El éxito conseguido por este concepto retro procedente de Múnich dejó en una cuestión de tiempo el que otras marcas se subieran al carro. Así, y debido a la ausencia de un historial propio dentro de este segmento, Audi ideó el A1 sobre la base del Polo, pero sus 185 cv poco tenían que hacer contra un John Cooper Works de 211 CV. Sin embargo, los de Ingolstadt pudieron echar mano de otra historia, una historia diferente. Se llama tecnología quattro. Para convertir un convincente A1 de 256 CV de potencia en un automóvil de tracción permanente fue necesario reformarlo de cabo a rabo. Ni más ni menos que 600 piezas fueron necesarias para, entre otras cosas, lograr acoplar el eje trasero del Audi TT S, incorporar un depósito desarrollado especialmente para él, eliminar la rueda de repuesto para hacer hueco al embrague de discos múltiples en el eje trasero, y así un largo etcétera de modificaciones.
Gran revuelo
El enorme spoiler de techo ha servido tanto para armar un gran revuelo como para cumplir una determinada función, ya que el A1 quattro no ha optimizado su velocidad máxima, pero sí su agilidad. Ahora se genera más presión de contacto a través de la aerodinámica y ésta, a su vez, limita la velocidad máxima a 245 km/h.
En la parte delantera nos encontramos el mismo motor turbo TFSI de dos litros que monta el TT S, ya que un cinco cilindros no hubiera cabido bajo ninguna circunstancia. Eso es, al menos, lo que afirmaron los desarrolladores antes lanzar la pelota al tejado de los preparadores de automóviles para que ellos pelearan con el problema de la seguridad en caso de colisión. El A1 también debe prescindir del cambio de doble embrague, aunque debemos decir que «prescindir» no es el término correcto, puesto que el cambio manual de seis velocidades resulta sumamente adecuado para el conjunto, ya que antepone una mayor diversión al volante al confort diario.
Quattro
La tracción total denominada quattro no es otra cosa que un componente que, en caso de diferencia de giro entre los ejes, suma el eje trasero al eje delantero a través de un embrague de discos múltiples. Las gamas Quattro con motores longitudinales (a partir del A4 en adelante) presentan una tracción integral permanente algo más complicada con diferencial Torsen.
La fabricación del A1 quattro se limitará a 333 unidades y no hay disponible ningún componente opcional, ya que cuenta con lo mejor de la lista de extras y en Inglaterra, por ejemplo, solo se venderá con el volante a la izquierda. Por unos 53.000 euros, cualquier amante de la marca de los cuatro anillos podrá disfrutar de un pequeño bólido en el que se ha diseñado con mimo hasta el último detalle, con dos tubos de escape de 10 cm, alerón trasero superior, techo lacado en negro brillante y faldón trasero a juego, así como cuentarrevoluciones rojo y un frontal que clama por un circuito de carreras. Y no debemos olvidar las llantas de 18 pulgadas lacadas en blanco, una reminiscencia del Sport Quattro de los años 80.
En nuestra primera toma de contacto tuvimos el placer de probar este mini deportivo sobre un lago helado en Suecia.
Prestaciones
Potencia tiene a raudales y la posición de conducción se puede regular de forma óptima gracias a sus extraordinarios asientos deportivos. En estos casos, nadie se fija en el equipamiento completo, ya que tanto el navegador como el sistema de entretenimiento permanecen apagados. El pomo de la palanca de cambios es de tacto agradable, aunque los recorridos de cambio son algo largos.
El par motor máximo está disponible entre las 2.500 y las 4.500 vueltas (350 Nm); el turbo se revoluciona fácilmente e incluso pide más superadas ya las 6.000 revoluciones. En nuestra pista de pruebas nevada solo tuvimos la oportunidad de cambiar dos veces a tercera, ya que el resto de las curvas las recorrimos en segunda.
Manejo
Para los amantes de los derrapes bien hechos, la conexión adicional del eje trasero a través del embrague de discos múltiples supone algo más de trabajo que con una tracción integral Torsen. La configuración del A1 quattro muestra una clara tendencia al subviraje y, por este motivo, es necesario insistir un poco más, aunque siempre podemos recurrir al freno de mano. Sin embargo, una vez que hemos logrado cruzarlo, el impulso transversal es brutal. En este sentido, la dirección es sumamente directa y los pequeños tirones no suponen ninguna distracción con respecto al piso nevado. Rápidamente se adapta uno al coche, lo que permite concentrarse plenamente en la siguiente curva mientras que los ángulos de giro y de paso se calculan de forma intuitiva.
Según la casa, el consumo medio es de 8,5 litros, una cifra que resulta difícil de alcanzar y que tampoco es aceptable para un utilitario. Sin embargo, para un automóvil deportivo, que alcanza los 100 km/h en menos de seis segundos, se trata de un valor excelente. A la vista de lo limitado de su edición, resulta casi superfluo discutir sobre la necesidad e idoneidad de un automóvil de este tipo.
Conclusión
No es necesario, pero seamos sinceros: estaría muy bien tener este coche en nuestro garaje. El Audi A1 quattro es un automóvil deportivo maravillosamente ágil que cuenta con un motor ya conocido, potencia en grandes dosis y una puesta en escena que hace palidecer al mismísimo Mini John Cooper Works. Esperamos que los 333 propietarios no lo hagan desaparecer en las profundidades de sus colecciones, sino que se desplacen con él para poder disfrutar de su presencia en las carreteras.
