero del motor con los cilindros desconectados. Por el contrario, para lograr un registro de 8 litros y, por lo tanto, un valor claramente por debajo del consumo homologado, es necesario tomarse las cosas con calma. Aquél que consiga desplazarse sin más al ritmo del tráfico, incluyendo quizá algún que otro acelerón intermedio, conseguirá mantener el S8 en su consumo homologado. Y así fue como realizamos una de nuestras primeras tomas de contacto, en la que ordenador de a bordo marcó tan sólo 10,5 litros de consumo, una cifra excelente si tenemos en cuenta el segmento y el nivel de potencia de este Audi.
¿Y en el circuito?
Sin embargo, el S8 sirve para mucho más. Con sus 650 Nm disponibles entre las 1.700 y las 5.500 revoluciones, el S8 es capaz de firmar un tiempo de aceleración de tan sólo 4,2 segundos. La tracción integral, el diferencial deportivo, la dirección dinámica, el chasis deportivo y los frenos cerámicos convierten al S8 en una berlina de alto rendimiento sumamente ágil. El circuito de alta velocidad de Navarra nos permitió comprobar todas estas cualidades.
En este sentido, lo que más echamos de menos fue la acústica marcial del motor, ya que tanto en su interior como desde fuera el S8 resulta extremadamente silencioso, incluso cuando se le exige el máximo. Al principio nos resultó complicado estimar la velocidad a la que entrábamos en las curvas, en parte también debido a esta falta de respuesta acústica.
Esto nos obligó en alguna ocasión a pisar a tope el pedal del freno para, una vez llegados al vértice de la curva, aprovechar su inmensa potencia para salir disparados hacia adelante. Es cierto que el cambio automático podría reducir de forma más espontánea, pero tras un pequeñísimo retardo, el S8 es capaz de acelerar de forma brutal sobrevirando ligeramente sobre la zaga. Con todos los parámetros configurados en modo `dinámico´, este potente Audi transmite una sensación de conducción precisa y electrizante, mostrando una facilidad de manejo inaudita, incluso en situaciones de subviraje o sobreviraje. Sin embargo, puede llegar el momento en el que su marcada inclinación a deslizarse sobre las ruedas delanteras moleste un poco. En cualquier caso, por naturaleza, a este coloso excesivamente pesado en la parte delantera le resulta imposible llegar al nivel de dinamismo de cualquier superdeportivo racial, ligero y de construcción mucho más plana.
Maneras de despilfarrar el dinero
No obstante, los que prefieran sacar a la luz todo el potencial que se esconde debajo del capó de un S8 tendrán que aceptar consumos de 30, 40 e incluso 50 litros. En este caso, las gomas delanteras tan sólo aguantarán unas pocas horas y, además, los frenos sufrirán enormemente debido al calor. Como podemos ver, el que quiera podrá exprimir el potencial derrochador del S8 hasta sus últimas consecuencias.
Y derrochador también tendrá que ser el que decida hacerse con uno de ellos, ya que la versión básica del S8 cuesta 112.000 euros en Alemania. Precisamente aquí es donde se pone de manifiesto la paradoja de este coche. Al que esté dispuesto a gastarse tanto dinero en un coche seguramente le interesará bastante poco si consume diez o veinte litros. El típico conductor de un S8 tampoco se desvivirá por conducir su imponente y cara berlina de lujo en modo V4.
En este sentido, la ventaja que ofrece el S8 en cuestión de eficiencia es más bien superflua. Además, al medio ambiente lo que le vendría bien sería que el grupo VW introdujera la tecnología de desconexión selectiva de los cilindros en los modelos de gran tirada. Y esto será efectivamente lo que ocurra dentro de unos meses con el Audi A1 1.4 TSI, cuyas cifras de consumo estamos deseosos de ver. Si nos guiamos por los resultados obtenidos por el S8, este modelo seguramente también logrará mejorar su eficiencia.
Conclusión
Compre un ocho cilindros y conduzca con cuatro. El que lo haga realmente podrá presumir de unas cifras de consumo verdaderamente sorprendentes. La casa de los cuatro aros ha perfeccionado su tecnología «Audi cylinder on demand» o, lo que es lo mismo, su tecnología de desconexión selectiva de cilindros para poder aprovecharla incluso en el día a día. Sin embargo, la verdadera diversión al volante de un S8 pasa por despilfarrar, ya que con su inconmensurable potencia este automóvil de lujo no invita precisamente a una conducción moderada.
