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Primer contacto: Alfa Romeo 4C – Tiempos modernos

La filial del grupo Fiat, Alfa Romeo, ha estado en el centro de atención en los últimos años, especialmente en la mirada de VW, cuando su jefe, Ferdinand Piëch admitió que le gustaría incorporar a su grupo esta compañía italiana.

El CEO de Fiat, Sergio Marchionne, desmintió rápidamente estos planes, que en mayor o menor medida inflaron de valor a la marca italiana. Ahora, Alfa vive una etapa de relativa calma ya que, después de terminar con la producción de los modelos 159, Brera, Spider y GT, sólo se ha quedado con el Mito y el Giulietta. Sin embargo, el nuevo 4C acaba de devolver a la marca una impresionante señal de vida. Muchos de los que daban por muerta a Alfa Romeo ahora se interesarán como nunca por la marca, aunque sólo sea por admitir la incuestionable belleza del 4C. Pero además de su diseño, lo primero que sorprende es que el motor, un 1.8 litros de cuatro cilindros (4C viene a simbolizar el concepto “quattro cilindri”) hace un ruido como si fuera un motor mucho mayor. Desde el exterior, cualquiera que no haya leído antes las características técnicas pondría la mano en el fuego por asegurar una cilindrada nunca inferior a los tres litros. El sonido grave, ronco y enfático del 4C exigen respeto, mucho respeto.

Lástima que el conductor y el acompañante lo reciban con demasiada intensidad, ya que el efecto resonador está demasiado presente en el habitáculo. En este sentido, algo más de aislamiento entre el interior y el propulsor montado delante del eje trasero sería deseable.

Más ruido, menos comodidad

No obstante, Alfa ofrece un paquete deportivo en el que se potencia todavía más el sonido del escape, se añaden además ruedas más grandes y la suspensión se rebaja a la mínima distancia con respecto al suelo. En cuanto a la habitabilidad, una clase de yoga no vendría nada mal a sus propietarios, ya que, según qué alturas, costará introducirse en el interior del 4C. En cierto modo es lógico si pensamos que apenas mide 3,99 metros de largo y 118 cm de altura. Sin embargo, una vez colocado en la parte trasera uno no se siente tan incómodo.

En lo que se refiere a las calidades de procesamiento y a la selección de materiales surgirán las primeras críticas ya que estos dos puntos son claramente mejorables debido a las limitaciones financieras por contener el precio final del producto. En este punto podrían mejorarse algunos paneles del interior, se podría dotar al capó de un muelle de gas o se podría incluir la dirección asistida, que brilla por su ausencia.

Rápido, muy rápido

Sin asistencia en el volante, la belleza del 4C requiere ser manejada por unos brazos fuertes desde el mismo momento en el que sale de su plaza de aparcamiento. No obstante, nada más introducir la primera marcha de la transmisión de doble embrague de seis velocidades desaparecen los lamentos. Una vez en movimiento, las preocupaciones desaparecen tan rápido como el Alfa aumenta su velocidad. En cifras, el 4C necesita exactamente 4,5 segundos para establecer una aceleración completa hasta los cien kilómetros por hora y su velocímetro digital muestra un máximo de 258 km/h. Es difícil creer que una aceleración tan bruta (es más de un segundo más rápido que un Porsche Cayman de 275 cv) se consiga con “sólo”  241 cv y 350 Nm.

En 900 kg

El principal responsable de esta aceleración es el peso mínimo. En vacío, es decir sin gasolina, aceite o sin el líquido del limpiaparabrisas, el Alfa 4C pesa sólo 895 kg. Este peso es posible debido al chasis monocasco realizado en fibra de carbono, producido en la fábrica de Maserati en Módena con un ritmo de fabricación de 3.500 unidades por año. Lleno de los suministros necesarios y al menos con el conductor, se supera la tonelada de peso.

Absolutamente preciso

El bajo peso, la suspensión rígida y la dirección ultra-directa hacen que la conducción del 4C se describe con el usadísimo término “go-kart”, es decir, como la máquina de competición más básica que existe. El chasis de este Alfa actúa en la carretera como una auténtica tabla y obedece ante cualquier movimiento del volante de forma muy precisa, haciendo que haya que llevar verdaderamente al límite su capacidad para hacer que entre en funcionamiento el ESP.

Además de los tres modos clásicos de conducción (normal, dinámico y all-weather) se ha añadido una opción “Race” en la cual se desactiva totalmente el control de estabilidad. Para los amantes de las emociones fuertes, el 4C cuenta con un sistema de salida rápida capaz de poner los pelos de punta a cualquiera y conseguir una descarga de adrenalina totalmente adictiva.

Los atletas de la falta de ingresos altos

El 4C no es un producto dirigido exclusivamente a los ricos, sino también a cierto sector de la clase media que pueda darse un gran capricho en la vida. Porque, con un precio base de  €54.000 éste es uno de los italianos con mejor relación deportividad-precio. La lista de opciones es prácticamente inexistente, ya sólo conducirían a elevar el peso y limitar las prestaciones.

Conclusión

Alfa Romeo vuelve a estar de moda. La marca vuelve a dar señales de vida con el nuevo 4C que, si bien no es el deportivo perfecto, sí ofrece la suficiente combinación de  energía, precisión y prestaciones. Alfa ofrece este sueño a un precio decente, justo y sin sorpresas en la factura porque no hay equipamientos que puedan engrosar el precio final.

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